Claudia Varela, columnista

OPINIÓN

Más estoica que nunca

Que lindo sería que cada vez más gente quiera entender las virtudes del estoicismo.

Claudia Varela
20 de julio de 2025

María me estaba diciendo que le gustaba el tema del estoicismo. Solo que ella pensaba que esta filosofía estaba fundamentada en el sufrimiento individual. Me dijo sin parpadear que había que aguantar dolor y no quejarse para ser estoico. Le expliqué que no es exactamente así.

El estoicismo es una escuela de filosofía fundada en la antigua Grecia por Zenón de Citio en el siglo III a.C. Esta filosofía se centra en la búsqueda de la virtud y la razón como medios para alcanzar la felicidad y la paz interior. A lo largo de la historia, el estoicismo ha sido una fuente de inspiración para muchos líderes, pensadores y personas en busca de una vida más plena y equilibrada.

En la vida personal, el estoicismo enseña a las personas a enfocarse en lo que pueden controlar y a aceptar con serenidad lo que no pueden controlar. María me miró con algo de sorpresa. Se preguntó cómo podía no controlar. Sonreí. Creo que a su edad también pensaba que todo era controlable.

Le dije que saber soltar permite reducir el estrés y la ansiedad causados por preocupaciones sobre eventos externos. Vivimos ansiosos por un futuro que no ha sido y deprimidos por un pasado que ya fue.

Se quedó pensativa y me pidió que le diera algunos tips. Obviamente no quise resumir una filosofía tan profunda y antigua a la luz de un agua con gas, pero le hablé de algunos principios básicos.

Los estoicos creen que la virtud es el bien más alto y que debe ser el objetivo principal de la vida. Le dije que los estoicos basan su comportamiento en la templanza, la sabiduría, el coraje y el respeto por la justicia.

Esto lleva a la aceptación de lo inevitable, lo que no se puede cambiar ayuda a reducir la frustración y a enfocarse en lo que sí se puede controlar.

María me hizo dos preguntas. Me dijo que tal vez no entendía bien qué es la templanza, ya que lo veía como coraje. Le dije que no, le expliqué que la templanza es la capacidad de tener moderación, de no dejarse llevar por los impulsos, de entender cuándo decir no y no dejarse llevar por excesos.

Soy fanática del estoicismo le dije. Y ella volvió con su segunda pregunta, y esto ¿Cómo me puede ayudar en mi vida profesional?

Sentí que la había enganchado, me sentí feliz de que le interesara el tema. Y es que María vive ansiosa y yo sé que el estoicismo puede ser una herramienta valiosa para manejar el estrés, tomar decisiones racionales y mantener la calma en situaciones de presión.

Le dije con convicción que los principios estoicos ayudan a mantener la calma y a tomar decisiones basadas en la razón en lugar de la emoción. Además, mejora las relaciones interpersonales. La virtud y la racionalidad estoicas pueden mejorar las interacciones con colegas y clientes al promover un comportamiento ético y considerado.

Le puse un ejemplo claro. Ante una situación adversa como la pérdida de un trabajo, un estoico se enfocaría en lo que puede controlar, como buscar nuevas oportunidades laborales o mejorar habilidades, en lugar de lamentarse por la pérdida.

María me invitó a seguir conversando y esta vez pedimos algo más que la botellita de agua con gas. Una deliciosa torta de almendras llegó a la mesa gracias a Zenon de Citio.

Que lindo sería que cada vez más gente quiera entender las virtudes del estoicismo. Al aplicar la virtud, la razón y la aceptación de lo inevitable, las personas pueden alcanzar una mayor paz interior y éxito en sus esfuerzos. Y seguramente corazones más felices. Aunque sigo aprendiendo siento que hoy soy más estoica que nunca.

“No busques que las cosas sucedan como deseas, sino desea que las cosas sucedan como suceden, y serás feliz.” Epicteto.

Noticias relacionadas

Noticias Destacadas