Telecomunicaciones
Con la unión entre Tigo y Movistar, Colombia sería el país más concentrado del mundo, dice estudio. Para otros está en juego la sostenibilidad del mercado
La integración entre Tigo y Movistar convertiría a Colombia en el mercado más concentrado del mundo en países relevantes, afirma un estudio. Sin embargo, para otros está en juego la sostenibilidad del mercado.

Aumenta la expectativa sobre la decisión que tomará la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC) alrededor de la integración entre Tigo y Movistar.
Millicom, desde el año pasado, anunció la compra de la participación de Telefónica en Colombia Telecomunicaciones (Coltel), que supera el 60 por ciento, y de la que tiene la nación en esta misma compañía, que es de cerca del 32 por ciento. Asimismo, también manifestó su interés en adquirir la participación de su socio, EPM, en Tigo UNE, en la que Millicom tiene el control.
Esta movida transformaría el mercado de las telecomunicaciones en Colombia, al crear un jugador de un tamaño similar al de Claro, y dejaría con una participación muy pequeña a un tercer operador: WOM, compañía que está en proceso de reorganización empresarial. Además, no han llegado nuevos jugadores, pues apuestas como la de la brasileña Telecall no avanzan.
El sector atraviesa por una compleja situación: es una de las actividades que, por las presiones competitivas, es deflacionaria; varios de sus jugadores, como WOM, y las mismas Tigo y Movistar, enfrentan un panorama financiero retador. Además, activos como el acceso al espectro se han vuelto muy costosos para los mismos jugadores, frente a los precios regionales, y variables como la volatilidad del dólar, las altas tasas o la misma inflación amplían la incertidumbre.
Precisamente, a instancias de WOM, la firma Analysys Mason, consultora internacional, presentó un estudio sobre el impacto de la integración Tigo-Movistar. Si bien esta tendencia de consolidación no es exclusiva de Colombia, y en otros países de Europa y América se viene dando, la preocupación es la concentración.

“Lo que importa es cómo quedan los operadores. Y lo que vemos en esta concentración es que habrá dos operadores muy grandes y un tercero mucho más pequeño, y quedarían algunos operadores móviles virtuales (OMV). El mercado colombiano ya era de los más concentrados si se compara con otros países latinoamericanos o si se compara con Europa. Está en la segunda posición. Después de esa transacción pasará a ser el mercado más concentrado”, señala Joan Obradors, managing partner de la consultora.
La suma del nuevo operador integrado y Claro alcanzaría alrededor del 90 por ciento de cuota en el segmento móvil, “una cifra que en la práctica se traduce en un duopolio”, asegura el informe. Añade que el panorama es aún más significativo si se observan los ingresos: “Los dos operadores concentrarían a los clientes de mayor valor y rentabilidad, dejando a los competidores alternativos con nichos de bajo margen y menor capacidad de inversión”.
Agrega que los operadores alternativos quedarían relegados, con acceso limitado a insumos esenciales y menor capacidad para disputar con ofertas competitivas. Y advierte: “Una menor presión competitiva afectaría la innovación, la calidad de servicio y los precios, con efectos negativos para los consumidores y barreras de entrada más altas para nuevos operadores”.
Pol Cornejo, mánager de la consultora, afirma que las consolidaciones en otras partes del mundo han sido más equilibradas. “Estamos hablando de pasar de cuatro a tres operadores, pero con participaciones de mercado del orden de 20, 30 o 40 por ciento”, dice.

