Economía
¿La caída en la natalidad se relaciona con los decrecimientos en matrículas? Sí, pero no lo explica todo
Andrea Escobar, directora de la Fundación Empresarios por la Educación, advierte que la caída en los nacimientos podría agravar las inequidades en aprendizaje y calidad educativa entre estudiantes y regiones.

SEMANA: ¿Cómo se han comportado las matrículas en los últimos años?
ANDREA ESCOBAR: La matrícula a nivel nacional está teniendo una tendencia decreciente en los últimos años. De hecho, la reducción de estudiantes matriculados en el sistema educativo entre 2022 y 2023 supera la de 2019 a 2020 durante la pandemia por Covid-19.
Mientras en 2018 el sistema educativo colombiano atendía a 10,1 millones de estudiantes de educación preescolar, básica y media, en 2023 el Ministerio de Educación Nacional reportó 9,8 millones de matriculados en los distintos niveles educativos, una caída del 3 % que es equivalente 305.000 estudiantes aproximadamente.
Al desagregar esta variación año a año, entre 2022 y 2023 la matrícula cayó en 166.077 estudiantes, es decir, el 55 % de la caída neta entre 2018 y 2023. El sistema solo experimentó un choque similar entre 2019 y 2020, durante el cierre de las instituciones educativas causado por la pandemia de la covid-19 donde se reportó que 135.000 estudiantes dejaron de estar matriculados en el sistema educativo colombiano.
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SEMANA: Después de conocerse los resultados de la baja natalidad en el país por parte del Dane, ¿qué significa esto en el campo educativo?
A.E.: La caída en natalidad está relacionada con los decrecimientos en matrícula; sin embargo, su efecto no logra explicar del todo la variación presentada en la matrícula entre 2022 y 2023.
Al analizar las variaciones en la matrícula por edad, las caídas más fuertes se presentan en jóvenes de 16 y 20 años (-2,9 %) y de 11 a 15 años (-1,8 %). Y al revisar los cambios por nivel educativo, se observa que el nivel de secundaria fue el más afectado con una caída del 3,0%.
Esto indica que la pérdida de estudiantes se presenta en mayor medida en los grados más altos de la trayectoria y, en consecuencia, ligar la caída en la matrícula a un fenómeno netamente demográfico no responde la pregunta de la baja de estudiantes. La pregunta interesante para hacerse en estos momentos es porqué los estudiantes no están completando la trayectoria educativa, a dónde se están yendo y cómo el sistema educativo y la sociedad apoya para que los niños y jóvenes no abandonen el sistema.
SEMANA: ¿Cuál es el impacto de este escenario en los colegios del país?
A.E.: Hoy, las variaciones en natalidad y matrícula presentan diferencias significativas respecto al choque experimentado en 2020. Por un lado, no se ha presentado una situación coyuntural que obligue al cierre masivo de instituciones educativas. Por otro, el país no ha experimentado una crisis económica que impacte sustancialmente el ingreso de los hogares y aumente la probabilidad de que los jóvenes se vean obligados a abandonar sus estudios con el fin de buscar ingresos para sus familias. De hecho, según cifras del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), tanto la pobreza monetaria como la pobreza multidimensional en Colombia se redujeron.
El impacto lo estamos viendo principalmente en los colegios públicos del país. Mientras que entre 2019 y 2020 la caída en la matrícula afectó de manera proporcional al sector oficial y no oficial (-1,2 % y -1,8 % respectivamente); entre 2022 y 2023, el sector oficial perdió 193.983 estudiantes (-2,5 %), mientras el sector no oficial ganó 27.906 (+1,3 %).
SEMANA: Según Anif, este no es un fenómeno nuevo, ¿Ya se ha materializado algún riesgo sobre lo que esto significa?
A.E.: Un riesgo inmediato es la profundización de las inequidades de aprendizaje y calidad educativa entre estudiantes y territorios del país. Concretamente: las secretarías de Educación Certificadas que presentaron una mayor disminución en la matrícula fueron: Buenaventura (-7,7%), Ciénaga (-7,4%), Tumaco (-7,3%), Tuluá (-7,1%) y Magdalena (-5,2%).
Entre estos resaltan Ciénaga y Magdalena; no solo porque geográficamente son secretarias que pertenecen al mismo departamento, sino porque desde 2020 venían presentando variaciones positivas en la matrícula comparadas con el periodo 2022 – 2023, en el que caen drásticamente.
Por otra parte, Buenaventura, Tumaco y Tuluá, que también comparten una proximidad geográfica, venían presentando una tendencia negativa en la variación de la matrícula; sin embargo, en el último periodo esta tendencia se profundizó aún más, con variaciones de hasta -7 puntos porcentuales.

