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¿Juegos de Lego descontinuados son mejor inversión que el oro? Esto dijo un estudio
El estudio estableció que hay modelos más costosos.
De acuerdo con un estudio realizado por un grupo de investigadores de la Escuela Superior de Economía de Moscú, Rusia, los juegos de Lego retirados o descontinuados se apreciaron en 11 % anual entre 1987 y 2015, más que el oro, las acciones o los bonos.
Aseguran que estos juguetes se vuelven más costosos con el pasar del tiempo gracias al “alto valor coleccionable” combinado con la disminución de la oferta.
Además, en dicho estudio indicaron que los precios de dichos juegos no se ven relativamente afectados por el mercado de valores y que, por el contrario, aumentaron durante la crisis financiera de 2008.
En ese sentido, los investigadores consideraron que los juegos de Lego podrían ser una inversión tan valiosa como las joyas, las antigüedades u otras obras de arte. Entre los modelos más caros, según el estudio, están las réplicas del Halcón Milenario, el Destructor Estelar Imperial y el Taj Mahal.
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“Se hacen decenas de miles de acuerdos en el mercado secundario de Lego (...). Incluso teniendo en cuenta los pequeños precios de la mayoría de los equipos, este es un mercado enorme que no es muy conocido por los inversores tradicionales”, indicó la profesora Victoria Dobrynskaya, según publicó New York Post.
Con bloques de Lego, empresario cambia vidas de niños y jóvenes
En sus viajes de negocios por Panamá y Estados Unidos en la década de los ochenta, Abelardo Osorio nunca olvidaba incluir en sus compras un juego de Lego para su hijo Daniel. Cuarenta años después, convirtió esos anhelados juegos en una herramienta para enseñar habilidades y transmitir valores a jóvenes en fundaciones y colegios de Antioquia.
Todo comenzó con su hijo Jerónimo, a quien desde muy pequeño empezó a incentivar el gusto por los Legos, iniciando con los más sencillos hasta desempolvar los que su padre le había regalado. “Entre todos esos había uno que me impacta mucho y era el transbordador espacial, el cual 40 años después estábamos volviendo a armar con mi hijo”, recuerda con fascinación.
Jerónimo se convirtió en un experto en armar Legos, a tal punto que en los meses de confinamiento estricto armó junto a su padre el Halcón Milenario, el tercer Lego comercial más grande del mundo en piezas. “Después de eso le empezaron a interesar más los videojuegos y me quedé solo en la historia”, dice Osorio.
En enero de 2021 se dio cuenta de que lo mismo que había hecho con su hijo lo podía replicar con otros niños que se encontraran vinculados a fundaciones, motivándolos a armar este tipo de construcciones. “Pensé que además de apoyarlas económicamente también podía dedicarles mi tiempo, enseñarles y regalarles los Legos”.
Así fue. Osorio adecuó su agenda y dejó libres las tardes de los miércoles y las mañanas de los sábados. “Empezamos en Bello con Gente Unida, donde viven más de 40 niños y jóvenes en condición de abandono. Allá llegamos un sábado a jugar con ellos y fue algo hermoso”, recuerda Osorio, y aclara que el Lego termina siendo una herramienta social que les permite hablar y aprender sobre muchos temas.
“Si armamos el Apolo 11 o un Ferrari podemos hablar de la llegada del hombre a la luna o sobre por qué los carros italianos son tan famosos”, comenta, y destaca que con el paso del tiempo han incluido más juegos didácticos, sin olvidar que el Lego es el centro de todo. “Con los más pequeños armamos figuras de 40 o 50 piezas, pero con los más grandes armamos unas que implican mayor dificultad”.
A través de esta iniciativa ha impactado positivamente a niños y jóvenes de tres fundaciones y un colegio, todos en condiciones de vulnerabilidad. Pronto su labor comenzó a llamar la atención de más fundaciones, ancianatos y municipios como Venecia y Titiribí que lo han invitado a organizar actividades.
“Quien se interesa en esto no nos tiene que apoyar con plata, tan solo con su presencia nos está apoyando. La idea es que vengan y jueguen con los niños e intercambiemos historias”, señala, y agradece la participación de la ciclista María Paulina Jaramillo y su amigo el abogado Carlos Duque en esta iniciativa.