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“El ajuste de las finanzas públicas tiene que empezar ya”, asegura la presidenta del Comité Autónomo de la Regla Fiscal
Para la entidad, en la medida en que la corrección empiece más temprano, su magnitud en el mediano plazo será menor. Entrevista con Astrid Martínez, presidenta del organismo.

SEMANA: ¿Estaban las condiciones dadas para que llegara la cláusula de escape y se suspendiera la regla fiscal?
ASTRID MARTÍNEZ: El Comité Autónomo de la Regla Fiscal (Carf) tiene que dar un concepto previo, no vinculante, para activar la cláusula de escape. Tuvimos unas sesiones previas con Hacienda, mirando los argumentos que estaban dando. Nos entregaron unos documentos un poco preliminares.
La ley dice que tiene que haber un evento extraordinario o que ponga en peligro la estabilidad macro. ¿Cuál es la situación? La regla fiscal no se iba a cumplir este año. Si no se cumple, hay un problema que casi nadie ve ni discute: el plan financiero, que dice fuentes y usos para financiar el déficit, tiene que ser coherente con la regla fiscal.
Entonces, si la regla no se va a cumplir, ¿qué pasa con el plan financiero? ¿Cuál es la consecuencia de que no se cumpla la regla en términos financieros? Es un problema macroeconómico. Pero nosotros teníamos que ser muy prudentes en el sentido de apegarnos a la ley y ver si Hacienda hacía explícito ese tema financiero. No lo hizo explícito; nosotros dijimos: no ha lugar.
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SEMANA: ¿Qué mensaje queda con la decisión de suspender la regla fiscal?
A.M.: Que la regla fiscal no se puede cumplir ni este año ni el otro, y que el ajuste no se puede hacer en un periodo. Nosotros pedíamos un ajuste del 2,6 % del PIB, que no se puede hacer en un año sin afectar el funcionamiento del Estado.
Por la vía de los ingresos hay que hacer una reforma tributaria, y por el lado del gasto hay inflexibilidades que cubren el 90 % de este.
SEMANA: ¿Cuál es su lectura de la reducción de la calificación de Colombia por parte de Moody’s y Standard & Poor’s?
A.M.: La reducción de la calificación por parte de las calificadoras es algo que ellas habían anunciado, pues estaban a la espera del Marco Fiscal de Mediano Plazo. Esta confirma lo que ya sabía todo el mundo: que había una situación de crisis.
Para mí, es una cosa que ya estaba descontada por el mercado. Colombia estaba pagando unas tasas de interés más altas que las de países con similar calificación. Lo que uno espera es que las tasas ya altas que pagamos ahora sí estén en línea con países que tienen calificaciones como las nuestras. Se está sincerando todo, y eso es un buen punto de partida para resolverlo.
SEMANA: ¿Cómo se vuelve a la senda de la regla fiscal?
A.M.: Con un ajuste por el lado de los ingresos y por el lado de los gastos durante un periodo mayor a un año. La activación de la cláusula de escape establece un periodo en el cual se retorna: máximo tres vigencias. Y dice también que el Carf vigilará y hará advertencias para que se cumpla esa senda.
El Carf no se ha acabado, ni la regla fiscal se ha acabado, como tampoco se han acabado los techos; lo que pasa es que ahora son otros. En realidad, la regla estaba suspendida hasta 2025.
SEMANA: ¿Cuáles son los cálculos que tienen para el ajuste?
A.M.: Hay dos dimensiones de esa respuesta. Una que damos para 2025 y otra para 2026.
En primer lugar, el ajuste debería empezar desde esta vigencia, primera de las tres, que es 2025. No se cumple la regla, pero el déficit es 7,1 % del PIB, y el déficit primario es 2,4 %. A esta altura del año es muy difícil, porque ya el presupuesto que no se recortó está comprometido.
Y la segunda observación que hacemos sobre 2025 es que, para cumplir la meta que se pone el Gobierno en esa nueva senda, debería haber un ajuste adicional por el lado de ingresos de 8,3 billones de pesos.
Al principio decimos: ojalá el déficit fuera menos de 7,1 %, y el primario, de menos de 2,4 %. Con las cuentas que hacemos de cómo va el recaudo, no nos da que se pueda cumplir el pronóstico de ingresos, que es el que tiende a estar sobreestimado para cubrir ese gasto tan grande que hay.
SEMANA: ¿Y sobre 2026?
A.M.: La segunda observación sobre 2026 es que se requeriría un ajuste adicional de 33 billones de pesos, porque no estamos incluyendo los ingresos por concepto de la reforma tributaria que se va a presentar ahora hasta que no se dé. Entonces, de los 33 billones, 19,7 billones son por esa vía.
Y el resto tiene que ver con un efecto base, porque si el recaudo es menor, como estamos previendo, habría un impacto adicional sobre el pronóstico del recaudo; tendrían que corregirlo porque está sobre una base que no se va a dar.
SEMANA: Para el mediano plazo, ¿qué se tiene?
A.M.: En el mediano plazo está presentada una propuesta de ajuste muy alta. Muy bueno que se haga así. Debe resultar de esfuerzos de ingresos cada año, o una reforma tributaria que proyecte ingresos nuevos a lo largo del tiempo, que sean estructurales.
Ahí hay un aporte por esa vía en el margen: más ingresos por un punto del PIB en 2026 y 1,5 en 2036. Y el resto, por el lado de los gastos. ¿Qué es el resto? El total del ajuste está pensado en un 3,9 % del PIB promedio anual. Cada punto del PIB son 17 billones. Parte son los ingresos, y el resto es reducción de gasto.