SEMANA: ¿Se han dado cierres de colegios o escuelas por las caídas en la natalidad?
A.E.: Sí. De acuerdo con información del Ministerio de Educación Nacional, de 2018 en adelante han cerrado más 6.000 sedes educativas (equivalente al 12% del total del país aproximadamente); de las cuales el 60% eran públicas. Y con base en los datos de la Encuesta de Educación Formal C600 del Dane, en 2023 hubo 379 sedes menos que en 2019.
SEMANA: ¿A qué se va a enfrentar el país en el futuro?
A.E.: Las bajas cifras de natalidad seguramente se verán representadas en los próximos cinco años cuando inicien el grado transición. Estas variaciones en la matrícula y los patrones encontrados, más que un número o un dato frío son un llamado a la acción en varios frentes para el Gobierno nacional y los gobiernos territoriales. Además de garantizar el talento humano, la infraestructura física y tecnológica y las condiciones de seguridad para la prestación del servicio educativo, es importante implementar acciones concretas que aseguren tanto el acceso como la permanencia de los estudiantes en el sistema desde los niveles de educación inicial. Algunas rutas son: definir estrategias de prevención de la deserción escolar focalizadas en los estudiantes con mayor riesgo; programas de remediación de aprendizajes; sistema de desarrollo profesional con formación pertinente y diferenciada para directivos y docentes; crear un esquema de incentivos que premie a las ETC que movilizan indicadores positivamente y que invierten eficientemente los recursos; fomentar el involucramiento de los acudientes en el proceso de formación; prevenir la repitencia y la reprobación; evaluar para mejorar (estudiantes, profesores, programas, e instituciones en todos los niveles educativos); y trabajo mancomunado entre el sector público y privado.
SEMANA: ¿La Fundación tiene algún análisis sobre el tema?
A.E.: El Observatorio a la Gestión Educativa de la Fundación permite consultar de manera abierta al público el comportamiento de la matrícula en los últimos años a nivel nacional, departamental y las 97 Entidades Territoriales Certificadas del país para cada uno de los niveles educativos. También presentamos otros indicadores relevantes del sector para complementar la información que brinda el de matrícula. Por ejemplo: tasas de deserción, repitencia, y reprobación; resultados en las pruebas Saber (11°, Pro, TyT); resultados de las pruebas PISA, ERCE y TALIS; características del talento humano del sector educativo; características de infraestructura física y tecnológica de los colegios; proyectos de ley en educación durante cada periodo legislativo; metas de los planes de desarrollo nacional y territoriales; y programas e iniciativas en educación del sector público y privado implementadas en el territorio nacional. Pueden consultarse, por ejemplo, 97 diagnósticos para cada una de las Entidades Territoriales Certificadas del país que analizan las tendencias en matrícula y también cada uno de los demás indicadores mencionados. Finalmente, en los resultados de nuestros estudios de percepción a Jóvenes entre 12 y 18 años y Directivos y Docentes realizados en 2024 mostraron que 49% de los jóvenes declararon que los principales factores que los llevarían a desertar son la exposición a situaciones de conflicto y violencia en las instituciones educativas. Y 39% declararon que la forma de enseñar de los docentes.

Desde la perspectiva de los directivos y docentes, el 89% declararon que las principales razones por las que los estudiantes desertan son la falta de recursos económicos, problemas de desempeño académico (72% directivos y 65% docentes), y también exposición a acoso, violencia y consumo de sustancias (54% directivos y 57% docentes).