Economía
Camino a la dictadura
Temas como la reforma a la salud, y hasta de pronto algunas medidas tributarias, podrían estar en el orden del día.
Después de diecisiete años, un gobierno declara la conmoción interior. Aunque existen hechos graves como lo que está sucediendo en el Catatumbo, estas medidas por sí solas no son ninguna solución.
Cualquier cosa o camino que defina Petro debe generarnos alguna duda sobre sus verdaderos propósitos; siempre hay alguno superior. Por ahora, afortunadamente, la velocidad de su equipo de trabajo es totalmente diferente, lo que ha hecho que los resultados del gobierno hayan sido nulos.
Ahora, el gran trabajo de defender la democracia recae en manos de la Corte Constitucional, que tendrá que revisar todos y cada uno de los decretos que pretenda sacar Petro con fuerza de ley. Estos deben tener relación con las razones por las cuales se decretó la conmoción. Estoy seguro de que Petro y su equipo no tienen nada preparado y que tratarán de sacar normas que el Congreso les ha parado aprovechando esta situación. Temas como la reforma a la salud, y hasta de pronto algunas medidas tributarias, podrían estar en el orden del día.
Asumiendo que la Corte Constitucional hará su labor, debemos centrarnos más en cuáles podrían ser los verdaderos propósitos de decretar el estado de conmoción, con miras a las elecciones de 2026. Petro, a mi modo de ver, mandó un mensaje muy claro con su postura frente a las elecciones venezolanas: todo es válido para mantenerse en el poder, aplazar elecciones o robárselas descaradamente.
Lo más leído
La espiral de violencia en la que estamos sumidos los colombianos es aterradora. Hemos retrocedido más de veinte años. Muchísimas regiones del país están cooptadas por los bandidos, esto no solo pasa en el Catatumbo.
Muchas son las razones por las cuales estamos en este momento tan crítico, empezando por haber prohibido la aspersión aérea de cultivos ilícitos. Esto nos ha llevado a tener más de 250.000 hectáreas de cultivos sembradas, que alimentan a los grupos ilegales, el debilitamiento de las Fuerzas Militares y de Policía con la salida de la línea de mando más preparada y cambiarse por personajes sin relevancia, y —no puedo dejar por fuera— la vergüenza de proceso de paz del gobierno Santos que convirtió unas Farc en cuatro, pero, eso sí, pensionó a los más grandes bandidos del país con casa, carro y beca.
Petro, no contento con lo anterior, se inventó su paz total: mandó a familiares por las cárceles a hacer acuerdos con cuanto malandro hay, y se atrevió a vaticinar que podía hacer la paz con el ELN en tres meses. Hasta ahora, no hay paz después de dos años y medio de gobierno, pero sí hay un empoderamiento de todos estos grupos que le vieron las ganas al gobierno.
Por lo pronto, Petro no tiene ningún candidato de su espectro político que pueda ganar las elecciones, aunque le queda la opción de acercarse a Claudia López, pues son lo mismo. Acordémonos de que, para la izquierda, entregar el poder no está en sus opciones; piensa que lo que se gana en las urnas, no se entrega.
Preparémonos para las elecciones más difíciles de la historia, si las hay, contra un gobierno que utilizará todas las herramientas y los recursos disponibles para ganar legal o ilegalmente. Dejemos de pensar que Petro es un presidente más. No, señores, él lo que quiere ser es un dictador.