Energía
Air-e lleva un año intervenida, pero hoy tiene más deudas que antes del control del Gobierno. El riesgo sistémico se profundiza
Crece el temor de una posible liquidación de la compañía. También se especula que Gecelca asumiría su operación.
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La crisis en la distribución de energía en la costa Caribe no da tregua. En los últimos años se ha puesto sobre la mesa la liquidación de Air-e, responsable del servicio en Atlántico, La Guajira y Magdalena, debido a su precaria situación financiera, que les genera pérdidas cercanas a 150.000 millones de pesos mensuales.
La empresa fue intervenida hace casi un año por la Superintendencia de Servicios Públicos, pero lejos de corregir el rumbo, la intervención profundizó el desastre. Según Efraín Cepeda Tarud, presidente del Consejo Intergremial del Atlántico, la medida no estabilizó a la compañía, sino que agravó su crisis: hoy acumula deudas por 3,6 billones de pesos, de las cuales 1,9 billones provienen de antes de la intervención y 1,7 billones se sumaron solo en el primer año bajo control estatal.
Y la historia parece repetirse: Air-e surgió tras la desaparición de Electricaribe. En ese momento, se dividió la región en dos partes para prestar el servicio: una, atendida por la misma Air-e, de la familia Ríos, y otra, por Afinia, del Grupo EPM. El Consejo Intergremial del Atlántico forma parte de la Veeduría Ciudadana, en la que también participan el Comité Intergremial del Magdalena, las Cámaras de Comercio de Barranquilla, Santa Marta y La Guajira, y la Andi Atlántico-Magdalena, que le hacen seguimiento al caso de Air-e.
Aunque la situación para los acreedores de Air-e es grave, la más compleja es la de los generadores de energía. Antes de la toma de posesión, las deudas con estas empresas sumaban 825.000 millones de pesos. Ahora superan los 2,4 billones de pesos, es decir, prácticamente se triplicaron en solo un año de intervención.

“Cuando una empresa del sector, como Air-e, no es viable, puede derivar en un riesgo sistémico. La intervención resultó en un remedio peor que la enfermedad”, dice José Camilo Manzur, presidente de Asocodis, gremio que agrupa a las distribuidoras y comercializadoras de energía.
¿Por qué hace esa afirmación? Porque no se ha contado con los recursos necesarios. “Hay una deuda grande con los generadores térmicos y podríamos estar cerca de que no puedan seguir generando por falta de recursos. Ello (…) podría ocasionar un apagón: no pagar apaga”, afirma Manzur.
Para Cepeda, esos hechos demuestran que el Gobierno nacional nunca tuvo un plan de intervención. “No hablamos solo de garantizar un servicio de energía eléctrica estable y de calidad para los más de 1,3 millones de usuarios de Air-e, que representan a 5 millones de habitantes, sino también de evitar el colapso del sistema eléctrico”.
Una fuente advierte que el Fondo Empresarial de la Superservicios “abandonó a Air-e”. Según la fuente, las deudas previas a la intervención se vuelven casi incobrables y se empiezan a acumular unas nuevas. “Como el Fondo Empresarial y el Gobierno abandonaron a Air-e, la empresa se quebró otra vez dentro de la intervención y eso está creando el famoso riesgo sistémico”.

Según Manzur, para efectos de liquidar una compañía, en este caso Air-e, la nación tiene que pagar las deudas causadas posintervención, las cuales son su obligación. “Es urgente asignar recursos al Fondo Empresarial de la superintendencia y, a su vez, a Air-e para pagar las deudas existentes, y operar de manera adecuada para garantizar la prestación del servicio”.
Al mismo tiempo, Afinia también vive una situación compleja. “Hoy a Afinia le deben cerca de cuatro años de ingreso bruto. Ningún sector de la economía puede ser viable si tiene sumas por recuperar que representan eso”, señala Manzur.
También advierte sobre la opción tarifaria que prometió el Gobierno, pero no ha cumplido, y la deuda por servicio de entidades oficiales. “El decreto del Gobierno nacional que anticipa el pago de la retefuente (…) pasa de **100.000 millones de pesos al año a 200.000 millones. (…) No podemos olvidar tampoco la metodología de remuneración (…) que disminuye la remuneración de los comercializadores entre 33 y 45 por ciento. Eso sería fatal para las empresas del Caribe y para todas las del país. Esperemos que esta propuesta no prospere (...). Ahí sí apague y vámonos”.
Para Cepeda es urgente la capitalización del Fondo Empresarial y anticipa un escenario muy complejo para Air-e: solo tiene contratado el 30 por ciento de la energía que necesita el próximo año. “Como a partir de enero entraremos en la época de sequía (…) es muy probable que la empresa tenga que comprar energía más cara y que ese mayor costo lo traslade a los usuarios con nuevos incrementos de la tarifa”.

Por su parte, Alejandro Castañeda, presidente de Andeg, gremio de los generadores térmicos, señala que el objetivo debe ser “que no se apague el sector eléctrico porque Air-e no paga las cuentas”.
Precisamente, este es el nuevo capítulo: el del papel de Gecelca. Se ha conocido que se destinarían 1,7 billones de pesos para capitalizarla y que asuma las tareas de Air-e, e incluso se ha señalado la posibilidad de buscar un crédito por 2,7 billones para cubrir inversiones. “¿Por qué no usan esos dineros para pagar las deudas acumuladas durante el primer año de la toma de posesión, que justamente suman 1,7 billones?”, afirma Cepeda.
Añade que la posibilidad de que Gecelca asuma la operación de Air-e parece más un cambio de nombre que cualquier otra cosa. Además, subraya que se corre el riesgo de mantener la crisis del sistema eléctrico y poner en riesgo la sostenibilidad financiera de Gecelca.
Para algunos, la estrategia es dejar en Air-e las deudas y pasar los activos de distribución a Gecelca. ¿Cuál es el efecto de eso? “Deja trasquilados a todos los acreedores de Air-e, los de antes y los de después de la intervención. Obliga al sector de energía de Colombia a tragarse una deuda de 2 billones de pesos y no resuelve el problema”, dice un experto.
SEMANA contactó al Ministerio de Minas y a la Superservicios para conocer su opinión, pero al cierre de esta edición no se habían pronunciado. ¿Cuál será la solución estructural? Por lo pronto, hay que garantizar la operación de Air-e y evitar un efecto dominó que se lleve el sistema.