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Enel sigue firme con las renovables, tiene metas ambiciosas y se prepara para El Niño
Pese a la suspensión de uno de sus proyectos en el país, esta multinacional se declara comprometida con la agenda de energías limpias del Gobierno. Para eso presupuesta inversiones por 2,5 billones de pesos. Su meta es ser clave en la electrificación de la economía colombiana.
En mayo pasado, la multinacional italiana Enel, que está en Colombia desde 2009, cuando compró Endesa, anunció la suspensión indefinida de la construcción del parque Windpeshi, en La Guajira, el cual iba a tener la capacidad para generar hasta 205 megavatios de energía.
La noticia se convirtió en un baldado de agua fría para todos los proyectos de energías renovables que se desarrollan en el país, pues si una gigante como Enel decide dar un paso al costado, qué se podría esperar del resto de compañías que están comprometidas con estos procesos.
No obstante, Luciano Tommasi, director general de Enel Colombia y Centroamérica, asegura que sigue firme el compromiso de la empresa con la transición energética y la agenda del actual Gobierno que prioriza las energías limpias. “Seguimos avanzando, a través de nuestra línea de negocio Enel Green Power, con la que estamos construyendo alrededor de 870 megavatios (MW) de energía renovable no convencional en Colombia y Centroamérica”, subraya.
De hecho, con su línea de negocio Enel Green Power están construyendo alrededor de 800 megavatios (MW) de energía renovable no convencional en los departamentos del Cesar, Magdalena y Atlántico, que representan una inversión de más de 2,5 billones de pesos. Este portafolio está compuesto por los proyectos solares La Loma, la extensión de El Paso, Guayepo I & II, el parque en construcción más grande de Colombia, y Fundación, uno de los 11 proyectos adjudicados en la última subasta de contratos de largo plazo. En Centroamérica también están apostándole a la construcción de proyectos de energía limpia.
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Un buen año Tommasi, quien dirige la empresa desde junio de este año, dice que 2022 fue positivo para la compañía porque lograron consolidar la operación de Enel Colombia. “Recibimos autorización de la Superintendencia de Sociedades, en marzo del año pasado, y con esto fusionamos tres empresas: Emgesa, Codensa y Enel Green Power. Además, incorporamos dentro del ámbito geográfico de operación a Panamá, Guatemala y Costa Rica”, precisa.
En su concepto, los resultados del año pasado fueron fruto de esta consolidación y destaca que el Ebitda de la compañía alcanzó 6,3 billones de pesos, la utilidad neta cerró en 2,9 billones y el endeudamiento consolidado fue cercano a los 6,2 billones. Paralelamente, al cierre del primer trimestre de 2023, obtuvieron resultados financieros robustos con una utilidad neta de más de 800.000 millones de pesos, que les sirven para continuar apalancando su plan de inversiones a 2025, el cual tiene 7 billones de pesos presupuestados. “Sin duda, estas cifras nos permiten seguir adelante con nuestro plan estratégico, trabajando en la descarbonización y electrificación de la economía”, insiste este ejecutivo de nacionalidad italiana.
Transición a la colombiana Para Tommasi, el cambio climático y la transición energética son un gran reto para el país y requieren de un trabajo arduo y constante. “Sin duda, Colombia ha avanzado en su propósito de una transición energética justa. Es fundamental que los proyectos de la cadena de valor de la energía eléctrica sean una realidad, y para ello debemos trabajar articuladamente con los gobiernos nacional, regional y local para sortear los distintos desafíos que tenemos en el desarrollo de infraestructura eléctrica. Tenemos que construir más sinergias con las comunidades para garantizar que podamos convivir, siendo actores fundamentales para fortalecer su progreso, bajo principios de respeto cultural, cumplimiento normativo y diálogo constante”, subraya.
Vale la pena recordar que la razón por la cual suspendieron la construcción del parque Windpeshi fue la dificultad de negociar con las comunidades guajiras debido a las constantes vías de hecho y a sus altas expectativas, que superaban el actuar de la organización.