SEMANA: ¿Qué tan viable y sostenible es volver a la senda fiscal cuando se anuncia una tributaria en época preelectoral y no hay un compromiso del Gobierno en reducción de gastos?
A.M.: Solamente si se presentan los proyectos de ley que van a reducir la inflexibilidad de ese gasto. Uno de esos es el Sistema General de Participaciones (SGP). ¿Qué explica el aumento del gasto de 2019 a 2024 como porcentaje del PIB? El SGP, en gran medida. El otro es el pago de intereses de la deuda, pues esta saltó y se quedó en 60 % del PIB.
También se gasta en aseguramiento de salud y pensiones. Entonces, para cada una de esas cosas hay que ver qué genera la inflexibilidad, qué se puede cambiar y qué se puede aprobar en el Congreso. Son rubros que pesan el 90 % del gasto.
SEMANA: ¿Cómo abordarlo?
A.M.: ¿Cómo baja intereses? Recuperando la confianza, mostrando credibilidad en el plan de ajuste y reduciendo las necesidades de déficit financiero.
El SGP tiene una fórmula que arrastra cuatro años y está atada a los ingresos corrientes de la nación. Entonces, como decía José Antonio Ocampo, eso va en contra del esfuerzo de presentar una reforma tributaria, porque ya queda comprometido el porcentaje que corresponda para ser participado a las entidades territoriales. De cualquier peso que usted logre recaudar con una nueva reforma tributaria, 30 centavos van a ir para allá.
SEMANA: Y falta la ley de competencias.
A.M.: Exacto. Se requiere que Hacienda, que sí puede y debe dar o no su aval a la ley de competencias, lo haga en el sentido de no aumentar el problema.
Con respecto al acto legislativo de la ley de competencias, el supuesto de Hacienda en su proyección es que el impacto de dicha ley es neutro sobre el Gobierno nacional. Esto quiere decir que cualquier recurso que se aumente en la participación por encima de lo que está previsto hasta ahora en la liquidación de ese SGP anual se transfiere con competencia.
SEMANA: ¿Y en el tema pensional?
A.M.: En lo pensional hay dos componentes: los regímenes especiales y el aporte a Colpensiones por la diferencia entre cotizaciones y obligaciones a pagar, que tienen la mayor cantidad de los pensionados actuales.
Fuera de la reforma estaría lo de los regímenes especiales, que siempre se mencionó en la discusión de la reforma. Quedan pendientes de abordar otros parámetros. El ajuste supone que esos elementos de inflexibilidad se van a remover.

SEMANA: ¿Qué pasa con la inversión, la reducción de la calificación y las primas de riesgo más altas?
A.M.: Hay que aprovechar la crisis para volver a mirar todos los elementos. Lo que es importante en este sentido para el Carf es que la tasa de crecimiento sea más alta como un elemento fundamental del ajuste y de la reducción del peso de la deuda, y, en últimas, de la sostenibilidad de las finanzas públicas.
Si la tasa de crecimiento fuera un punto mayor que la que está en los supuestos de la proyección —subir de 2,8 a 3,8 %— nos llevaría más rápido a converger al ancla de la deuda. Ese punto es central: que nosotros crezcamos a unas tasas acordes con nuestro potencial y que se recupere la participación de la inversión en el producto.
SEMANA: ¿Le queda mucha tarea al próximo Gobierno?
A.M.: Toda, si no se contribuye a que el ajuste empiece desde ahora. En la medida en que se empiece más temprano, el tamaño del ajuste en el mediano plazo será menor. Si uno lo va dejando para más adelante, cada vez va siendo más el peso de la deuda y los intereses, y se aumentará la percepción de riesgo. Se tiene que empezar ya.
SEMANA: ¿Qué pasa si prospera la demanda que interpuso Pedro Nel Ospina al tema de la cláusula de escape?
A.M.: No la he leído. Pero es una muy buena pregunta, porque volveríamos a la situación en la cual no se puede cumplir la regla. Una orden judicial no puede ordenar que se cumpla la regla. O sea, un juez nunca ordena lo imposible. No conozco antecedentes de ese tipo de demandas.