EMPRENDIMIENTO
Dejó su carrera para emprender, quebró y ahora el cofundador de Zoom invirtió en su negocio
Jesús Márquez es el CEO y uno de los cofundadores de Dondo, una plataforma que revive el trueque. Esta es su historia.
La historia de Jesús Márquez comienza en el petróleo y en internet. Es venezolano y ha vivido en carne propia lo difícil y lo fantástico de emprender.
Se crio en El Tigre, ciudad ubicada en el estado venezolano Anzoátegui. Cuenta que esta zona era muy reconocida por la actividad petrolera, por lo cual varios de los empleados de PDVSA vivían allí. Además, sus padres eran trabajadores de esta industria.
Márquez afirma que el hecho de estar en ese mundo petrolero le dio varios beneficios, entre ellos el acceso a internet. Contrario a muchos ciudadanos, él tuvo el privilegio de disfrutar de las primeras conexiones en la web y señala que su hobby era irse a la oficina de su mamá para explorar este novedoso mundo. “Pasaba todo el día en internet. Buscaba trucos para pasar videojuegos que luego aplicaba en las competencias con mis amigos. Era un crack y nadie sabía por qué”, recuerda.
Más adelante, cuando ya tuvo internet en la casa, comenzó a sumergirse más en este mundo tanto que su interés por desarrollar se despertó. Hizo parte de una comunidad de hackers y programadores del colegio donde obtuvo conocimientos básicos de código y donde desarrolló otra serie de habilidades.
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Tenía 14 años y creó un foro en internet, que a las luces de como lo narra, uno podía pensar que era el Facebook de ese entonces: estaba dedicado a estudiantes de su colegio y de otras instituciones donde él tenía amigos y los invitaba a participar. Llegó a tener más de 80 mil integrantes que compartían a diario experiencias, chismes y hasta fotografías de las mejores fiestas que habían el fin de semana. “El foro era muy conocido, todos sabían que yo estaba detrás de ello y claro no hice ni un centavo con él. El problema es que con la cantidad y el tipo de información que se llegó a compartir, este se salió de control y por miedo a que me pasara algo decidí cerrarlo”, mencionó.
Pasó el tiempo y Márquez tenía que decidir cuál sería su camino profesional. Eso sí, sin dejar de lado su gusto por la tecnología. Recuerda con nostalgia que en un paseo con su madre en La Lagunita, un lujoso barrio de Caracas, quedó impresionado con las mansiones y la forma en la que vivían las personas allí.
Le preguntó a su mamá quiénes vivían en esas casas y ella muy directa le respondió: los empresarios. En ese instante, cuenta, se propuso que a futuro él iba a ser un importante empresario.
Y para ello tomó una decisión relevante, pero que más adelante en esta historia tomó un rumbo inesperado. Decidió estudiar una carrera que le diera estabilidad y que le permitiera generar los ingresos para llegar a ser uno de estos personajes que tanto lo habían maravillado. En eso escogió la ingeniería geofísica, pues sabía que era una industria próspera, era de las carreras mejor pagas en Venezuela y no había mayor anhelo de sus padres que verlo a él en una carrera de tan alta proyección. Se inscribió a la universidad y comenzó sus estudios.
‘Sobreviví a punta de papa’
Mientras estudiaba, él junto con un amigo montaron un comercio electrónico donde vendían ropa china para mujeres. Claro está que, antes de este intento, Márquez ya había explorado las ventas por internet comercializando todo tipo de mercancía en Mercado Libre.
Tienda Femme, como se llamaba el e-commerce, fue un éxito rotundo y se convirtió en la primera empresa de Márquez, con tan solo 19 años. “Vendíamos entre 50 mil y 60 mil dólares al mes. La marca era tan conocida que hasta ex reinas nos compraban o nosotros las buscábamos para que en Instagram nos promocionaran”, recordó.
El negocio daba frutos, pero le quitaba mucho tiempo a Márquez quien se encargaba de la operación de este. Así, a un semestre de terminar la carrera y convencido de que ese era su destino - el primer paso para ser el empresario que siempre soñó - abandonó su carrera para dedicarse de lleno a la Tienda Femme.
