Especial colegios/ La foto
No fue suerte: así se prepararon los estudiantes de los 5 mejores colegios del país para el examen del Icfes
Este cuadro de honor lo conforman dos instituciones de Bogotá, una de Barranquilla, otra de Bucaramanga y otra de Cali.

Todos los años, la prueba de Estado Saber 11 se convierte en el reflejo del nivel académico de los estudiantes y de la calidad de sus respectivos colegios. Si bien los puntajes obtenidos no son un indicador perfecto de calidad, es innegable que lograr que una promoción completa obtenga un resultado destacado no es solo cuestión de ‘pinochazos’.
Esta edición está justamente dedicada a destacar a aquellos colegios que en promedio lograron que todos sus alumnos brillaran en el también conocido como examen del Icfes. Los cinco primeros lugares por los resultados de las pruebas presentadas el año pasado los conforman, en su orden, el Liceo Campo David, el Colegio Cristiano Monte Hebrón (ambos de Bogotá), el Colegio Bilingüe Diana Oese (de Cali), el Boston Internacional (de Barranquilla) y el Colegio Bilingüe Divino Niño (de Bucaramanga).
La prueba fehaciente de su alta calidad son sus recién egresados, que en 2024 los representaron ante el Icfes. Ellos constatan la disciplina y la práctica de rutinas de estudio bien estructuradas. Sin embargo, al ser reunidos para esta foto –un representante por cada uno de los colegios del Top 5– no dudaron en asegurar que, más que el conocimiento académico, su gran ventaja fue la confianza y el buen manejo de las emociones. Sus buenos puntajes no fueron cuestión de suerte, sino el resultado de hábitos constantes.

Obtener un buen puntaje en las pruebas de Estado no es tarea fácil y es allí donde se evidencia el compromiso y la disciplina diaria.
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Aunque durante meses merendaron y almorzaron con simulacros, dominando cada tipo de pregunta y estrategia, fue la seguridad frente a la cartilla lo que marcó la diferencia, pues estar bien preparados tanto psicológicamente como académicamente no solo implicaba estar en disposición para enfrentar cualquier tipo de contenido, también fue importante tener presente variables como el enfoque y mantener la calma cuando el tiempo apremiaba.
Destacaron la importancia de familiarizarse con la dinámica del examen e intentar estar serenos, aspecto clave para vencer los nervios, lidiar con el autosabotaje y tomar buenas decisiones bajo presión.

La exigencia académica, lejos de ser una carga, para estos estudiantes representó un guía sólida hacía la excelencia, pues la cultura del esfuerzo que imponían sus instituciones les permitió desarrollar autonomía pensamiento crítico y resiliencia. Entonces, la exigencia, más que un limitante se convirtió en un aliado estratégico, tanto en las pruebas Saber, como en las proyecciones para su desarrollo personal y su futuro.
Aunque las herramientas y las bases que les proporcionaron sus respectivos colegios les ayudaron a obtener un resultado destacado, aseguran que lo que más les agradecen a sus instituciones es que los ayudaron a orientarse hacia una carrera profesional y a obtener becas.
Con esa condición estudian carreras como Ingeniería Electrónica, Química, Medicina y Literatura. Además, varios de ellos coinciden en que, tras la exigente carga académica que vivieron en bachillerato, la universidad les ha resultado más llevadera. Actualmente, se forman en la Universidad de los Andes y en la Universidad del Norte.