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Las acciones colombianas están ‘amenazadas por convivencia’. ¿Cómo se llegó a esta situación?
La amenaza de una rebaja en la categoría internacional del mercado nacional de valores lo golpearía de muerte y afectaría al país en general, a las empresas que allí cotizan, a los inversionistas y a los ahorradores de pensiones. El presidente (e) de la Bolsa de Colombia explica los escenarios.
SEMANA: ¿Qué implica el anuncio de J. P. Morgan de una posible reclasificación del mercado de acciones colombiano de emergente a la categoría de frontera?
ANDRÉS RESTREPO: El mercado nacional de capitales tiene dificultades innegables, pero cambiar su clasificación de emergente a frontera tendría impactos muy grandes porque hay inversionistas que, por políticas internas, solo ponen su dinero en mercados emergentes o al menos la mayor parte de él, y si ya no estás en ese grupo ya no recibes esos recursos. Esos fondos de inversión no se preguntan si la acción es buena o mala, si tiene potencial de valorización o no, simplemente no entran y encima venden los activos que tienen de ese país que ya no cumple con sus parámetros.
SEMANA: Sin embargo, algunos piensan que lo que se pierde por un lado se podría recuperar por el otro, al ser Colombia uno de los mayores entre los considerados mercados de frontera...
A.R.: Los fondos que siguen a los emergentes son muchísimo más grandes que los que siguen a los de frontera y es tan grande la diferencia que los segundos nunca alcanzarían a compensar el flujo de recursos de los primeros. A eso se sumarían desvalorizaciones de las acciones de los fondos que saldrían del país y eso golpea, en especial, al ahorro pensional, que es uno de los participantes más importantes en las acciones en Colombia. Además, desde el punto de vista macro, es como pasar de estar en un barrio con economías que tienen niveles de deuda sobre PIB similares, a uno en donde los vecinos están más endeudados y tienen niveles de riesgo más altos. Eso crea una percepción generalizada de que vives en un barrio con economías deterioradas. Y eso, en la coyuntura actual, podría profundizar los sentimientos de desconfianza generalizada que vive hoy la economía colombiana. En resumen, es un tema que va más allá del impacto en el mercado de acciones.
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SEMANA: Perú vivió una amenaza similar, ¿cómo la resolvió?
A.R.: Sí, fue parecido, pero la discusión era otra. Fue por una acción que corría el riesgo de no ser considerada peruana, pues también estaba listada en Estados Unidos. Si dejaba de ser peruana, ese país ya no tendría las tres acciones que, como mínimo, se requieren para estar entre los emergentes. En nuestro caso, es un tema de liquidez, pues ISA, una de las tres acciones nacionales que están en el grupo de emergentes (las otras dos son Bancolombia Ordinaria y Bancolombia Preferencial) está muy cerca del umbral de liquidez. En Perú, todos los actores del mercado, públicos y privados, se movieron en conjunto y evitaron el cambio.
SEMANA: El anuncio de ese posible cambio llega, además, en un mal momento, ¿no?
A.R.: Sí, porque se juntan tres cosas complejas. Una, la integración de las bolsas de Chile, Perú y Colombia, que es un proceso que lleva varios años. Dos, la discusión de la reforma pensional, la cual le mete un palo en la rueda a un mercado de capitales muy chiquito y que no tiene tracción. Y tres, la subvaloración de las acciones en Colombia, donde vemos millonarias operaciones con agentes del exterior de Cementos Argos o el Éxito, pero cuyo valor no parece ser reconocido localmente.
SEMANA: ¿Qué le pasa al mercado local?
A.R.: Ha perdido dinamismo por una liquidez diezmada y una menor cantidad de actores y, como consecuencia, localmente no se reconoce el verdadero valor de los activos. Y eso se puede evidenciar en indicadores como los precios objetivos que establecen los analistas para las acciones colombianas. Ahí vemos descuentos de 30 o 40 por ciento; es decir, que si sus pronósticos se cumplen, las acciones tienen un potencial de valorización altísimo. El paso a seguir es lograr que haya suficientes jugadores que crean en ese potencial, pero por ahora no lo están viendo debido a un contexto macro de incertidumbre, en donde muchos piensan dos veces antes de invertir o prefieren quedarse quietos antes de incrementar la exposición en Colombia. A eso se suman problemas estructurales del mercado de capitales, cuyo deterioro empezó hace varios años, pese a que ha habido dos misiones de mercado de capitales y tenemos claros los temas estructurales que debemos atacar.
SEMANA: ¿Eso empeoraría si el país pasa a mercado de frontera?
