POLÉMICA
La fuerte crítica a financiación de granjas animales que hacen ONG
Aseguran que los bancos de desarrollo no deberían patrocinar la cría intensiva de pollo, cerdo y reses. Les preocupan los efectos sobre el bienestar animal, el medioambiente y la salud humana.
El coronavirus se convirtió en otro caballo de batalla de movimientos ambientalista y animalistas, que ahora están pidiendo que los bancos de fomento y multilaterales como el Banco Mundial o el Banco Europeo para la Reconstrucción y Desarrollo, no financien a las granjas de cría animal, con el argumento de que esta actividad ha fomentado el brote de nuevas pandemias, deforestación y cambio climático.
Las ONG Sinergia Animal, Global Forest Coalition y Feedback son las que están promoviendo esta idea y sostienen que, en la agricultura animal intensiva, los animales viven “en condiciones menos que ideales”, lo que puede impulsar la propagación de nuevas enfermedades, similares a la covid-19.
Aseguran que en las granjas industriales comúnmente tienen condiciones insalubres, animales hacinados y con condiciones genéticas demasiado similares, por lo que no ofrecen resistencia a contagios acelerados. “Esto también conlleva importantes riesgos para la salud humana. Estas granjas consumen grandes cantidades de fármacos y según la Organización Mundial de la Salud, en algunos países 80% del total del consumo de antibióticos médicamente importantes corresponde al sector animal. Esto significa que la agricultura animal contribuye de forma significativa a la resistencia a los antibióticos, que mata a más de 700.000 personas anualmente y puede propiciar el brote de enfermedades más fuertes y potencialmente más virulentas”, asegura un comunicado conjunto de las ONG.
Citan una investigación del Bureau of Investigative Journalism y del periódico The Guardian, según la cual, la Corporación Financiera del Banco Mundial y el Banco Europeo para la Reconstrucción y Desarrollo ha destinado US$2.600 millones a la producción industrial de cerdo, pollo y res, así como a empresas de productos lácteos y procesadoras de carne, durante los últimos 10 años.
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Pese a estas acusaciones vale la pena anotar que, si bien no todos los productores de proteína animal se preocupan por el bienestar de los animales, si hay un movimiento creciente hacia la producción orgánica, que cuida de estos aspectos, aunque sigue siendo minoritarios frente al total.
Impulso a la deforestación
Además del tema de salud, las ONG alertan por el impacto en ambiental de las granjas animales a las que acusan de ser responsables de gran parte de la deforestación tropical, pues se cortan árboles para crear potreros o para sembrar soya y maíz, insumos claves de la alimentación animal. “La ONU indica que 75 por ciento de todos los patógenos humanos emergentes son zoonóticos y actividades como la deforestación y la invasión del hábitat aumentan el riesgo de transmisión de enfermedades, al acercar a los humanos y a animales domésticos a los animales salvajes, quienes pueden portar los virus”, insisten las organizaciones.
Katherin Torres, coordinadora de Campañas de Sinergia Animal, reitera que los bancos de desarrollo deberían ayudar a la humanidad, creando un mundo más sostenible y seguro, pero van en el camino opuesto al financiar las peores prácticas de agricultura animal. “Estas instituciones se sostienen con contribuciones de los gobiernos de todo el mundo. Estamos pidiendo que cambien sus inversiones y creen un futuro seguro para todos”, afirma.