Economía
Icónica tienda de consumo masivo en Estados Unidos anuncia su cierre definitivo
La marca ya había anunciado el cierre de varias tiendas en febrero.


Joann, la icónica cadena estadounidense de tiendas de manualidades y telas, ha anunciado el cierre definitivo de todas sus operaciones en Estados Unidos.
Este anuncio marca el fin de una era para millones de aficionados al DIY (hazlo tú mismo), costura y artes decorativas que encontraron en sus pasillos un espacio de inspiración y creatividad durante décadas.

La empresa, conocida anteriormente como Jo-Ann Fabrics, fue fundada en 1943 en Cleveland, Ohio, y se expandió a lo largo del país con más de 800 ubicaciones en su momento de mayor auge.
Joann se convirtió en un pilar para modistas, decoradores, artistas y familias enteras que buscaban materiales para proyectos escolares, disfraces, ropa hecha en casa, decoración navideña, entre muchas otras ideas artesanales.
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Su modelo de tienda grande, con una amplia variedad de productos y asesoría personalizada la distinguía de otras cadenas minoristas más generalistas.
Sin embargo, en los últimos años, Joann comenzó a enfrentar una serie de desafíos que fueron acumulándose y afectando su estabilidad financiera.
El auge del comercio electrónico, la competencia con plataformas como Amazon y Etsy, y el cambio en los hábitos de consumo de las nuevas generaciones contribuyeron a la caída de la cadena.
A esto se sumó la crisis derivada de la pandemia de la covid-19, que aunque inicialmente provocó un auge en proyectos caseros, no logró sostener a largo plazo las ventas necesarias para mantener la estructura operativa de la empresa.
En un comunicado oficial, la compañía informó que, tras una evaluación exhaustiva de sus finanzas y proyecciones de crecimiento, tomó la decisión de cerrar de forma definitiva sus tiendas en Estados Unidos durante los próximos meses. El proceso será gradual, permitiendo a los clientes aprovechar liquidaciones y a los empleados recibir paquetes de salida y asistencia para su transición laboral.
Este cierre no solo implica la desaparición de una marca comercial, sino también la pérdida de un espacio físico donde se formaron comunidades. Joann era más que una tienda: ofrecía clases, talleres, eventos y generaba un sentimiento de pertenencia en muchos barrios.

La tienda fomentaba el aprendizaje intergeneracional, con abuelas, madres e hijos compartiendo pasatiempos y habilidades que, en algunos casos, se convirtieron en oficios o negocios personales.
Los expertos en retail señalan que el caso de Joann es un reflejo del difícil equilibrio que enfrentan las tiendas físicas en un mundo digital. Aunque intentó adaptarse con su plataforma en línea y servicios de recogida en tienda, la cadena no logró reinventarse con la rapidez suficiente frente a los cambios acelerados del mercado.