A.R.: Esta coyuntura logró evidenciar la gravedad de la situación. Es como un cimbronazo de alerta que nos mostró que la liquidez no puede seguir bajando y además si nos vamos a mercado frontera no solo va a sufrir la Bolsa de Valores, sino todos los actores que allí financian sus proyectos, lo que incluye empresas y Gobierno, así como los inversionistas, que no son solo los grandes, sino también todos los que ahorran en los fondos de pensiones. Ese temor ha logrado movilizar a todos los actores para buscar soluciones y allí, por ejemplo, la Superfinanciera ha sido muy valiosa, dispuesta a hacer los ajustes que se requieran en regulación y supervisión, pero eso no es lo único que necesitamos. Debemos tener una conversación entre todos los actores, pues todos tenemos un pedazo de culpa. Estamos buscando soluciones y yo le tengo mucha fe.
SEMANA: Si en un año, cuando se estima que se podría dar la reclasificación, ya están fusionadas las bolsas de Perú, Chile y Colombia, ¿cómo se aplicaría lo de mercado de frontera?
A.R.: Ellos no piensan en términos de bolsa, sino de mercados. Muchos de sus criterios de evaluación están relacionados con la economía del país que analizan. También tienen otros criterios relacionados con la liquidez y la accesibilidad –la cual se refiere a temas como qué tan fácil es para un extranjero invertir, qué tan claras son las reglas tributarias o las cambiarias, etcétera–. Entonces, si esto llega a suceder, sería una pésima noticia para Colombia en general. Se afectaría el valor de sus acciones y se generaría un mensaje de desconfianza sobre su capacidad para ser un mercado potente, que es capaz de atraer inversionistas y emisores. En cuanto a la fusión de las bolsas, que se va a hacer bajo una holding llamada Nuam, la idea es que las tres bolsas vayan migrando hacia un mercado único, inicialmente de renta variable en 2025, pero no van a desaparecer, pues los emisores o los inversionistas deberán entrar a ese mercado único por la Bolsa de Colombia, la de Chile o la de Perú.
SEMANA: Entonces, ¿podría ocurrir que Colombia quede como mercado de frontera y Perú y Chile como emergentes?
A.R.: Sí, porque ellos piensan eso en términos de países. De llegar a pasar, las acciones colombianas dejarían de estar clasificadas como emergentes, pero seguirían en el mercado integrado. El problema es que tendrían aún menor liquidez, pues sus precios se golpearían brutalmente.
SEMANA: ¿Cómo evitar esa situación?
A.R.: Tenemos una estrategia en cuatro frentes. Liquidez, emisores, accesibilidad y promoción del mercado. En el primero queremos extender una figura que funciona en muchos países y que aquí se usa excepcionalmente, que son los proveedores de liquidez. Generalmente, son comisionistas de bolsa que asumen ese papel garantizando que una acción siempre tenga puntas de compra y venta. La idea es que sea una figura generalizada. También nos interesa cambiar el concepto de que en Colombia la gente solo hace plata cuando la acción sube y nunca cuando baja. Deberían existir mecanismos para aprovechar las caídas y esas son las ventas en corto.
SEMANA: ¿Esas operaciones no quedaron satanizadas tras la caída de Interbolsa?
A.R.: Sí, y es terrible, porque el problema en ese momento no fueron las ventas en corto y, sin embargo, se convirtieron en un inri para el sector. Una venta en corto es cuando tú crees que una acción va a caer, entonces haces una venta para pasado mañana, pero al precio de hoy. Si, en efecto, cae, te ganas la diferencia. La idea es que pueda ser un mecanismo que usen los inversionistas profesionales, pero también las personas naturales, pues funciona bajo la misma lógica de cuando compras una acción porque crees que va a subir. Además, para hacer ventas en corto hay un montón de reglamentación que asegura que no vas a quedar mal.
SEMANA: ¿Cuál es el plan en los frentes de emisores, accesibilidad y promoción?
A.R.: No tenemos suficientes emisores por varias razones, como por ejemplo la carga de supervisión y la obligación de reportar su información, y en eso debemos trabajar con la Superfinanciera. También hay trabas en términos de costo y ahí nosotros, como bolsa, podemos intervenir. Otro tema que requiere claridad es el de reglas de juego de protección de minoritarios. También estamos discutiendo temas para mejorar el acceso de extranjeros y vendiendo más nuestro mercado en el exterior.
SEMANA: Con esas estrategias, ¿sí se podrá evitar ser mercado de frontera?
A.R.: Espero que este cimbronazo nos haga movernos más allá y consolidarnos como mercado emergente. Veo una alta probabilidad de que con los proveedores de liquidez, ISA suba en este indicador y ya no esté en el borde. Espero que tras este esfuerzo no se pierda el impulso y sigamos creciendo para que no volvamos a la situación que nos llevó a este problema.