Salarios
Salario mínimo: cada punto que sube le agrega 0,7% a la probabilidad de trabajar en informalidad, revela estudio de BanRepública
El cálculo cae como anillo al dedo ahora que se inicia el debate sobre la consulta popular, que incluye varios temas laborales.

Además del incremento en el salario mínimo que se aplica cada año, el cual fue del 9,53 % para la vigencia 2025, para emplear formalmente en Colombia se requiere asumir múltiples obligaciones ligadas a la relación laboral, proyecto de ley que se hundió por segunda vez en el Congreso de la República.
Varios de los puntos allí incluidos entrarán a ser parte de la Consulta popular, alrededor de la cual, ya fueron destapados los 12 ítems sobre los cuales les preguntarán a los ciudadanos.
En medio de ello aparece el cálculo del Banco de la República, que revela de manera precisa el aporte en materia de informalidad, que pone cada punto en el que se incrementa el salario mínimo.
El Emisor, en el reciente informe coordinado por Andrea Botero, señala los elementos que forman parte de la regulación laboral, que ofrece a los trabajadores “protección”, lo que a su vez “genera con frecuencia costos a los empleadores”.

La investigadora argumenta que “hay evidencia de que estos costos pueden generar informalidad y desempleo, pues dificultan la contratación de empleados asalariados y la formalización de empleados independientes”.
Regulación que preocupa
Dentro de los ítems de la regulación laboral colombiana, la investigadora destaca el salario mínimo, que puede conducir a que la contratación de la fuerza de trabajo se haga en la informalidad y, de hecho, en el país ese fenómeno está presente en más de la mitad de los ocupados.
Según lo hallado por Botero, “cuando se fija el salario mínimo en un nivel alto dificulta la contratación de trabajadores con baja productividad”.
La baja productividad del trabajador tiene que ver con múltiples variables, pero, principalmente, con la educación, la edad y la tecnología.

El informe pone el foco en la situación del mercado laboral regional, pues en muchos departamentos se acentúa la prevalencia de la contratación de trabajadores en la informalidad, ya que se presenta una disparidad entre el nivel en el que sube el salario, frente al tamaño de la economía del territorio, que, cuando es pequeña, no puede asumir los incrementos salariales del mínimo.
Por tanto, el documento enfatiza en que el efecto del incremento en el salario mínimo es heterogéneo, pues depende del tipo de trabajador.
Botero explica que, en el estudio, se construyeron dieciséis grupos poblacionales, según género, edad, nivel de educación y área geográfica en donde se encuentra el trabajador.

La conclusión a la que llegó Botero es que “el efecto es más fuerte para trabajadores de bajo nivel educativo (con bachillerato o menos) que para trabajadores con educación superior (técnica, tecnológica o universitaria) y también es más fuerte para los jóvenes que para los mayores, precisamente los grupos en los que el salario mínimo es más alto con respecto a la distribución de salarios que perciben esos trabajadores”.
Lo cierto es que cada punto porcentual de alza en salario mínimo está asociado con aumentos de hasta 0,7 % en la probabilidad de trabajar en la informalidad.
La investigadora pone el caso de ciudades como Bogotá y Cúcuta, pues la diferencia en la informalidad entre las dos es de casi 30 puntos y, justamente, Bogotá se caracteriza por una mayor contratación formal, teniendo en cuenta que se economía es más grande que la del resto de ciudades.
“Esta diferencia causa que un joven con bajo nivel educativo en estas ciudades tenga una probabilidad de ser informal que es alrededor de 20 puntos porcentuales mayor que la de un joven con idénticas características en Bogotá”, dice el estudio.