Economía
Una regla de oro amenazada. Razones por las que no es buena idea cambiar la normativa fiscal del país
Tras conocerse el negativo resultado de crecimiento del tercer trimestre, el presidente Petro planteó no mantener la regla fiscal y aumentar la inversión pública. ¿Apagar el incendio con gasolina?
Luego de que el Dane informó que en el tercer trimestre de este año la economía se contrajo 0,3 por ciento, el presidente Gustavo Petro, en un evento en el Centro Social de Oficiales de la Policía Nacional, sacó la artillería: anunció que, ante la caída de la inversión privada, aumentaría la inversión pública y mencionó la posibilidad de no continuar con la regla fiscal.
“También el Gobierno nacional tiene una responsabilidad. Cuando baja la inversión privada, debe crecer la inversión pública. En esto choco con la tesis de que hay que reducir ambas. Si reducimos ambas, mandamos a Colombia a una catástrofe económica y, por eso, el pensamiento fundamentalista neoliberal que provoca una estricta fórmula de marco fiscal, de regla fiscal que el mismo que la construyó la violó, pues no debe mantenerse en el país.
El cumplimiento de la regla fiscal no es solo una cuestión práctica para controlar y limitar el déficit fiscal y la deuda pública. Es una muestra de responsabilidad y buen manejo de las finanzas públicas, a tal punto que es uno de los indicadores que evalúan las calificadoras de riesgo y los inversionistas locales e internacionales.
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Pero modificarla no es una idea nueva dentro del Gobierno. El presidente Petro revivió un debate que abrió en septiembre pasado el director de Planeación Nacional, Jorge Iván González, y que causó revuelo. Dijo que junto con colegas del Ministerio de Hacienda estaban evaluando cambios a la regla fiscal, a la que calificó como “muy inflexible”.
Posteriormente, el mismo ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, aclaró que era apenas una “discusión filosófica” y que el equipo económico del Gobierno mantenía su compromiso irrestricto con la regla fiscal. Sin embargo, el mismo Bonilla, en declaraciones esta semana después de los anuncios del presidente Petro, dijo que “vale la pena iniciar la discusión para modificar la regla fiscal” y aseguró que esta pone un mayor énfasis en el pago de deuda y limita la capacidad del Gobierno para invertir en proyectos que impulsen la economía.
El exministro de Hacienda José Manuel Restrepo le salió al paso al ministro Bonilla y dijo que se comete un error conceptual al decir que por pagar intereses de deuda hay menos espacio para la inversión dada la regla fiscal.
“¡Falso! Los intereses de deuda entran en el déficit total, pero no en la meta de regla fiscal, que es sobre el resultado primario (son intereses de deuda) y no sobre el déficit total. Más bien, hay que priorizar la inversión pública sobre los gastos corrientes y, particularmente, atraer inversión privada para que no se siga contrayendo al 33 por ciento real”, señala el hoy rector de la Universidad EIA.
La propuesta de no mantener la regla fiscal, sumada al mal resultado de la economía en el tercer trimestre, sacudió al ya volátil mercado cambiario, y el dólar en menos de 48 horas subió 100 pesos y al cierre del viernes se situó en 4.116 pesos.
Hablan los expertos
Aunque una iniciativa como modificar la regla fiscal tiene que pasar por el Congreso, el solo interés del Gobierno de querer cambiarla sacude la estantería. Uno de los primeros en reaccionar al anuncio del presidente Petro fue, precisamente, su exministro de Hacienda José Antonio Ocampo.
“La regla fiscal es esencial para el país, teniendo en cuenta en particular los altos niveles de endeudamiento del Gobierno. Tiene, además, elementos contracíclicos, y el fuerte crecimiento de los ingresos tributarios da un margen importante para aumentar la inversión pública y contribuir a la reactivación de la economía. El anuncio de su modificación es negativo: genera desconfianza en el manejo económico del país. Ha sido desafortunado”, explica Ocampo. Rudolf Hommes, exministro de Hacienda, a quien le ha parecido “antipática” la regla fiscal, hoy la considera esencial.
“Quitarla probablemente nos llevaría a una situación de una inflación acelerada y un déficit fiscal insostenible, porque lo que uno ve es que el presidente dice: ‘Aquí lo que hay es que gastar, imprimir, llenar la economía de liquidez’. Y eso no es lo que se necesita en este momento. En este momento tenemos que bajar la inflación y crear confianza. Y ninguna de esas cosas se está haciendo”, afirma.
La declaración del presidente Petro frente al futuro de la regla fiscal puso en la misma balanza el futuro de esta figura económica con la posibilidad de que el país caiga en una recesión. “Más allá de que entremos o no en recesión, lo que me inquieta son las noticias de que el presidente esté pensando en cambiar la regla fiscal o en eliminarla, cuando sus ministros, Ocampo primero y después Bonilla, han dicho hasta la saciedad que la cumplirían puntillosamente. ¿Para hacer qué? ¿Para endeudarse más? Sería un pésimo mensaje”, dice el exministro Juan Camilo Restrepo.
Para él, si se elimina la regla fiscal, se intentará aumentar aún más la deuda para incrementar el gasto público. Eso, en su concepto, representa que los mercados aumenten las primas de riesgo a Colombia, incrementen las tasas de interés y que se haga más costoso el endeudamiento.
A su vez, José Manuel Restrepo calificó de “mala idea” cambiar la regla fiscal: “Sería volver a la equivocada propuesta de modificar la regla fiscal para con ello pretender una reactivación basada solo en la inversión pública”.
Explicó que esto resta credibilidad a la política macroeconómica y envía una pésima señal a las calificadoras de riesgo y a los mercados financieros internacionales con la posibilidad de mover al alza la tasa de cambio (eventual nueva fuente de inflación) y elevar el costo del financiamiento público.
“Eso acota el espacio para la inversión pública y no lo contrario”, añadió. Mover la regla fiscal empieza a mandar mensajes en momentos en que la economía necesita estabilidad, certidumbre y, sobre todo, proteger la institucionalidad para que, como advierte José Ignacio López, director de Estudios Económicos de Corficolombiana, esta circunstancia no lleve a tomar decisiones que comprometan el crecimiento de mediano plazo.
“Uno aquí puede tener la sensación de que todo está muy mal y puede estar tentado a empezar a cambiar la institucionalidad o proponer cosas que en últimas no solo no solucionan el problema ahora, sino que comprometan lo que viene después. Y en eso tenemos que ser muy cuidadosos”, señala.
Luis Fernando Mejía, director de Fedesarrollo, coincide en que lo que se requiere en este momento son mensajes de certidumbre, de certeza, de que el Gobierno nacional continuará cumpliendo con sus compromisos en materia de deuda y que seguirá reduciendo su déficit fiscal.
“Esto es pegarse un tiro en el pie porque lo que se requiere es la tranquilidad y medidas que busquen reducir el costo de uso del capital. Y este tipo de anuncios hacen exactamente lo contrario: generan ruido e incertidumbre, al tiempo que aumentan las tasas de interés para el Gobierno nacional y para todos los agentes de la economía”, agrega Mejía.
La regla fiscal da estabilidad y certeza a la economía, y, especialmente, produce confianza, un activo que hoy parece refundido.