Pese a lo anterior, en Enel, desde su línea de distribución, siguen con una visión industrial sobre el futuro de las redes eléctricas para convertirlas en los habilitadores claves de la electrificación limpia, hacia un futuro de seguridad energética y libre de combustibles fósiles. “Esto tiene, además, el objetivo de armonizar las necesidades a corto y largo plazo de los usuarios de la red gracias a un plan de inversiones que anticipe y maximice sus beneficios y satisfacción. Estamos comprometidos con el desarrollo de redes que puedan soportar de forma sostenible la creciente demanda de energía que se da con el crecimiento natural de las zonas urbanas y rurales de influencia”, dice el director de la filial colombiana de Enel y añade que, en consecuencia, durante 2023 invertirán más de un billón de pesos en expansión de la infraestructura, digitalización, mantenimiento de redes e instalaciones de nuevas tecnologías y sistemas.
Es más, Tommasi destaca que la operación en Colombia fue declarada por el Grupo Enel como uno de los seis países pilares para el desarrollo de su plan de inversión global entre 2023-2025; debido a esto, Enel Américas realizó en 2022 una inyección de capital en la empresa colombiana de 1,5 billones de pesos.
Economía y tarifas
Enel, como todo el aparato productivo nacional, no es ajena a la desaceleración de la economía colombiana, la cual se siente en la demanda eléctrica, que creció el año pasado 4 por ciento aproximadamente y hoy va mucho más lenta. En este sentido, han concentrado sus esfuerzos en contribuir con el propósito de reducir las tarifas del servicio de energía de luz.
Esto ha permitido tener alivios para los usuarios de este servicio público esencial, y así mismo, han continuado con los planes de inversión y expansión para fortalecer la confiabilidad, la seguridad y la calidad en la prestación del servicio.
El directivo aclara, sin embargo, que la tarifa de energía eléctrica es dinámica y se calcula de forma mensual, considerando los costos eficientes que remuneran las diferentes actividades que componen la cadena de la prestación del servicio, según lo establece la regulación colombiana. “Estos costos se han incrementado a lo largo del año, entre otros, como consecuencia de factores como la presión inflacionaria que se está viviendo a nivel mundial y que impacta los costos de la cadena productiva del sector eléctrico. Así mismo, el valor que perciben los clientes ha sido impactado por disposiciones de Ley, como la integración de Tolima al área de distribución Oriente, a la que pertenecen Bogotá y Cundinamarca, y la aplicación de la opción tarifaria, que hasta octubre de este año tendrá un incremento máximo mensual, establecido por la regulación, del 0,3 por ciento más la variación del IPC”, explica y detalla que la compañía se ha sumado al sector para trabajar en propuestas que buscan solucionar la coyuntura actual de tarifas, teniendo en cuenta que en la zona en donde presta el servicio es una de las más bajas a nivel nacional.
Dichos esfuerzos representan un aporte cercano a los 400.000 millones de pesos para el periodo 2022-2023, que –dice– no interferirán con el plan de inversión que Enel tiene contemplado hasta 2024.
Sobre los posibles impactos a la tarifa de energía por la temporada de sequía y calor para la que se prepara el país, Tommasi asegura que continuarán aplicando las estrategias de compras de energía que trasladen mayores eficiencias a los clientes, teniendo en cuenta las condiciones tanto del mercado spot como los contratos a mediano y largo plazo.
Su objetivo es seguir manteniendo una de las tarifas más bajas del país. Tommasi no comparte la preocupación de algunos expertos sobre la amenaza de un racionamiento por los posibles efectos del fenómeno de El Niño; considera que es más adecuado hablar de la vulnerabilidad del país en ese frente. “Es una realidad que en Colombia hay proyectos de generación que no han entrado y de transmisión que tampoco lo han hecho, y eso genera restricciones en los flujos de energía. Frente a una temporada de sequía y a un panorama de escasez de agua, el sistema estará más estrecho y vulnerable”, admite, al tiempo que se mantiene optimista sobre el impacto de Enel en esta parte del continente.
No en vano, su operación en Costa Rica, Guatemala, Panamá y Colombia suma cerca de 2.600 colaboradores, la gran mayoría aquí en el país. Así mismo, cuentan con unas 14.000 personas que laboran con ellos de manera indirecta a través de contratistas. Una razón más para estar firmes en su apuesta por el país.