Política monetaria
Atentos: Si usted está pensando en un crédito, aquí le contamos cuál es el futuro de las tasas de interés en Colombia
En su más reciente reunión, la Junta Directiva del Banco de la República aumentó a 9 por ciento las tasas de interés de intervención. Aunque algunos sostienen que este sería el último gran aumento, aún la presión inflacionaria es alta.
Apenas dos días después del anuncio de la Reserva Federal de Estados Unidos de aumentar en 75 puntos básicos sus tasas de interés -que dejó entre 2,25 % y 2,50 %-, el Banco de la República en Colombia continuó esa misma senda.
La Junta Directiva del Emisor en su reunión del pasado viernes decidió aumentar en 150 puntos básicos la tasa de interés de política monetaria, llevándola a 9 por ciento, en línea con las expectativas del mercado. En un periodo de tres meses el banco incrementó su tasa de política en 300 puntos básicos.
Según explicó el banco, la tasa de inflación anual registró un nuevo incremento al pasar de 9,1 % en mayo a 9,7 % en junio. La inflación básica sin alimentos ni regulados pasó de 5,9 % a 6,1 % entre estos mismos meses. “Las expectativas de inflación siguen aumentando. La encuesta mensual del Banco de la República a los analistas económicos arrojó que entre junio y julio la expectativa de inflación para 2022 se incrementó de 8,6 % a 9,2 %, y para 2023 de 4,7 % a 5,2 %, según la mediana de la muestra”, señaló el Emisor.
Esto significa que, como aclaró, el exceso de demanda se mantiene, con una actividad económica que continúa fuerte, tanto que el equipo técnico del banco revisó al alza el pronóstico de crecimiento para 2022 de 6,3 % a 6,9 %”. “La inflación mundial ha seguido aumentando y ha adquirido mayor persistencia. Al mismo tiempo, han surgido temores de una recesión global que han generado gran volatilidad en los mercados financieros”, agregó el Banco de la República.
Tendencias
Con la decisión adoptada –que fue de 6 contra 1 (este miembro de junta votó por un aumento de 100 puntos básicos)-, la Junta Directiva del Banco de la República continúa con el proceso de ajuste de la política monetaria para que la inflación retorne a la meta de 3 % en el mediano plazo. Sin embargo, el proceso de retorno a inflaciones bajas va a tomar un tiempo. Como lo explicó en una entrevista a SEMANA Leonardo Villar, gerente del Banco de la República, “no podemos esperar que ese retorno se dé en un par de meses, puede durar un par de años volver a inflaciones dentro del rango aceptable de la política monetaria, que es del 3 por ciento, pero sí esperamos que el proceso de convergencia se inicie en el segundo semestre de este año”.
La pregunta es hasta dónde llegará el aumento de las tasas por parte del Banco de la República.
Un análisis de Bancolombia establece que, con ese nivel, la postura de política monetaria entraría en terreno contractivo. Esto sugiere que el ciclo de ajustes en la tasa de intervención estaría cerca de terminar. “Los datos que se publiquen en los próximos dos meses determinarán si se requiere algún ajuste adicional que, de llegar a ocurrir, sería marginal”, dijo la entidad financiera.
De hecho, algunas declaraciones realizadas en la rueda de prensa posterior a la reunión de la Junta Directiva del banco confirman esa expectativa. El ministro de Hacienda, José Manuel Restrepo, sugirió que, con el incremento de 150 puntos básicos adoptado, la tasa real de intervención ya puede estar en terreno contractivo.
Villar, del Banco de la República, por su parte, señaló que “estamos mucho más cerca de niveles de tasas que ayuden a converger la inflación hacia la meta”. Agregó que “con la información al día de hoy, cualquier posibilidad de un ajuste de la tasa de interés parecería que tuviese que ser de menor magnitud de los que hemos visto hasta el momento”.
Para Bancolombia, el camino se empieza a aclarar: “Creemos que esta tendencia acentuará la transmisión de las decisiones que ha tomado el Emisor desde septiembre de 2021. En la práctica, esto implicará que las condiciones financieras que enfrentarán las empresas y los hogares serán considerablemente más retadoras en los meses venideros, con lo que las decisiones de gasto se tornarán más cautas”, dijo.
Y agregó esta entidad financiera: “Calculamos que con esta decisión la tasa real ex ante (calculada a partir de proyecciones de inflación a un año) está en estos momentos alrededor de 310 puntos básicos, nivel superior al estimativo más reciente de tasa neutral del equipo técnico del Emisor (entre 180 y 200 puntos básicos)”. Para ella, de necesitarse incrementos adicionales, no superarán los 50 puntos básicos.
En esa misma línea se pronunció BBVA Research. “Consideramos que el ciclo de alza en tasas habría finalizado y que la tasa se mantendría por un tiempo en el nivel actual, lo suficientemente alto para lograr una moderación de la inflación en el horizonte de política y una convergencia a la meta de inflación hacia 2024″, señaló en su análisis.
Agrega el BBVA que comienza a evidenciar algunas señales de moderación en la actividad, a partir del crecimiento de la demanda de energía y de su indicador Big Data Consumption Tracker, que señala una desaceleración para junio y en especial para julio en el gasto de los hogares. “Con todo, consideramos que, en ausencia de sorpresas inflacionarias, en su reunión de septiembre el Banco podría evaluar ya señales relevantes de moderación de la actividad y estabilidad en precios, lo que justificaría poner fin al ajuste de tasas al alza”, afirmó esta entidad.
