Transición Energética
La transición energética en Colombia no va tan bien como se pensaba y se rajó ante el Foro Económico Mundial
Este ranking no deja bien parados los proyectos de energías sostenibles para el país.
La transición energética en Colombia no avanza como se esperaba, según reveló el análisis realizado por el Foro Económico Mundial en su informe The Energy Transition Index (ETI). El país ha perdido terreno tanto a nivel latinoamericano como global, descendiendo 10 puestos en comparación con el año anterior y situándose en la posición 39 del ranking.
En América Latina, Colombia pasó del tercer al sexto puesto, lo cual resulta preocupante considerando que el Gobierno de Gustavo Petro ha destacado la transición energética como una de sus principales metas. El puntaje ETI del país disminuyó de 66 en 2021 a 60.5 en 2023, reflejando un retroceso en los rendimientos de los sistemas energéticos y en la preparación del país para la transición.
“Todos los países clasificados en el top 10 son de Europa Occidental y del Norte, y representan el 2 % de las emisiones de CO2 relacionadas con la energía, el 4 % del suministro total de energía y el 2 % de la población mundial. Suecia lidera los rankings globales, seguida de Dinamarca y Noruega. Entre las 10 economías más grandes del mundo, solo Francia figura en el top 10. La lista de los mejores países en el Índice de Transición Energética (ETI, por sus siglas en inglés) se ha mantenido ampliamente sin cambios durante la última década”, dice el informe.
Por otro lado, Suecia, Dinamarca, Noruega y Finlandia se posicionan como los países líderes en la transición energética, según el índice global ETI. Estas naciones europeas destacan por su eficacia en los sistemas energéticos y su preparación hacia fuentes de energía más sostenibles. En contraste, Colombia y otros países latinoamericanos se encuentran rezagados en el ranking, evidenciando la necesidad de acelerar los esfuerzos para lograr una transición energética efectiva.
Tendencias
El informe resalta que aquellos países mejor posicionados en el índice comparten características como la reducción de subsidios energéticos, mayor seguridad energética mediante una diversificación de fuentes y socios importadores, disminución de la intensidad de carbono y aumento de la participación de energías limpias en la matriz energética. Estos aspectos son clave para garantizar una transición exitosa hacia un sistema energético más sostenible.
“Los países mejor clasificados también muestran altas puntuaciones en preparación para la transición debido a sus sólidos marcos institucionales y regulatorios, su capacidad para atraer capital e inversiones a gran escala, su entorno empresarial innovador y su alto nivel de compromiso político con la transición energética. Tanto China como Brasil están entre los 20 primeros, resultado de su desempeño hasta ahora y su disposición para seguir avanzando en la transición”, agregó el WEF.
Aunque algunos países emergentes como China, India e Indonesia han logrado mejoras significativas en el ETI, Colombia ha experimentado un retroceso en su desempeño. Es importante destacar que de los 120 países analizados, solo 55 han mejorado sus puntuaciones en más de 10 puntos porcentuales en la última década. La falta de avances consistentes en la transición energética representa un desafío para el país y evidencia la necesidad de redoblar los esfuerzos en este ámbito.
El informe también destaca a Brasil como el país latinoamericano mejor posicionado en la transición energética, ocupando el decimocuarto lugar a nivel mundial. Uruguay, Costa Rica, Chile y Paraguay también se sitúan en posiciones destacadas dentro de la región. Estos países han logrado avances significativos en materia de inversión financiera, infraestructura e innovación, lo cual ha contribuido a su progreso en la transición hacia un sistema energético más sostenible.
La reciente clasificación de Colombia en el índice de transición energética ha generado preocupación en el ámbito económico. El retroceso del país en este ranking internacional evidencia las dificultades que enfrenta en su camino hacia una matriz energética más sostenible y limpia. Esto tiene implicaciones negativas para el medio ambiente y la economía nacional.
En primer lugar, el impacto ambiental es una de las principales preocupaciones. Colombia, con su potencial en energías renovables, como la solar, eólica y biomasa, tiene la oportunidad de reducir la dependencia de los combustibles fósiles y disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero. Sin embargo, al no avanzar en la transición energética, el país continúa contribuyendo al cambio climático y pone en riesgo la calidad de vida de las generaciones futuras.
Además, este retroceso en la transición energética también conlleva vulnerabilidad económica. La dependencia de los precios internacionales del petróleo y el gas expone al país a posibles fluctuaciones y crisis energéticas. La diversificación de la matriz energética, impulsada por la adopción de fuentes renovables, proporcionaría una mayor estabilidad en el suministro de energía y disminuiría la vulnerabilidad económica ante choques externos.
Otra consecuencia económica negativa es la pérdida de oportunidades de crecimiento y empleo. La transición energética ofrece un potencial significativo para el desarrollo de industrias y tecnologías limpias. Los países líderes en este proceso han experimentado un impulso en su economía, creando empleos en sectores como la energía renovable, la eficiencia energética y la investigación y desarrollo tecnológico. Colombia, al quedarse rezagado, se priva de estas oportunidades de crecimiento y desarrollo económico sostenible.