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Las rutas para que Colombia dé un salto en STEM
El impulso de las competencias STEM (ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas) se ha convertido en un esfuerzo innegociable para los sistemas educativos de todos los países. Los cambios en las condiciones del mercado laboral, la transformación de los entornos de aprendizaje, la tecnología, la globalización del conocimiento y el uso de la inteligencia artificial.
Colombia no se ha quedado atrás en esfuerzos. El proyecto de Ley Estatutaria en Educación, en su artículo 32, propone a “la ciencia, la tecnología y la innovación como facilitadores para implementar ajustes razonables que garanticen la transformación de prácticas y culturas para una educación inclusiva de calidad”.
A pesar de este avance, el país tiene retos para incorporar las competencias STEM: lo primero es identificar la brecha en la educación de calidad en diferentes regiones del país para garantizar que los colegios cuenten con la infraestructura adecuada y docentes cualificados, lo segundo es promover una cultura que incentive la participación de los estudiantes desde temprana edad en este campo, y lo tercero es la convergencia entre sectores para creación de alianzas público-privadas que impulsen el desarrollo de STEM en Colombia.
Sin embargo, se deben atender los retos vigentes del sistema educativo frente a los aprendizajes fundamentales de los estudiantes, además la formación continua de los docentes y directivos docentes, acceso a tecnología, entre otros. Avanzar en estos temas no solo permitirá que Colombia dé un salto en educación de calidad, sino que establecerá un marco para la innovación y la apropiación de nuevos aprendizajes y metodologías.
Según datos de la Encuesta Formal en Educación del Dane (2022), el 59 por ciento de los colegios públicos no tienen conectividad a internet, el 23 por ciento no accede a equipos de cómputo y el 13 por ciento no tiene el servicio de electricidad. Aunque estos porcentajes son más bajos en los colegios públicos, los colegios privados tampoco alcanzan la cobertura del ciento por ciento en ninguno de los tres casos.
Tendencias
En términos de las competencias básicas que se requerirían para desarrollar una lógica de pensamiento STEM, es urgente mejorar el estado de los aprendizajes. En 2023, más del 50 por ciento de los estudiantes que presentaron Saber 11 se ubicó en los dos niveles más bajos de desempeño en la prueba de matemáticas. En la prueba de sociales y ciudadanas, que evalúa dominios como competencias del siglo XXI, pensamiento creativo, resolución de conflictos y cívica y ciudadanía, más del 70 por ciento de los estudiantes se ubicaron en los dos niveles de desempeño más bajos. Y en las pruebas de inglés, ciencias naturales y lectura crítica, en promedio, solamente dos de cada diez estudiantes demuestran las habilidades necesarias para ubicarse en el nivel más alto de desempeño. Precisamente, la relación entre educación y tecnología es tan estrecha, que para aprender a programar se necesitan competencias, que como país debemos seguir fortaleciendo, por ejemplo, mediante la formación, la evaluación y el liderazgo de los docentes.
Solucionar los retos vigentes del sistema educativo con los estudiantes en el centro, frente a los aprendizajes fundamentales, la formación docente y de directivos docentes, el acceso a tecnología e infraestructura educativa, entre otros, permitirá que Colombia dé un salto en educación de calidad y logre el propósito que plantean las competencias STEM: que niños, niñas y jóvenes alcancen su proyecto de vida.