Energía

La verdadera razón del apagón de Air-e que oscureció a Barranquilla

Seis subestaciones dejaron sin luz a cerca de 200.000 usuarios, pero el asunto no es técnico sino económico. ¿Quién tiene la pelota en la cancha?

18 de junio de 2025, 8:47 p. m.
Un apagón eléctrico podría afectar parte de la vida humana.
Un apagón eléctrico | Foto: Getty Images

El motivo técnico conocido, que provocó el apagón que vivieron los usuarios de Air-e en Barranquilla, una de las zonas en las que opera la empresa de energía intervenida por la Superintendencia de Servicios Públicos, es que hubo seis subestaciones afectadas por un evento técnico. No obstante, la verdadera razón sería económica.

Los recursos no fluyen y cada vez estaría siendo más difícil que se haga el mantenimiento necesario para que el servicio llegue de manera eficiente a los usuarios.

Es más, los apuros que vienen podrían ser más complejos, pues estarían al borde de no contar con las cuadrillas suficientes que se desplacen a los sitios donde se presentan dificultades técnicas.

Logo Superintendencia de Servicios Públicos
Logo Superintendencia de Servicios Públicos | Foto: web superservicios

En la cancha de SuperServicios

Desde 2024, la Superintendencia de Servicios Públicos Domiciliarios procedió a la toma de posesión de la empresa, inicialmente con la misión de recuperarla de su difícil situación financiera. Sin embargo, unos meses después, el informe de interventoría entregó un diagnóstico que evidenció la grave situación contable, financiera, administrativa, jurídica, técnica y operativa de la compañía.

Es más, en esa ocasión, el documento del agente interventor concluyó que habría imposibilidad de Air-e para garantizar la debida calidad y continuidad de la prestación del servicio de energía en el corto, mediano y largo plazo, así como el pago de sus obligaciones mercantiles.

   Gracias a las térmicas, que el Gobierno no ve con buenos ojos, el país no se ha apagado.
El apagón en Barranquilla se registró desde horas de la mañana, pero el más extendido fue el que comenzó en la tarde. | Foto: Carlos Riaño

Cuatro interventores han pasado por el cargo en menos de un año. Recientemente, SuperServicios habló de una posible solución, tras lo cual, el propio ministro de Minas, Edwin Palma, solicitó conocer los detalles de dicho plan de salvamento, lo que dejó ver la falta de articulación institucional para buscar una salida.

Mientras tanto, la prestación del servicio está en juego y ya se empieza a evidenciar. Muestra de ello fue lo que sucedió en Barranquilla, donde se registró un apagón que duró varias horas y hasta motivó un pronunciamiento del alcalde Alex Char, teniendo en cuenta la alta afectación que provoca la ausencia del fluido eléctrico. Más aún, con el recrudecimiento de la violencia que están teniendo ciertas zonas del país, entre ellas, la capital del Atlántico.

La SuperServicios salió a poner la cara e informó que el servicio se había afectado para aproximadamente 109.559 clientes, pero otras fuentes hablan de cerca de 200.000 ubicados en distintas zonas de Barranquilla.

La entidad de vigilancia, que tiene intervenida a Air-e, aseguró que había desplazado el equipo requerido para normalizar el servicio, mientras que anunció que evaluaría las posibles causas, por lo cual, hay expectativa por conocer los resultados de esa revisión.

| Foto: Cortesia air-e

Realidades tozudas

La falta de oxígeno de Air-e ya está llegando al límite. Se requiere una solución económica del Fondo Empresarial, lo que estaría en manos de la SuperServicios. Cada tres meses se requieren al menos 20.000 millones de pesos para la compra de los materiales que requiere el mantenimiento de las líneas de alta tensión.

Pero los recursos económicos no fluyen. De hecho, tampoco habría ya presupuesto para financiar las cuadrillas de alta y media tensión, que, para atender todas las zonas que requieren el ojo de los cuadrilleros se necesitarían 120 equipos y la capacidad financiera estaría alcanzando para 40 y 50 por ciento de los mismos, según dijeron fuentes cercanas al tema.

En consecuencia, los cuadrilleros se han vuelto ‘apagaincendios’, pues, mientras van a un barrio, estalla otro inconveniente en otro y no logran llegar con rapidez. Todo por falta de plata para el mantenimiento.

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