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ECONOMÍA

La estrategia detrás del hundimiento de la consulta popular de Petro

Ante el fracaso de la consulta, la reacción de Petro ha sido presentar una nueva, ahora incluyendo temas relacionados con el sistema de salud.

Camilo Cuervo
23 de mayo de 2025

El estrepitoso hundimiento de la consulta popular propuesta por el presidente Gustavo Petro en el Congreso ha generado un revuelo político sin precedentes en la historia reciente.

Este desenlace es el fruto de una estrategia bien articulada por la oposición, que logró revivir la reforma laboral, previamente archivada en marzo, para que la consulta perdiera sentido y se hundiera por falta de gasolina política, básicamente jugando con el mismo discurso de Petro.

Le dieron al Gobierno varias dosis de su propia medicina y, utilizando la misma estrategia discursiva, lograron que lo que se percibía como una consulta inevitable, hoy sea el peor talón de Aquiles de este Gobierno, porque todas las cartas fueron destapadas y la justificación de la consulta empieza a flaquear ruidosamente.

Es irónico, rayando en lo bizarro, observar a los ministros y a la bancada parlamentaria de Petro peleando contra la reforma, torpedeando la discusión y haciendo cuentas para que no pase. Pero es igualmente llamativo observar cómo todos los gremios, empezaron a verle virtudes al hecho de alcanzar el tan nombrado “acuerdo nacional” para aprobar la reforma laboral que hasta hace unos días era impensable.

La estrategia opositora no solo logró bloquear la consulta popular, sino también puso en evidencia los verdaderos intereses detrás de la iniciativa de Petro. Ellos perciben que esa es la única tabla de salvación para evitar un desastre electoral.

Hoy es un hecho notorio que la consulta populista de Petro está motivada por el deseo inocultable de iniciar las campañas electorales del 2026 antes de tiempo, utilizando los recursos del Estado para sufragar la empresa electoral del progresismo.

Ante el fracaso de la consulta, la reacción de Petro ha sido presentar una nueva, ahora incluyendo temas relacionados con el sistema de salud.

Esta decisión, tomada de forma reactiva, casi infantil, expone la urgencia y la desesperación por mantener viva la posibilidad de una consulta.

La nueva excusa es los miles de pacientes que están muriendo a diario como consecuencia de la mezquina estrategia de Petro de dinamitar el sistema, preguntando si se avala, en las urnas, el desastre que ellos mismos han generado. El contenido de las preguntas parece ser secundario; lo esencial es preguntar algo, lo que sea, para justificar el inicio de la campaña.

Paradójicamente, lo que más le conviene a Petro es que el Senado le niegue todo, incluyendo la revivida reforma laboral. Eso, sumado a una eventual caída de la maltrecha reforma pensional en la Corte Constitucional, es el caldo de cultivo perfecto para impulsar el “estallido social” con el que sueña el Gobierno.

Petro es un adicto al poder y ha perdido todos los escrúpulos. Pase lo que pase, aun si el Congreso se doblega servilmente, vendrán días muy duros para Colombia y para sus instituciones.

El progresismo sabe que la única forma de perpetuarse en el poder es saltándose las reglas y hacerlo, hace mucho tiempo dejó de importarles. Es la hora de unir fuerzas para defender la democracia, proteger lo que queda y volver a la senda del desarrollo social y el crecimiento económico del que nos sacaron a punta de mentiras.

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