Opinión
El tamaño del bicho que se nos puede venir pierna arriba
Estos son algunos ejemplos de las implicaciones que tendría haber entrado en confrontación con el gobierno de Estados Unidos.
Muchos, entre ellos algunos reputados economistas como el embajador de Colombia en la Ocde, o no se percataron, o hicieron caso omiso, del tamaño del bicho que se nos venía (y puede venir) pierna arriba de haber entrado en una abierta confrontación con el gobierno de Trump. En este artículo se quisiera señalar algunos ejemplos de las implicaciones que esta ‘guerra’ tendría.
El sector floricultor quedaría devastado. El 80 % de nuestras flores van a Estados Unidos (capturando el día de San Valentín cerca del 90 % de estas ventas), sin posibilidades a corto y mediano plazo de reemplazar este mercado. Generando ingresos de más de 2.300 millones de dólares al año, el sector floricultor genera 200.000 empleos directos e indirectos, siendo la inmensa mayoría madres de familia. El impacto de un colapso del sector en varias regiones del país, principalmente Cundinamarca, Boyacá, y Antioquia, tendría dimensiones inimaginables.
En relación con el café, las consecuencias son igualmente preocupantes: desde finales del año pasado, los precios internacionales del grano vienen registrando récords históricos. Colombia es el segundo mayor proveedor de café sin tostar a Estados Unidos, un mercado clave donde la industria cafetera genera 2,2 millones de empleos y mueve 343 mil millones de dólares al año. Las ventas de café a Estados Unidos representan el 40 % de las exportaciones. Con un valor superior a los 1.100 millones de dólares anuales y un incremento del 25 % o 50 % en aranceles, haría inviable la exportación de café colombiano a ese mercado.
Para Boris Wüllner, gerente de Green Coffee Company de Medellín, “hoy en día, el diferencial del café colombiano está en 5 o 6 centavos de dólar, cuando hace unos años era de 40 centavos. Actualmente, el café colombiano está en 3,30 - 3,40 dólares, según la fluctuación de la bolsa. Si le sumamos un 50 % de aranceles, automáticamente su costo aumenta en 1,70 dólares más. Esto lo haría poco viable en algunos mercados, sin importar su calidad o aroma. Esa es nuestra preocupación: que simplemente no podamos competir”.
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El caso de las remesas es igualmente inquietante. Hoy, el flujo de las remesas del exterior es de aproximadamente mil millones de dólares mensuales, del que entre el 45 y 50 % proviene de Estados Unidos. Estas remesas, cuyo crecimiento anual del 10 % lo lleva a uno a pronosticar que en el 2032 ya estarán en el orden de los dos mil millones de dólares mensuales, no solo hacen parte fundamental del equilibrio en la balanza de pagos del país, sino que son el sustento principal —muchas veces el único— de centenares de miles de familias de muy bajo poder adquisitivo. Si estimamos que cerca de 500 millones de dólares mensuales vienen de Estados Unidos y que esos flujos probablemente se verían suspendidos en una ‘guerra’, el impacto económico en el consumo de los hogares, especialmente en el Pacífico, el Eje Cafetero, y en Antioquia, sería catastrófico.
Finalmente, están las consecuencias sobre el servicio de la deuda externa del sector público. Según el Banco de la República, el saldo de las obligaciones externas del sector público es de 111.213 millones de dólares. Si asumimos que el valor promedio de dicha deuda es del 6 al 8 % anual, y que la ‘guerra’ conllevaría una devaluación de mil pesos por dólar, el costo adicional de atender los interesas del pasivo externo público sería aproximadamente 11 billones de pesos, prácticamente lo que el gobierno piensa recaudar en una próxima reforma tributaria. Esta cifra no tiene en cuenta el mayor costo de amortización del capital, cuyo monto sería muchas decenas de billones de pesos adicionales.
El tamaño del bicho que se nos puede subir pierna arriba, por más de que muchos lo quieran minimizar, es descomunal. Sigo pensando que las posibilidades de que ocurra una ‘guerra’ comercial con Estados Unidos son muy altas.