Sin embargo, fuentes cercanas al proceso aseguran que la integración no crea un operador dominante, sino un competidor fuerte que equilibra el mercado. Afirman que la unión Tigo-Movistar no concentra el mercado, sino que genera un segundo jugador con escala suficiente para competir contra el líder (Claro) en inversión, cobertura y oferta, reduciendo su posición dominante sin eliminar operadores y logrando economías de escala para mejorar la competitividad.
Además, aseguran que la competencia se mantiene y se fortalece, se mantendrán los operadores con red propia y más de una docena de OMV activos. “La permanencia de WOM con espectro 5G y la apertura mayorista a OMV refuerzan la competencia en precios, calidad y servicios , tanto en móvil como en segmentos fijos y mayoristas”, manifiestan.
Así las cosas, se vislumbran tres frentes en materia de condicionamientos.
El primero, roaming nacional, que es una manera de compartir redes a costos razonables con el fin de permitir que operadores de menor escala y virtuales, frente al dominante y al operador integrado, puedan ofrecer una calidad y cobertura de servicio equiparables. Es una medida provisional para que los operadores más pequeños puedan competir mientras continúan construyendo su propia red.
En Colombia, a juicio de jugadores con participaciones más pequeñas, el precio regulado de roaming entre operadores es muy alto: hoy está casi tres veces por encima de lo que recibe un operador por sus propios servicios. Con la fusión, se integrarían los dos únicos operadores que actualmente ofrecen acuerdos comerciales de roaming a precios más bajos que los regulados, lo que eliminaría la competencia en ese mercado mayorista. Y agregan que el operador integrado no tendría incentivos para seguir ofreciendo roaming nacional, sabiendo que el dominante nunca lo ha hecho.
De hecho, ante quejas que se han presentado por parte de los OMV a la Comisión de Regulación de Comunicaciones y a la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC) por acceso a la red, esta última entidad ha requerido información sobre modificaciones de los acuerdos comerciales o condiciones contractuales.

En cuanto a usuarios, si hay un proceso de cambio de condiciones, ellos tienen que estar informados de quién será el nuevo proveedor y deben tener la libertad de escoger con cuál quiere continuar trabajando. Esto significa que si los clientes y los abonados se quieren ir del operador, lo deben poder hacer libremente. No puede haber ningún condicionante que los perjudique si ejercen su derecho de cambiar de operador.
Pero ocurre que, por ejemplo, en paquetes fijo-móvil, el componente fijo podría tener requisitos de permanencia, con lo cual, si el usuario se va antes, tendría una penalización. “Así, en el marco de esta movida empresarial, se propone que esa condición de los contratos debería ser nula para los abonados que quieran cambiar de operador. Y todo esto debería estar supervisado por la SIC”, advierte Obradors.
A juicio de las fuentes cercanas al proceso de integración, los mercados relevantes son los móviles, no los que están en declive. Por ello, consideran que condicionar la operación por segmentos en retroceso como telefonía fija o larga distancia pierde impacto, ya que la demanda y la competencia real se concentran en los servicios móviles y el consumo de datos, que crece a tasas de 20 a 30 por ciento anual en la región.
“En los mercados donde el ente integrado tendría mayor participación, el impacto en concentración es mínimo y no altera la estructura competitiva”, afirman.
Y, finalmente, en materia de empaquetamiento, el poder de la convergencia fideliza a los clientes y permite a los operadores que son fuertes en un mercado poder ejercer ese poder en otros segmentos ‘conectados’.
“No se busca que se prohíban los paquetes convergentes. Se pretende que los otros jugadores puedan competir. ¿Cómo? La palabra técnica es que los paquetes sean replicables; es decir, que estén disponibles los servicios mayoristas para poder crear esa oferta técnica y económicamente. Que la suma de los precios de cada uno de los componentes del producto, más un margen comercial, sea igual o menor que el precio minorista. Pero en ningún momento se ha dicho que se prohíba el empaquetamiento ni que suban el precio minorista”, asegura Obradors.
Sin embargo, hay otra visión: la de la ETB. Diego Molano, presidente de esta empresa, le señaló a SEMANA en una reciente entrevista: “Nosotros solo pedimos una cosa: que no les permitan empaquetar fijo y móvil. Eso quiere decir que nosotros hacemos pan, y ellos hacen pan y salchichas, y ellos venden el perro caliente; nosotros no podemos vender el perro caliente, y nos matan”, advierte Molano.
Para las fuentes que conocen del proceso de integración, hay beneficios para todo el ecosistema y un marco regulatorio suficiente. La integración, señalan, mejorará la red y la capacidad, beneficiando también a operadores más pequeños y OMV. “La regulación vigente de la CRC y los compromisos ya establecidos por la SIC en la integración de redes mitigan cualquier riesgo, haciendo innecesarias nuevas condiciones. Los problemas estructurales del mercado son previos y ajenos a esta operación, por lo que imponer obligaciones adicionales sería contraproducente”, anticipan.
La integración de Tigo y Movistar advierte grandes desafíos para el mercado y para el cierre de la brecha digital. Se estima que en un par de meses se conozca el pronunciamiento de la SIC y los alcances de lo que, sin duda, es la movida más importante del sector en los últimos años.