Laboral
Trabajo: mientras cede el desempleo, aumentan las cargas laborales por la reforma y la disminución de la jornada. ¿Qué lo explica?
Los resultados en materia de desempleo siguen sorprendiendo favorablemente. Sin embargo, los costos laborales enfrentan múltiples choques y la economía no crece a la velocidad que se espera. Radiografía del mercado laboral.
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En agosto de 2025, la tasa de desocupación –según el Dane- fue del 8,6 %, la más baja de toda la serie histórica, seguida de la del 2014, cuando registró 9,2 %.
“La población ocupada aumentó significativamente en 393.000 personas en agosto de 2025, lo que equivale a un 1,7 % más respecto al año anterior”, señaló el Dane, al tiempo que afirmó que, para el total nacional, en agosto, la proporción de población ocupada informal se ubicó en 55,7 %. Esto representó una reducción de 0,3 puntos porcentuales. La tasa de desocupación desestacionalizada preliminar para las 13 ciudades y áreas metropolitanas fue del 8,0 % en agosto de 2025, siendo la más baja de toda la serie, agregó la entidad.

Desde 2023, el mercado laboral colombiano ha continuado sorprendiendo positivamente. La tasa de desempleo completa ya cuatro meses consecutivos en mínimos desde que se tiene registro (2001), impulsada por el aumento tanto en la ocupación como en la tasa global de participación, advierte un informe de Corficolombiana.
Aunque este resultado es una buena noticia, también plantea interrogantes e inquietudes acerca de dónde viene ese comportamiento. Por ejemplo, desde la Andi han advertido que, si bien la tasa de desempleo bajó, se observa que, al tiempo, la tasa global de participación disminuyó de 64,5 % en agosto de 2024 a 63,9 % en el mismo mes del presente año, es decir, una disminución de 0,6 puntos porcentuales. Es decir, dijo el gremio en un pronunciamiento, una de las principales razones por las cuales baja el desempleo es porque aparentemente hay menos personas buscando trabajo.
Para otros, como Corficolombiana, esta situación ocurre en un contexto de crecimiento económico moderado, el motor natural del empleo. De hecho, la relación entre empleo y actividad económica se ha debilitado de forma significativa en los últimos años, dice esta entidad, y advierte que uno de los factores que podría explicar este comportamiento son los ajustes regulatorios. El último ajuste importante —antes de la reforma laboral— fue la reducción progresiva de la jornada laboral de 48 a 42 horas semanales entre 2023 y 2026, establecida por la Ley 2101 de 2021.

“Este resultado se refuerza al evidenciar la asimetría entre los sectores formales e informales. En los formales, se registró un aumento del 14 % en el número de ocupados frente a 7,7 % en las horas totales, mientras que en los informales el efecto fue mucho menor (4,3 % y 1,9 %, respectivamente). Si más personas deben trabajar para producir lo mismo –cada uno produce menos por jornada–, la economía es menos eficiente. La productividad por trabajador cayó 3,1 %”, dice el análisis de Corficolombiana.
Asegura que la reducción en las horas trabajadas por ocupado podría estar asociada con la incorporación de 787.000 trabajadores adicionales para compensar la pérdida de tiempo laboral, dentro de los cerca de 1,8 millones de nuevos ocupados entre 2022 y 2025.
“Todo lo anterior parece indicar que una parte de la reciente disminución del desempleo podría estar asociada a que el mismo volumen de trabajo se está distribuyendo entre más personas, reflejando una menor productividad”, anticipa el informe.
Y agrega que esta situación implicaría menor eficiencia y mayores costos, lo que dificultaría un crecimiento sostenido de la producción y del empleo, especialmente en un contexto marcado por las presiones de la reforma laboral y un posible incremento desproporcionado del salario mínimo. “En otras palabras, se trataría de una mejora en la tasa de desempleo que no sería sostenible para la creación real de empleo”.
Los riesgos para el segundo semestre
Por su parte, para el área de Investigaciones Económicas del Banco de Bogotá el panorama del mercado laboral no es tan halagüeño. Explica que, al analizar las series ajustadas por efecto estacional, pese a que la tasa de desempleo nacional se mantuvo estable en 9,0 %, la urbana siguió en descenso hasta 8 %, “su nivel más bajo en el siglo”.
Y advierte que, a pesar de las ganancias en la tasa de desempleo, “la ocupación parece estar enfrentando riesgos para la segunda parte del año. En particular, la economía pasó de una creación anual de más de 1 millón de empleos en febrero a apenas 393.000 en agosto”, afirma el informe del Banco de Bogotá.

En ese periodo, agrega el análisis, los costos laborales enfrentaron múltiples choques. Uno, el aumento del salario mínimo superior al 9,5 % que, en términos reales, fue el segundo ajuste más alto en 40 años. Dos, la caída de la jornada laboral de 46 a 44 horas semanales desde el 15 julio cumpliendo con el cronograma de la Ley 2101 de 2021 y tres, la entrada en vigor de la reforma laboral en junio.
“Estos factores ayudan a entender por qué en un contexto de aceptable crecimiento como el de 2025, la generación de nuevos empleos ha moderado”, dice el Banco de Bogotá, y añade que el caso del comercio permite comprender esta situación. Una encuesta de Fenalco realizada a empresarios del sector reveló que, para enfrentar el aumento en costos, más del 80% de los encuestados ajustarían sus nóminas o jornadas de trabajo desde la segunda parte del año. El Dane reveló que, en agosto, el comercio registró una reducción de su planta de 165.000 personas, la más profunda desde febrero de 2024.
Por el otro lado, las ramas que más aportaron al empleo fueron las de la industria, la construcción, transporte y el sector público. “En ausencia del aumento en nóminas de este último, la creación anual de empleos habría sido de apenas superior a las 246.000”, dice el Banco de Bogotá.
A su juicio, el informe de empleo de agosto reveló que, si bien la tasa de desempleo continuó en mínimos, esta se vio influenciada por el aumento en nóminas del sector público. “Por el contrario, las nóminas de algunos sectores empiezan a verse afectadas por las altas presiones en los costos laborales”, concluye.
Después del ajuste de la jornada laboral y la entrada en vigencia de la reforma laboral, ahora viene la discusión del salario mínimo.

Como señala Camilo Herrera, fundador de Raddar, para 2026 se espera un aumento de salario mínimo cercano a 11 %, como –dice- lo ha señalado el presidente Gustavo Petro, “porque los gobernantes salientes tienden a ser muy generosos con ese aumento”.
Este incremento, genera no solo unos mayores costos para las compañías, sino también una presión para ellas que hace que los precios tengan que seguir creciendo y no puedan bajar su velocidad de aumento de precios en el agregado de la economía, como dice Herrera.
Para el área de Investigaciones Económicas del Banco de Bogotá, incorporando la experiencia del último año de gobierno de Iván Duque, así como los realizados por el actual gobierno, existe una alta probabilidad de “un aumento desbordado” del salario mínimo, apuntándole a 1.600.000 pesos en 2026, consistente con un ajuste superior al 12,4 %.

La preocupación es que un aumento excesivo del salario mínimo en 2026 sería inflacionario y demoraría la convergencia al rango meta del Banco de la República de entre 2 % y 4 %.