Transporte aéreo
MinTransporte dice que ya se quitó el palo en la rueda en el proyecto Aerocafé. ¿Ahora sí?
La firma de un convenio interinstitucional sería la salida para destrabar el proyecto. Aerocafé lleva casi medio siglo sin concretarse.
El Ministerio de Transporte confirmó que se habría dado el paso para que Aerocafé, una de las terminales aéreas más aplazadas en el país, a pesar de estar ubicada en una zona de alta importancia turística, el Eje Cafetero, sea una realidad.
De esa manera, la cartera de transporte señaló que fue firmado un convenio interinstitucional que podrá solucionar uno de los cuellos de botella que ha tenido la obra, y es que se hará la subterranización del tramo de la línea eléctrica La Esmeralda–La Enea, que actualmente cruza por la futura pista del aeropuerto.

María Fernanda Rojas, ministra de Transporte, explicó que el acuerdo fue suscrito por representantes de ISA Intercolombia S.A., Inficaldas, Infimanizales, la Gobernación de Caldas, las alcaldías de Manizales y Palestina, la Asociación Aeropuerto del Café y el Patrimonio Autónomo.
Además, el ministerio aseguró que el trámite que hoy se surte, se venía gestionando desde hace más de una década, y era un requisito indispensable para iniciar la licitación de las obras del lado aire. Por lo tanto, el paso dado, a juicio de la cartera de transporte, “marca un antes y un después en la ejecución del proyecto”, manifestaron.
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Una zona de importancia estratégica para el turismo, como el Eje Cafetero, cuenta con el aeropuerto La Nubia, en Manizales, conocido coloquialmente como “sal si puedes”. También está El Edén, en Armenia, que, entre otras cosas, perdió recientemente la categoría de internacional debido a las frecuentes dificultades que generan traumatismos en los itinerarios, causan malestar entre los turistas y evidencian, desde hace tiempo, la necesidad de una nueva terminal aérea para la región.
Inclusive, la idea de Aerocafé viene desde 1977, cuando se habló por primera vez de anclar una pista en una zona que tiene alrededor de 1.600 metros de altitud. Era necesario explanar la colina vecina para hacer la construcción, en medio de la necesidad de conectividad aérea de las capitales cafeteras, que mostraban su pujanza y atractivo, tanto para los turistas como para los inversionistas.
Desde entonces, los tropiezos han estado a la orden del día. Entre estudios y peticiones de licencias ambientales, y contratación de obras de explanación y drenaje que luego quedaron en nada, por retiro de la firma que iba a adelantar la tarea.
¿Qué viene?
Lo cierto es que el camino ha sido de altibajos. Pero ahora, parece haber una nueva luz en el túnel. El gerente general de ISA, Carlos Mario Caro explicó que “la línea Enea–La Esmeralda requiere ser subterranizada para que el aeropuerto se haga realidad. Con el convenio firmado, avanzamos en la contratación de las empresas que lo ejecutarán, asegurando estándares técnicos internacionales y cumplimiento regulatorio”.