Las empresas de telecomunicaciones en el país están con mala señal y estas son las razones

El pasado miércoles 26 de febrero se registró un derrumbe en el precio de la acción de la ETB, la Empresa de Telecomunicaciones de Bogotá: cayó más del 23 por ciento y su precio se situó en un mínimo histórico de 52 pesos. Aunque en ese momento, no hubo explicaciones para entender qué estaba pasando, para muchos fue el anticipo a los resultados financieros de 2024 que, dos días después, publicó la empresa.

Para 2024 tuvo pérdidas por 88.900 millones de pesos, que en años anteriores había logrado evitar con ventas de activos, como el cobre, que cambió por la fibra óptica. Pero la situación es dramática: trae pérdidas acumuladas por más de 450.000 millones de pesos, deudas que superan los 800.000 millones y un problema de caja mensual por 57.000 millones de pesos. A su llegada a la presidencia de la ETB, Diego Molano advirtió que a la empresa hay que cambiarla para que sea sostenible, pero como explican otros analistas, “no puede jugar en el campo de Claro y Movistar. Tendrá que hacer un doloroso ajuste interno de reducción de costos –que incluye el área laboral– para hacerla viable e incursionar en nuevos negocios. Eso significa dar el salto de las telecomunicaciones a la tecnología y prestar servicios para sectores como la salud, la educación y el mismo Gobierno”, señalaron.

El caso de la ETB ejemplifica la difícil situación. En 2023, las compañías de este sector lideraron las pérdidas de las empresas más grandes del país, y para 2024, aunque todavía no se conocen todos los resultados, la expectativa es que no haya muchas razones para que cambie ese panorama.

Como explica Fabián Hernández, presidente de Telefónica Colombia, se registra un incremento en el uso de datos que requiere mayores inversiones, pero con una presión de los ingresos cada vez más a la baja. “Eso hace que las rentabilidades de estas compañías sean muy apretadas”.

Además, hay un cambio en el consumo de los usuarios: están dejando la televisión por suscripción para acoger plataformas de entretenimiento, y las llamadas ya no se hacen por las redes tradicionales, sino por WhatsApp, por ejemplo. También ha impactado una dura competencia, que ha hecho que este sea el único sector deflacionario.

Cuando WOM llegó sacudió el mercado y rompió precios, pero la agresiva estrategia, sumada a un dólar volátil, inflación y tasas de interés altas, le pasaron cuenta de cobro a la empresa y la llevaron a la reorganización. Ahora, con nuevos inversionistas, busca un segundo aire, pero en un escenario más complejo.

Millicom, accionista de Tigo UNE, junto con EPM, anunció en julio pasado su interés de fusionarse con Telefónica Colombia (Movistar) y comprar la participación de EPM en Tigo, al igual que el porcentaje que tiene el Gobierno en Telefónica Colombia. Las operaciones se estiman en 1.000 millones de dólares y con ellas se consolidaría el segundo jugador en tamaño del mercado colombiano.

Este hecho coincide con lo que se ha señalado en algunos medios, como la salida de Telefónica de América Latina. Esta semana se conoció la operación de venta en Argentina, que se suma a otras que se habían dado en Centroamérica. A juicio de los analistas, Telefónica está no solo limitando su exposición al riesgo, sino buscando mejores rentabilidades y recursos para atender su deuda.

En el caso colombiano, Telefónica ya había dado algunas señales: juntó sus redes con las de Tigo, antes de iniciar el proceso de fusión, que está en manos de las autoridades y que estaría listo en unos meses. Incluso, el Ministerio de Hacienda ya contrató banca de inversión para valorar su participación –superior al 30 por ciento– en Telefónica Colombia.

Esta fusión se convierte en uno de los principales retos del mercado, que quedaría con apenas tres jugadores.

Desde hace años, se declaró la posición de dominio de Claro en telefonía móvil, que, a juicio de empresas del sector, no ha sido corregida. “A los dos grandes que queden les va a interesar que salga adelante la operación, porque uno será el contrapeso del otro, pero WOM quedará expuesto. Además, Claro considerará que ya con otro jugador casi de su tamaño no tiene por qué avanzar ningún trámite en temas de dominancia”, explica un analista.

Por ello, es clave el papel de las autoridades. “Podríamos terminar en un duopolio. Es importante que se tomen medidas para proteger los derechos de los consumidores y que estas posiciones de mercado no se vuelvan abusivas”, dice un abogado.

Por su parte, WOM trajo como socio a SUR Holdings, en la etapa de reorganización en la que se encuentra ante la SuperSociedades. Para facilitar la llegada del inversionista, el Gobierno aplazó compromisos de pago de la empresa por 150 millones de dólares en el cobro por uso del espectro para 5G. El pago lo retomarán a partir de 2029.

Este salvavidas a WOM, frente al pago del espectro, no fue bien recibido en el mercado. La razón es que, aunque para este proceso de subasta de espectro los precios se moderaron, su valor en Colombia es de los más altos de la región y uno de los factores de queja permanente de los operadores.

A su vez, Telecall, firma brasileña que participó en el proceso de subasta de espectro de finales de 2023, ha tenido problemas financieros, como explica su representante en Colombia, Iván Mantilla, y en la actualidad avanza en la consecución de nuevos inversionistas. Solicitó ante el MinTIC ajustes en las condiciones y llegar a un acuerdo para los pagos, pero el ministerio ha negado estas pretensiones, declaró el incumplimiento y ordenó ejecutar la póliza de seriedad de la oferta. Según Mantilla, la empresa quiere pagar, pero no le aceptan el pago. “Esta semana interpusimos recursos de reposición”.

Todo este coctel se da en medio de un escenario global complicado por la posición de las empresas de telecomunicaciones frente a las grandes tecnológicas, discusión que se acaba de abrir en Colombia.

Plataformas como Meta, Amazon, Apple, YouTube o la misma Netflix generan grandes demandas de tráfico. Eso implica para el operador de red ampliar su capacidad para satisfacer las necesidades de los usuarios y de los contenidos de estas plataformas. “Pero los costos de inversión los asumimos los operadores. A largo plazo, la sostenibilidad que genera la red se está viendo afectada porque crecemos la capacidad, pero no tenemos ninguna retribución por parte de los generadores de contenido”, dice una fuente de una telco. La otra cara de la moneda la tienen las plataformas, quienes argumentan que no prestan servicios de comunicaciones ni de conectividad, y utilizan ese servicio para ofrecer aplicaciones o enviar contenidos.

En medio de la tormenta, como advierte Hernández, de Telefónica, “este sector es el futuro de la digitalización de Colombia, con todos los beneficios que trae consigo a la economía y a la sociedad”. Por eso, la preocupación es alta frente al desarrollo de 5G.