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Importante empresa de la moda a nivel mundial anuncia su quiebra
Los voceros de la marca anunciaron las medidas tomadas por el grupo económico.


Belda Llorens, una histórica empresa textil con sede en Alicante, España, y conocida por su compromiso con la sostenibilidad, ha declarado recientemente su quiebra, marcando el cierre de uno de los capítulos más significativos de la industria textil española.
Fundada en 1950, la compañía se había especializado en la fabricación de hilos reciclados y ecológicos, logrando una reputación destacada tanto en el mercado nacional como internacional. Su quiebra representa no solo el colapso de una empresa familiar con más de siete décadas de historia, sino también un golpe al sector textil que apostaba por un futuro más verde y responsable.
Durante los últimos años, Belda Llorens se había posicionado como pionera en el uso de materiales reciclados, especialmente algodón regenerado y fibras ecológicas certificadas.

Su producto estrella, la gama Recover, se convirtió en sinónimo de innovación y sostenibilidad, atrayendo clientes en Europa, Estados Unidos y Asia. Este enfoque le valió numerosos reconocimientos, pero también la expuso a desafíos estructurales que afectaron su viabilidad económica.
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Entre los factores que precipitaron la quiebra se encuentran el aumento sostenido de los costes de energía y materias primas, la caída de la demanda tras la pandemia, y una competencia internacional feroz, especialmente desde mercados asiáticos, donde los costos de producción son significativamente más bajos.
Además, la pandemia de covid-19 golpeó con fuerza al sector, obligando a cierres temporales y a un cambio abrupto hacia el modelo de entrega a domicilio, donde la marca no logró competir eficazmente con plataformas más establecidas.
La empresa intentó adaptarse, diversificando sus productos, buscando financiación y optimizando sus procesos. Sin embargo, estas medidas no fueron suficientes para revertir la presión financiera acumulada. La decisión de declararse en concurso de acreedores fue un intento por ordenar el cierre de forma responsable, preservando en lo posible los intereses de trabajadores y proveedores.

El cierre de Belda Llorens ha dejado a más de un centenar de trabajadores en una situación incierta, y ha generado preocupación en la comarca por el futuro del empleo en un sector ya golpeado por la deslocalización y la automatización.
Asimismo, es un golpe simbólico para los defensores de la economía circular, que ven en esta quiebra un reflejo de las dificultades reales que enfrentan las empresas que apuestan por la sostenibilidad más allá del marketing.