José Miguel Santamaría Uribe

Economía

¿Hasta cuándo?

La corrupción, el despilfarro y el desgobierno son el orden del día, todos los días.

José Miguel Santamaría
3 de enero de 2025

Una cosa son las elecciones y otra gobernar. Una cosa es acabar con la reputación de alguien y otra, bien distinta, defender lo indefendible. Así se puede definir el Gobierno Petro antes y después.

Todos los colombianos sabemos que las elecciones de 2022 tuvieron una sobredosis de mentiras, calumnias y bodegueros a sueldo que le funcionaron a Gustavo Petro para llegar al poder. Lo que no es claro es si esta estrategia es válida para defender un gobierno tan malo.

Cuando se hace el contraste de lo que pensaban estos bodegueros petristas, cuando eran oposición y estaban en campaña con lo que piensan y escriben, hoy da risa: todo lo que criticaban, lo hace este gobierno con creces. La corrupción, el despilfarro y el desgobierno son el orden del día, todos los días.

Es mucho más fácil criticar. Hoy con la sartén por el mango tienen que mostrar resultados, gobernar un país como Colombia no es tarea fácil. Ya no pueden echarle la culpa al gobierno anterior. Van más de dos años de gobierno, entonces han recurrido al engaño y a la mentira para tratar de tapar la ineptitud y falta de resultados.

La narrativa es clara desde todas partes del gobierno. Nada se puede hacer y todos los programas se recortaron por cuenta de que el Congreso no aprobó la ley de financiamiento, una falacia gigante, ya que esta ley conseguía doce billones de pesos de un presupuesto para el 2025 de quinientos veintitrés billones. Hoy en día el programa, Mi Casa Ya, los subsidios de doscientas mil familias, la disminución de los presupuestos de educación y cultura son culpa del Congreso. Han llegado a decir hasta que los recursos del metro de Bogotá están peligrando. Pura y duras mentiras.

La realidad es otra. El aumento de la nómina estatal es aterrador, la creación de consulados y embajadas sin estudios de su conveniencia, el mal manejo de los recursos a través de junta de acción comunal, de autoridades indígenas y de entidades como la UNGRD, es alarmante. Es una realidad que el Gobierno no tiene caja porque no sabe gobernar y gasta donde le conviene, aunque no se debe.

Adicionalmente, la confianza en invertir en el país ha disminuido radicalmente. La reforma tributaria de 2022 fue desastrosa para la economía: terminó cayendo el recaudo, así digan lo contrario. En Colombia los impuestos son demasiado altos para las empresas; es contraproducente subirlos más.

Si el año 2024 fue difícil para Petro, el 2025 será peor. Estamos cerca de elecciones. El Congreso funciona diferente. Las prioridades son otras. Adicionalmente, muchos congresistas están asustados: las investigaciones por cohecho vienen en camino y por eso deben mostrar independencia.

Mi pronóstico para este año es un Petro más peleador y más radicalizado. No tiene cómo mostrar resultados porque no los hay. Entonces seguirá peleando con el Congreso, con las Cortes y con quien se le aparezca. Por esto, buscará tratar por decreto sacar las reformas que no ha podido mover por el camino correcto.

Ante un gobierno tan malo debería ser de trámite que pierda las elecciones de 2026. Eso no es tan cierto. Si no se consigue un candidato de unión podrían seguir en el poder. Eso sería una debacle.

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