Pero, como a todos los emprendedores, en el camino se le topó un obstáculo. La crisis económica y social que se desató en Venezuela en el 2011 llevó a la quiebra a este negocio y dejó a Márquez y su socio con 17.000 dólares en el bolsillo, de los cuales solo 2.000 le correspondían a él, y con una mercancía imposible de vender.
Parte de esta la vendió con Linio y con ese dinero en el bolsillo, Márquez y su socio tomaron rumbo hacia Argentina. En este país, inició la odisea de vender la mercancía que le había quedado de su proyecto, pero pese a publicarla en plataformas como Mercado Libre, OLX o Facebook, no pudo hacerlo.
“Eso era muy frustrante. Aún así empecé a buscar por qué era tan difícil vender en estas plataformas. Y me encontré con que ellos optimizan los mejores perfiles de vendedores, dejando atrás a aquellos que están comenzando. Además no brindan otras alternativas para intercambiar productos o para que las personas puedan adquirirlos con otro tipo de pagos”, dijo.
Con ese problema en la cabeza, habló con un amigo argentino que le recomendó tomar un curso de negocios que le abrió las puertas al mundo de las startups, el capital privado y a Silicon Valley. Para el 2013, Márquez empezó a entender los principios de tener una empresa basada en tecnología y una nueva idea de negocio empezó a tomar rumbo.
Para él, en el truque había una solución para el problema que había descubierto. Con su experiencia intentando vender mercancía, encontró que intercambiando algunos de estos por otros bienes, servicios o incluso dinero podía ayudar a la gente a salir de esos objetos que no usan y que sí pueden resultar estorbosos.
Cuenta que sin un peso y sobreviviendo a diario solo comiendo papa, empezó a buscar aliados que le ayudaran a dar forma a su idea de negocio. Y aunque en principio no fue fácil, se encontró con una serie de socios con los que dieron vida a Dondo.
Esta es una plataforma que digitaliza el trueque. Como un marketplace, los usuarios pueden encontrar e intercambiar objetos por posesiones, habilidades, dinero o combinando las tres opciones.
La compañía la cofundó en el 2018 junto con Parker Irving, Daniel Marulanda y Carlos Daniel Sánchez quienes confiaron en la idea y hoy día están recogiendo los frutos de haberlo hecho. Al inicio, confiesa, tuvieron muchos problemas, en especial porque no se entendía el producto.
Aún así, dedicaron un año a perfeccionar la herramienta y a hacer pedagogía del servicio que hoy ha resultado ser un éxito. Al día de hoy acumulan unas 30.000 transacciones, más de 130.000 usuarios que exploran Dondo semanalmente y en los últimos ocho meses han crecido cerca de un 1.600 por ciento en el valor de los ítems publicados.
“Con esta solución no solo estamos dando una nueva dinámica para que la gente pueda intercambiar objetos, sino que también estamos aportando al medio ambiente porque estamos incentivando la economía circular, reutilizando cosas que en los hogares podría estar en el olvido y que podrían resultar después en la basura”, afirmó Márquez.
Precisamente este impacto ambiental y las proyecciones de crecimiento de la compañía, hicieron que cerraran una ronda de inversión semilla por 2,1 millones de dólares en la que participaron el cofundador y CEO de Zoom, Eric Yuan, el cofundador de Yahoo y socio fundador de Ame Cloud Ventures, Jerry Yang; el tesorero de Microsoft George Zinn; la directora del plan de internacionalización de Facebook en sus inicios Julia Popowitz; el CEO de McLaren Racing Zak Brown entre otros.
Los recursos, según contó Márquez, estarán destinados a la contratación de talento y a mejorar la experiencia de los usuarios en la plataforma.
Así las cosas, y a los ojos de Márquez, la empresa espera crecer 100 veces, ser más eficientes y llamar a más usuarios que necesiten como él en algún momento recursos y objetos para hacer su vida más fácil. “Yo siempre he pensado que lo más importante al hacer negocios es la determinación y tener claro hacia dónde quieres llegar. En mi cabeza, ante todas las adversidades, nunca pasó desistir y aprendí que no hay camino en línea recta, pero si uno cree que es posible y te apasiona lo que estás haciendo todo se puede cumplir”, concluyó.