
Opinión
La ETB y la destrucción de valor
La ETB hizo una emisión de acciones para que los colombianos pudieran ser accionistas de la compañía.
Desde 2022, año en que subió la izquierda al poder en cabeza de Gustavo Petro, también llegaron sus políticas e ideologías en el campo económico, como el agrandamiento del Estado, el ataque sistemático al sector privado y la ruptura de la colaboración entre el sector público y el sector privado.
Lo que está pasando con la salud en Colombia es un buen ejemplo de lo que no se debe hacer. Independientemente de las fallas que ha tenido el sistema en los últimos 30 años, era un trabajo compartido entre lo público y lo privado. Lo que está pasando hoy con los cambios e intervención de las EPS por parte del Estado demuestra que el Gobierno es mal administrador y que la política, la corrupción y los intereses están siempre en el manejo de lo público.
Aunque los colombianos nos damos cuenta del caos de la salud —de lo mal que lo están pasando muchos colombianos—, no es tan fácil medir económicamente el impacto, pero es evidente la destrucción de valor.
Afortunadamente, con la ETB sí tenemos un ejemplo con números claros y concisos de lo que hemos perdido los bogotanos por no haber vendido a tiempo la compañía. Los números son escalofriantes.
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Las comunicaciones es uno de los sectores de la economía que se ha desarrollado más rápido y, por ende, que más inversión necesita. Se compite con empresas multinacionales que tienen muchos recursos para apostar a largo plazo en el negocio. Hoy en día, por ejemplo, los teléfonos fijos no son relevantes como lo son los celulares y los datos.
La ETB nació hace 140 años y desde ahí ha sido una empresa industrial y comercial de Bogotá. Hizo mucho por la ciudad, nos comunicó entre nosotros y con el exterior. Hasta los años ochenta tenía unas ventajas competitivas que tenían un gran valor en el mercado. Hoy, ese valor no existe. Con decir que lo que más cuesta hoy de las líneas fijas es el cobre de los cables que están enterrados por toda la ciudad, que entre otras cosas se los roban diariamente.
La ETB hizo una emisión de acciones para que los colombianos pudieran ser accionistas de la compañía. La acción salió a $ 625 y llegó a transarse en el mercado por encima de $ 1.000. Me acuerdo en esa época, el alcalde del momento sugirió que la ETB debería venderse, ya que necesitaba de un gran capital para hacer inversiones y ser competitiva. Y que, con el valor adicional de la venta, Bogotá podía utilizar esos recursos más bien para hacer colegios, vías y así mejorar la calidad de vida de los bogotanos.
Por cuenta del Concejo Distrital, que negó la propuesta, y del sindicato de trabajadores, que armó cuanta cosa para estropear la posibilidad de venta, se ha generado el detrimento patrimonial más grande visto.
La acción de la ETB se transa hoy en la Bolsa de Valores de Colombia a $ 50, quiere decir que la compañía ha perdido el 95 % de su valor. Adicionalmente, la compañía ha dado pérdidas durante los últimos diez años, sigue teniendo el problema pensional y no tiene recursos para salir adelante y competir en el mercado. Lo que fue hace un tiempo una de las joyas de Bogotá, hoy en día es un lastre bastante complicado.
Los datos son espantosos, pero hay que darlos. Las acciones en circulación de ETB son 3.550.553.412 que, en su momento, se hubieran podido vender a $ 1.000. Bogotá es dueña de más o menos el 88 %, hubiera recibido alrededor de $ 3 billones. Hoy, si es que puede venderla, recibiría $ 150 mil millones, sin tener en cuenta las pérdidas acumuladas de los últimos años y el valor del dinero en el tiempo. Se perdieron $ 2,85 billones.
Además, cuántas vías, escuelas, colegios, hospitales tendríamos adicionales funcionando en Bogotá. Realmente deprimente.