Energía
Descarbonizar Colombia sin improvisación. ¿Cuándo sería pertinente? Esto dice informe de Fenalcarbón
El gremio de empresas dedicadas a esta actividad advierte que una transición energética mal diseñada podría significar una caída de $ 38 billones en la economía nacional.

El carbón ha sido uno de los minerales señalados entre los primeros que deben salir del escenario, de cara a una transición energética como la que busca el actual gobierno.
El problema es que Colombia tiene una economía altamente dependiente de hidrocarburos y minerales. Por lo tanto, buena parte de la financiación del Estado depende de la producción de los frutos del subsuelo.
Este miércoles 10 de septiembre, el gremio de empresas del carbón, Fenalcarbón, dio a conocer el llamado Informe TEC: ‘Transición Energética de los Carbones Colombianos’, en el que pone las cifras del aporte que hace el carbón en muchos frentes, por lo que una descarbonización debe ser algo que se haga sin improvisaciones.

Según expresa el documento de Fenalcarbón, “un proceso de transición mal diseñado podría significar una caída de $ 38 billones en la economía nacional”.
Según las cuentas del gremio, el recaudo de las regalías y el impuesto de renta representan cerca del 95 % de los ingresos que recibe el país por el desarrollo de la actividad minera de carbón. En consecuencia, aun con el señalamiento al mineral, que como sector se sobrecarga de impuestos y sobretasas en busca de su marchitamiento, no se puede desconocer que es uno de los pilares insustituibles para la financiación pública.

Clave para las regiones
Por el lado de las regalías, los ingresos por esa vía son claves para las regiones, expresa Fenalcarbón. Muestra de ello es que en departamentos como Cesar y La Guajira, “las regalías por carbón representan más del 100% de sus ingresos corrientes”.
Esa realidad fue puesta por el gremio para sustentar la necesidad de evitar que la transición energética se haga de manera desordenada. Seguir ese camino causaría “efectos devastadores en la estabilidad regional y en los recursos para educación, salud e inversión social”, advierte el directivo gremial, Carlos Cante.
Hay otras regiones que también tienen presencia de la industria carbonífera, como Córdoba, Cundinamarca, Boyacá, Antioquia y los Santanderes, donde la presencia de la industria carbonífera no solo es sinónimo de generación de empleo, sino de aportes sociales y ambientales. “El futuro fiscal de la Nación, la estabilidad laboral de miles de familias y la inversión social en 132 municipios de 11 departamentos dependen de una transición bien planificada”, señala Cante.
Propuestas de descarbonización
En el entendido en el cual, la descarbonización no tiene vuelta de hoja, Fenalcarbón describe tres escenarios. Uno de ellos, el intermedio, debería llevar al país a carbono-neutralidad en 2060. “La reducción sería del 85% en la producción de carbones, con una disminución significativa de exportaciones, aunque todavía con cierta capacidad de aprovechar reservas metalúrgicas y térmicas. Si bien los impactos sociales y fiscales”, explica el informe.

Y de las otras dos posibilidades, la más adversa sería la que lleve a Colombia a plantearse la neutralidad cero en 2050, con la electrificación más acelerada y ambiciosa. “Este camino implicaría una reducción del 89 % en la producción de carbones frente a 2021, una fuerte caída en la demanda interna y un golpe crítico a la transformación de coque por las restricciones de emisiones”, dice el informe. El golpe mayor sería para los territorios, que quedarían con menos recursos en el corto plazo, sin poder hacer la reconversión laboral y social.
Y un tercer escenario, el optimista, sería el de una transición que se extienda hasta 2070 o incluso 2100, lo que, a juicio de Fenalcarbón, “permitiría aprovechar la totalidad de las reservas de carbón en la costa y de carbón metalúrgico, garantizando divisas y regalías durante varias décadas más”.
Habrá que ver qué sucede después de 2026, cuando un inicie su administración el gobierno que resulte elegido en elecciones de mayo.