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Evitar el fraude en el comercio electrónico, un negocio que está en crecimiento
En América Latina, 4,1% de los intentos de compra son ilícitos. Las temporadas de descuento registran la mayor cantidad de intentos de estafa.

Cada vez más colombianos usan el comercio electrónico para adquirir bienes y servicios. Tan solo el año pasado se realizaron 511,1 millones de transacciones por este canal, lo que representa un crecimiento del 21 % respecto a 2023. Estas operaciones alcanzaron un valor total de 105 billones de pesos.
Sin embargo, a medida que incrementan las compras virtuales también crecen las trampas y los intentos de realizar operaciones fraudulentas, que golpean tanto a los comercios pequeños como a los grandes.
Según el Merchant Risk Council (MRC), asociación global sin fines de lucro que reúne a profesionales y empresas dedicadas a la prevención del fraude en el comercio electrónico, en América Latina 4,1% de las ventas se pierden directamente en la última línea por el uso de tarjetas de crédito robadas, clonadas o falsificadas.
También está el caso de compradores (estafadores) que realizan una compra legítima y luego reclaman ante su banco argumentado que la transacción no fue autorizada o que el producto nunca llegó, solicitando la devolución del dinero. Esto le genera pérdidas al vendedor.
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Ignacio Stagnaro, head Comercial de Koin, una fintech brasileña dedicada a la prevención de este tipo de fraudes, explica que en América Latina este tipo de ilícitos son más altos y frecuentes que en los países más desarrollados. Sin embargo, advierte que, por temor a no caer en una trampa, muchos comercios pierden ventas de compradores que sí eran reales, pero que les parecen sospechosos.
Como este es un proceso digital, las herramientas antifraude también lo son y deben ser lo más rápidas posibles. La meta es que identifiquen la operación sospechosa en el momento en que la página tiene el mensaje de “procesando transacción”.

“La idea es identificar en segundos las transacciones sospechosas y si tenemos un poco más de duda, usar estrategias de recuperación, que consisten, en el peor de los casos, en llamar al comprador para saber si es real. Se busca confirmar identidades para asegurarnos que una compra es válida”, explica Stagnaro, cuya empresa opera desde noviembre del año pasado en Colombia.
Un caso de operación sospechosa se da, por ejemplo, con personas que entran a hacer compras de valores altos sin antes haber entrado a comparar precios en varias páginas web. Personas que a las 12 de la noche usan una tarjeta de crédito, que no había estrenado y compra cinco pasajes caros. Ahí se prende la alerta de fraude, pero si al final se cumplen todas las validaciones, la transacción se aprueba. Gran parte del trabajo de las tecnologías antifraude radica en modelar los comportamientos de compra de los consumidores, para así poder detectar las operaciones sospechosas.
En Colombia, los intentos de fraude muestran sus picos durante temporadas de alto volumen de compras como Black Friday y Cyber Monday. En 2024, entre el 28 de noviembre y el 2 de diciembre, el 7,1% de todas las transacciones de comercio electrónico fueron sospechosas, 26,1 % más que en 2023, según cálculos de Transunion.
En Koin, que forma parte del Grupo Despegar, tienen la meta de llegar a 100 comercios en su primer año de operación en Colombia. También están en México y Brasil, y su próximo mercado será Argentina. En otros países ofrecen crédito para los compradores de internet y la meta es también prestar ese servicio en el país.

Para este año, se proyecta que el comercio electrónico siga creciendo en el país. En la Cámara Colombiana de Comercio Electrónico (CCCE) estiman un avance de 17 % impulsado por factores como la mayor adopción de smartphones, la expansión de la infraestructura logística, el aumento de la confianza del consumidor y la personalización de la experiencia de compra.