Finanzas

La generación Z se endeuda con un clic y hoy es de las que está más llevada por las obligaciones financieras

El acceso al crédito para los jóvenes ha aumentado. Su primera experiencia de deuda la adquieren al comprar un celular.

23 de mayo de 2025, 11:30 a. m.
Crédito
Muchos jóvenes gastan sin tener claridad sobre los costos relacionados, tales como las tasas de interés o las fechas de vencimiento y pago. | Foto: Getty Images

La generación Z, jóvenes nacidos entre 1997 y 2012 se enfrenta a un fenómeno silencioso pero persistente, el endeudamiento. Esto se da debido al hecho de haber crecido con la conexión a una narrativa aspiracional que exige estar a la moda, viajar, tener lo último en tecnología y asistir a cada evento viral.

Este cóctel ansiolítico que se esconde detrás de la presión que genera el consumo de las redes sociales, combinado con los pagos digitales invisibles y la falta de educación financiera, hace que los zoomers se expongan a la fragilidad económica, convirtiéndose en deudores sin darse cuenta.

Bajo este contexto, de acuerdo con cifras de Datacrédito Experian, empresa dedicada a recopilar el historial crediticio de las personas, los jóvenes cada vez muestran más interés en asumir responsabilidades financieras dado que, de todas las obligaciones que se otorgaron en 2023, el 26 % fueron asumidas por menores de 28 años.

Lucas Souza, Head of KVZ Labs de Kuvasz Solutions, compañía de innovación tecnológica para la industria financiera, argumenta que los jóvenes progresivamente han ido accediendo a productos financieros tales como tarjetas de crédito o apps de pagos a plazos. Aunque estos son una buena opción para construir un historial crediticio, y ayudan a simplificar el acceso a bienes y servicios también pueden suponer riesgos financieros “varios emplean estos procedimientos como si fueran un aumento de su ingreso, sin tener claridad sobre los gastos relacionados, tales como las tasas de interés o las fechas de vencimiento y pago”, afirma Souza.

Pagos invisibles

En una sociedad donde la tecnología evoluciona constantemente, se ha visto un debilitamiento en las percepciones de gasto. Hoy, con un clic, un código QR o una aplicación bancaria aparece el dinero en cuestión de segundos. En ese sentido, para la generación Z, que ha crecido con estas herramientas, la experiencia de gastar se ha vuelto casi invisible.

En 2024, la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) dio a conocer un informe en el cual habla del entorno digital y la pérdida de conciencia del gasto. Allí, Elisabeth Ruiz-Dotras, profesora de los Estudios de economía y Empresa de la institución, menciona que el aumento de las deudas en esta generación se da en gran medida por el entorno digital en el que se desenvuelven.

“La transición del efectivo a los pagos digitales ha reducido la percepción del gasto”, señala la experta.

Y es que se puede decir que este es un mecanismo que utilizan las empresas para fomentar gastos, pues de acuerdo con un reciente estudio de la revista Nature, el uso de dichas herramientas digitales reduce la sensibilidad al precio y activa el sistema de recompensa del cerebro, fomentando así el consumo impulsivo.

Compras
“Hay una tendencia hacia una comparación social que busca superar a otras personas en nuestro consumo. Si tengo una botella de vino mejor que la tuya, entonces gano”, menciona Michael Norton, psicólogo y profesor de administración de empresas en la Harvard Business School. | Foto: Getty Images

Un entorno digital consumista

Las redes sociales, especialmente Instagram, Pinterest y TikTok, exponen a los usuarios a una amplia variedad de productos y estilos de vida aspiracionales, fomentando el conocido fenómeno del Fear of Missing Out (FOMO), o miedo a perderse de algo y a no sentirse parte de un grupo. Por otro lado, los jóvenes enfrentan diariamente otra trampa: la publicidad, diseñada estratégicamente para captar su atención y moldear sus deseos.

Es así que los productos, los viajes y los eventos terminan drenando los bolsillos de los Z. Comenzando por la presión de vestir a la moda, la cual causa que compren una cantidad de productos por mercados en línea como Shein y Temu; la adquisición de tecnología de última generación, como los últimos audífonos y el último Iphone para no caer en lo obsoleto; el pago de experiencias “instagrameables” como salidas a restaurantes exclusivos o escapadas de fin de semana.

Y finalmente, no se puede desestimar la euforia y la expectativa que generan los conciertos y el entretenimiento. Un ejemplo de esto se evidenció en la alta demanda que generó el concierto de la cantante barranquillera Shakira, con precios que iban desde los 230.000 pesos hasta más de un millón.

Igualmente, el concierto de Bad Bunny, programado para el otro año en la capital antioqueña hizo sold out en un tiempo récord. Los valores de este evento oscilaban entre 177.000 pesos, y los 26.560.000 de pesos para los palcos de diez personas.

En ese sentido, los zoomers anteponen el gasto de su dinero en experiencias de este tipo, “los jóvenes de hoy en día, a diferencia de las generaciones anteriores que ahorraban para adquirir bienes materiales prefieren gastar su renta disponible en experiencias en lugar de bienes”, se menciona en un informe de Frontier Economics. Es así que las personas de entre 18 y 34 años se conocen como los impulsores de la “economía de la experiencia”.

Cuarto día del Festival Estéreo Picnic 2025.
Más jóvenes están asistiendo a eventos y conciertos con mayor frecuencia. | Foto: COLPRENSA

De acuerdo a Oscar Manco López, PhD en ciencias económicas de la Université Paris-Est, el consumo y las tendencias en redes crean la necesidad de pertenecer a un grupo o a un sistema que va cobrando cada vez más adeptos, “muchas decisiones son por impulsos que al final solo conllevan a generar gastos hormiga o por encima del nivel de ingresos. Aquí la satisfacción más que del uso del bien o servicio es pertenecer a la corriente de consumo”.

Una base ausente

Aunque esta generación nació en una era donde la información está al alcance de un solo clic, muchos jóvenes llegan a la adultez sin conocimientos adecuados sobre cómo manejar su dinero. Esto es especialmente preocupante, dado que uno de los errores financieros más comunes es la falta de planificación y el consumo impulsivo.

“La educación financiera es clave, tanto el entendimiento de los productos como su correspondiente interés a la par de las comisiones, entonces, ¿de qué manera el hecho de premiar la inmediatez representa un costo de oportunidad que valga la pena? La riqueza genera más riqueza, el gasto sin propósito genera presiones financieras. Es importante que las personas dentro de su caja generada tengan un plan de ahorro y de priorización, que elijan ahorrar cerca del 10 % de los ingresos y no exceder más del 5 % en diversión. Esto es un cambio completo de paradigma y en un futuro permitirá contar con la sanidad que se requiere en el manejo del dinero y la planeación. Sin duda el conocimiento de este tema es el epicentro del comienzo de unas buenas decisiones en torno al dinero”, concluye el experto en ciencias económicas.