Por su parte, un análisis de Davivienda advierte en su Índice de Gestión de Compras (PMI) del sector industrial colombiano, que el mes de julio fue testigo de un pronunciado giro en el entorno económico del sector industrial de Colombia, tras el buen desempeño registrado en junio. “La incertidumbre de los clientes en torno a las elecciones y las presiones de los precios lastraron las ventas y obligaron a las empresas a reducir la producción y las compras de insumos. En este periodo de encuesta, la creación de puestos de trabajo se vio frenada y las empresas se mostraron menos optimistas en relación con el panorama futuro. Asimismo, la inflación del costo de los insumos volvió a repuntar, lo que se tradujo en un pronunciado incremento de los precios de venta. El Índice, ajustado por factores estacionales, se situó en 49,5 puntos en julio, cayendo notablemente desde la cifra cercana al récord de 55,7 puntos en junio. De hecho, la reciente lectura señaló el primer deterioro del sector desde mediados de 2021″, señaló el análisis.
La incertidumbre generada por el cambio de gobierno, la alta inflación, la escasez de insumos y la débil demanda golpearon la producción en julio. Aunque moderado, el descenso puso punto final a una secuencia de expansiones mensuales que ya se extendía un año.
A pesar de estas posturas, la mayor preocupación es cuándo tocará el techo la inflación y empezará a ceder. De hecho, la cifra registrada en junio de 9,67 % anual, es la más alta observada desde junio del año 2000. “Es decir, que estamos registrando unos niveles de inflación, que habíamos visto hace 22 años en la economía colombiana. En ese paso intermedio, es importante resaltar que tuvimos un pico de inflación muy importante mucho más reciente, pero que no alcanzó a ser así de intenso, que fue el que generó el Fenómeno de la Niña y el paro de camioneros del 2016, que llevaron a la inflación a tener un máximo en ese momento del 8,97 %. Así que estamos retrocediendo prácticamente 22 años en el comportamiento de la inflación anual”, explicó en su momento Juan Daniel Oviedo, director saliente del Dane. El mismo Oviedo ha advertido que para el mes de julio la inflación podría llegar a doble dígito.
Y en los meses que vienen registrará nuevas presiones. La volatilidad en el precio del dólar generará nuevas tensiones en productos y materias primas importados, además de otros costos indexados a él, como por ejemplo el valor del gas.
De hecho, como mencionó en una reciente entrevista a SEMANA Leonardo Villar, gerente del Banco de la República, “El efecto de la variación en la tasa de cambio sobre los precios es un porcentaje que se ha estimado en niveles bastante bajos durante los últimos 20 años. Un aumento del 10 por ciento en la tasa de cambio podría traducirse, de acuerdo con estos estimativos, en aumento de la inflación de 0,5 % a 0,6 %, pero esto depende muchísimo de si hay una demanda excesiva o no, de la situación de la economía, de si se está indexando a mayores niveles de inflación o si se está manteniendo una fuerte credibilidad en la meta de inflación del Banco de la República. Y eso es algo cierto en Colombia y en el resto del mundo. Los porcentajes de traslado de una depreciación en países de inflación alta son altos, tal como se ve en Argentina, donde si el dólar sube 10 por ciento, los precios aumentan en la misma proporción y muy rápidamente, porque no hay un ancla alternativa. Por eso es tan importante mantener lo que hemos tenido en Colombia, para que el pass-through o coeficiente de traspaso de la tasa de cambio a los precios sea bajito. Se logra con credibilidad en la convergencia de la inflación a una meta. Así el precio del dólar termina siendo un mecanismo de ajuste en la economía y no un mecanismo que genera inflación generalizada”.
Para otros, todavía no es tan claro si este será el último aumento de tasas del Emisor. “La impresión que queda tras el más reciente ajuste de tasas de interés es que podría ser el último, por su magnitud, pero es posible que se den más aumentos porque el efecto de la tasa de cambio sobre la inflación aún no se ha sentido por completo, dado que las mayores alzas del dólar se dieron en julio”, señala Andrés Langebaek, director de estudios económicos del Grupo Bolívar. Su estimación es que la inflación terminará este año cercana a 11%, lo que implica que habría espacio para otro incremento de tasas de interés en septiembre, mes en el que se pronunciará el Banco de la República en torno al aumento de tasas.
Además del dólar, hay otros factores que preocupan, como el impacto de invierno en el precio de los alimentos que, si bien en algunos productos –como la papa- ha bajado de precios, en otros como el de la leche, se acercan a incrementos del 38 por ciento en el IPC.
Y, además, tendrá que ver si el nuevo gobierno continúa con la senda de aumento en el precio de la gasolina que buscaría llevar el precio por galón de los 9.000 pesos actuales a cerca de 11.000 al final del año. Esto para quitarle presión al déficit en el Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles que, según Fedesarrollo, ya llega a 34 billones de pesos.
Así las cosas, el principal instrumento de política monetaria se encuentra en un nivel que contribuye a moderar la demanda agregada para contener el aumento futuro de los precios, pero hay que estar atentos a las sorpresas que pueda dar el costo de vida.