CONSUMO
Esta es la clase social a la que pertenece una persona de acuerdo a su salario, según el Dane
La entidad explicó los puntos a tener en cuenta para clasificar a las familias colombianas.
Con base en los datos del reporte de pobreza monetaria del 2020, los cuales son la base informativa actual para el 2021, el Dane enunció los criterios para definir en qué clase social está un hogar de acuerdo a los ingresos que se tengan. Dichas cifras, reflejan también el fuerte golpe económico que sufrieron los hogares colombianos con la llegada de la pandemia.
La línea de pobreza monetaria es el valor en dinero que necesita una persona al mes para adquirir una canasta básica de alimentos, servicios y otros bienes mínimos para vivir. Lo que quiere decir que si una persona tiene un ingreso menor a este valor se considera en situación de pobreza monetaria. Por otra parte, la línea de pobreza monetaria extrema es el valor en dinero que necesita una persona mensualmente para adquirir una canasta básica alimentaria que le provea el mínimo requerimiento calórico para subsistir.
De acuerdo a lo informado por la institución, una familia que tenga cuatro miembros, estaría en pobreza si los ingresos mensuales son inferiores a 1′327.000 pesos, o sea 332.000 pesos por cada persona.
También, una familia que tenga cuatro integrantes es clasificada como vulnerable si los ingresos mensuales están entre 1′327.000 y 2′616.000 pesos, esto quiere decir que las personas que hacen parte de ese hogar tendrían que ganar entre 332.000 y 654.000 pesos por persona.
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Entre tanto, un hogar de cuatro personas sería clasificado como clase media si los ingresos mensuales del mismo se encuentran entre 2′616.000 y 14′080.000 pesos, lo que quiere decir que por cada integrante del hogar tendrían que tener un salario entre 654.000 y 3.520.000 pesos.
Teniendo en cuenta ello, una familia que tenga ingresos mensuales que superen los 14′080.000 pesos, es considerado un hogar de clase alta.
Es importante explicar que un hogar puede tener la misma cantidad de ingresos que otro; sin embargo, si uno de ellos tiene más integrantes, este va a ser clasificado en una clase social distinta, teniendo en cuenta la capacidad de compra del salario para suplir con sus necesidades.
Cabe mencionar que según el Dane, a septiembre de 2021, mientras entre los hombres en el total nacional la tasa de desempleo fue de 9,0 %, para las mujeres se ubicó en 16,4 %, mientras que la tasa de ocupación fue del 53,7 %, lo que representó un aumento de 3,1 puntos porcentuales comparado con septiembre de 2020 con una cifra de 50,6 %.
A corte del mismo mes, la población ocupada del país fue 21,7 millones de personas, frente a las 20,2 millones del mismo mes de 2020, representando así una variación del 7,4 % (variación estadísticamente significativa).
¿A mayor inflación más desigualdad?
Según el más reciente reporte de inflación del Dane, publicado a inicios del mes de octubre, el cual no solo mostró que los precios de los alimentos siguen siendo los principales responsables del aumento del costo de vida, sino que, en particular, la carne de res ha desempeñado un papel protagónico.
En septiembre, el índice de precios al consumidor aumentó 0,38 por ciento, mientras que la carne subió 1,19 por ciento. Como resultado, la inflación por nivel de ingresos de los hogares subió más para el grupo de mayores ingresos que para los pobres, que suele ser la situación habitual. Según Juan Daniel Oviedo, director del Dane, los hogares de mayores ingresos fueron los más afectados por el alza de la carne, pues son los que más la consumen. Por el contrario, los hogares pobres sintieron menos el alza de la carne al tiempo que se beneficiaron con la reducción en el costo del arroz (-3,60 por ciento en septiembre) y el huevo (-5,85 por ciento), dos alimentos fundamentales en su dieta.
Si bien es positivo que la canasta familiar de los pobres suba más lento, también es inquietante que la razón para esa menor escasez se deba a que no pueden consumir proteínas consideradas fundamentales para una buena nutrición.
Sea como sea, las cifras ratificaron una de las frases favoritas de los economistas: la inflación es el impuesto más caro que pagan los pobres, pues, a medida que suben los precios de los alimentos, estos hogares deben destinar para ellos una mayor proporción de su ingreso y les queda menos dinero para el consumo de otros bienes y servicios básicos. Otro factor de desigualdad en el país.