En 2025 están programados grandes negocios empresariales. ¿Inversionistas estarían pasando la página de la incertidumbre?

Pese a que 2024 terminó con una gran preocupación por la situación fiscal del país y con una creciente expectativa por lo que vendrá en un año preelectoral, como lo es 2025, en el frente empresarial hay razones para el optimismo.

Tras dos años de declive continuo en los sectores industrial y comercial, afectados por la duda sobre posibles modificaciones en las reglas de juego que rigen el mundo empresarial, el presente año comienza con expectativas de millonarias transacciones. Esto sugeriría que un número creciente de hombres de negocios está superando el pesimismo y volviendo a invertir.

Bien lo explica el experto en temas bursátiles Felipe Gómez, quien dice que, si bien sigue siendo el mismo país, los inversionistas están aprendiendo a mirarlo con unas gafas para el tema político y con otras para el manejo de su billetera. El resultado de eso es una reactivación de los grandes negocios, los cuales pueden tener impacto tanto en la Bolsa de Valores como en la actividad productiva.

Quizás una de las transacciones más llamativas de este 2025 es la unión entre Davivienda y el gigante canadiense Scotiabank, que es el accionista mayoritario de Colpatria en Colombia.

Como resultado, nacerá una nueva entidad financiera, que sumará 27,4 millones de clientes en Colombia y Centroamérica, que se convertirá en el nuevo rey de las tarjetas de crédito en el país y se solidificará como el tercer mayor conglomerado bancario colombiano. Sin embargo, para los analistas, lo más destacado en esta transacción es la decisión de Scotiabank de no irse del país, como se venía especulando previamente, sino de entrar como socio de Davivienda, dado que queda con una participación del 20 por ciento en la nueva compañía.

Según las cuentas de los analistas de Bancolombia, en la entidad que nazca tras la fusión de Davivienda y Scotiabank, este último aportaría el 28 por ciento de los activos, el 27 por ciento de la cartera bruta, el 30 por ciento de los depósitos y el 29 por ciento del patrimonio, lo que también les dará a los canadienses un puesto en la junta directiva.

El negocio aún está sujeto a la aprobación de las autoridades competentes, pero también implicará nuevos recursos para el Grupo Colpatria, que pertenece a la familia Pacheco y que era el socio local de los canadienses.

El Grupo Colpatria decidió salir por completo del banco que lleva su nombre y del que aún tenía el 43,9 por ciento. Se lo venderá a Scotiabank, así como el 5,4 por ciento que aún tenía en la Fiduciaria Scotiabank Colpatria y el casi 2,5 por ciento con el que contaba en Scotia Securities. No se reveló el monto de esta transacción, pero es definitivo que le dará recursos frescos a un grupo económico con 70 años de tradición en negocios de infraestructura vial, energía, construcción y activos inmobiliarios. “En este punto, el banco ya representa menos del 15 por ciento de los activos del grupo y una vez ocurra el cierre de esta transferencia del activo, continuaremos analizando dentro de nuestro portafolio de inversión alternativas en el sector financiero que nos permitan seguir siendo actores relevantes”, afirmó José Fernando Llano, presidente del Grupo Colpatria.

Con nuevo nombre

Otra movida empresarial grande que se concretará este año es el plan del Grupo Bancolombia de simplificar su estructura corporativa mediante la creación de una nueva holding que se llamará Cibest y que controlará cada uno de sus activos por separado. “El objetivo es separar los roles de establecimiento bancario de Bancolombia, por un lado, y de matriz del Grupo Bancolombia, por el otro”, explican en la fiduciaria y comisionista Alianza.

Bancolombia comprende varios negocios, por mencionar algunos: fiduciario, comisionista de bolsa, Nequi, así como bancos en Panamá, El Salvador y Guatemala, entre otros. Actualmente, todos esos negocios están bajo el control de un banco y pasarán a estar bajo la sombrilla de Cibest. Esta última será ahora la entidad que cotice en las bolsas de Colombia y de Nueva York, por lo que las acciones ordinarias y preferenciales de Bancolombia junto con los ADR serán cancelados y reemplazados por acciones del Grupo Cibest. “Este cambio no representa dilución ni acrecimiento para los accionistas, así como tampoco hay transferencia de valor para un tercero”, explican en Alianza, y aclaran que es una movida que también busca resolver un impedimento que tienen los bancos nacionales, los cuales no pueden recomprar sus propias acciones, algo que sí pueden hacer las holdings. Con esa idea en mente, el plan del grupo financiero es recomprar acciones por hasta 300 millones de dólares.

Divorcio tras 46 años

“Durante los últimos tres años, tuvimos la oportunidad única de presenciar uno de los eventos corporativos más fascinantes de Colombia en las últimas dos décadas: la batalla por el control del Grupo Empresarial Antioqueño (GEA)”, aseguran en BTG Pactual y agregan que dicho evento marca un momento crucial en la historia empresarial del país, pues desde noviembre de 2021 se lanzaron nueve ofertas públicas de adquisición para Nutresa, Grupo Sura y Grupo Argos, firmas que implementaron iniciativas para desbloquear valor y mejorar los rendimientos para los accionistas.

El Grupo Gilinski logró el control del 99,4 por ciento de Nutresa y en 2025 se espera que se escriba el último capítulo con Grupo Sura y Grupo Argos, desenredando su estructura de participación cruzada de 46 años. “En nuestra opinión, esta transacción es positiva, ya que simplifica la estructura corporativa de ambas empresas, agudiza su enfoque en sus negocios principales: infraestructura, cemento y energía para Grupo Argos, y servicios financieros para Grupo Sura, y en última instancia vuelve a convertir a estas compañías en invertibles para los inversores internacionales”, subrayan en BTG.

Justamente, una de las empresas del conglomerado paisa, sobre la cual hay grandes expectativas para este año, es Cementos Argos, que comenzó 2024 con una fusión con la estadounidense Summit Materials, de la cual adquirió el 31 por ciento, y terminó el año vendiendo ese activo, lo que le generó beneficios por 2.300 millones de dólares. Contar con esa enorme liquidez no solo impulsará este año las acciones de Cemargos (que en 2024 se valorizaron 55 por ciento), sino que le podría servir para apalancar nuevos negocios, por ejemplo, en aeropuertos con la filial Opaín.

Otras grandes movidas empresariales podrían correr por cuenta de Ecopetrol, como apoyo a las políticas de transición energética del Gobierno. La mayor compañía del país podría empezar a absorber electrificadoras en problemas, los proyectos eólicos que no han avanzado en La Guajira e incluso Air-e, la distribuidora y comercializadora de luz de la Costa, hoy bajo intervención del Gobierno.

Si bien son negocios que los analistas consideran que le podrían restar valor a Ecopetrol, no los desechan debido a la creciente presión de la Casa de Nariño para convertir a la petrolera en protagonista de la transición energética.

Paralelamente, hay perspectivas de negocios en el Grupo Energía Bogotá (GEB), debido a sus buenas proyecciones de crecimiento locales y en sus operaciones de Brasil y Perú.

También hay expectativas frente a las movidas del Grupo Aval, el cual viene cambiando los directivos de su plana mayor y se especula sobre sus próximas acciones, en un negocio cada vez más competido y en el que sus dos grandes rivales (los grupos Bancolombia y Bolívar) están en pleno reacomodo.

Como asegura el legendario empresario Arturo Calle: en 2025, aquel que va a gastar o invertir no se abstenga, argumentando la situación del país. “Necesitamos que sean optimistas y digan: ‘Esto continúa, quiero comprarme tal cosa y voy y me la compro’”, reitera.