Foros Semana

La doble urgencia de los residuos en Colombia: modernizar rellenos y construir una verdadera economía circular

CAF, en alianza con Foros Semana, llamó a transformar el manejo de residuos para reducir riesgos, proteger comunidades y fortalecer la confianza ciudadana.

29 de junio de 2025, 6:13 p. m.
Foro "Gestión de residuos"
Rodrigo Peñailillo, representante del Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF) en Colombia. | Foto: GUILLERMO TORRES REINA-SEMANA

La historia de Mochuelo Bajo, en el sur de Bogotá, es un caso emblemático en la discusión sobre la gestión de residuos en Colombia. En 1997, más de 750.000 toneladas de basura colapsaron sobre este barrio, vecino del relleno sanitario Doña Juana. La avalancha arrasó con viviendas y provocó graves afectaciones a la salud y la seguridad de su comunidad. Hoy, en ese mismo lugar, se depositan más de 6.000 toneladas de residuos cada día.

A partir de este antecedente, Rodrigo Peñailillo, representante del Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF) en Colombia, abrió el encuentro ‘Gestión de residuos: un debate urgente para Colombia’un modelo caracterizado por rellenos colapsados, pasivos ambiental, organizado junto con Foros Semana. En su intervención, afirmó que la situación de Mochuelo Bajo, en la localidad de Ciudad Bolívar, refleja “un modelo caracterizado por rellenos colapsados, pasivos ambientales sin control y planes de cierre postergados”.

El diagnóstico de Peñailillo se respalda en cifras recientes que constatan la precariedad del sistema actual de disposición de residuos en Colombia: 33,5 por ciento se deposita en rellenos sanitarios con menos de tres años de vida útil, según la Defensoría de Pueblo. También, en los numerosos botaderos a cielo abierto reportados por la Superintendencia de Servicios Públicos, concentrados principalmente en regiones con alta vulnerabilidad socioambiental. Casos como los de Chocó y Bolívar ilustran con claridad la urgencia de una intervención estructural.

El panorama se agrava al considerar las proyecciones hechas hace una década por el Departamento Nacional de Planeación (DNP), que ya advertía sobre el riesgo de colapso en los rellenos sanitarios de 321 municipios. En ese momento, se estimó que serían necesarios aproximadamente 3,3 billones de pesos colombianos, unos 750 millones de dólares, para cerrar técnicamente los botaderos a cielo abierto, adecuar nueva infraestructura, recuperar ecosistemas y fortalecer la capacidad institucional de los territorios.

Frente a ese contexto, el banco de desarrollo regional ha trabajado en Colombia en un estudio sobre los efectos positivos de una adecuada gestión de residuos en los ecosistemas marinos, y en un documento de prefactibilidad para esquemas regionales de aseo en La Guajira, en articulación con el Gobierno nacional. Actualmente, acompaña a la Unidad Administrativa Especial de Servicios Públicos de Bogotá, junto con expertos de Corea, en el diseño de infraestructura para el aprovechamiento de residuos, como parte del nuevo esquema de economía circular de la ciudad.

Con ese mismo enfoque, ha impulsado en los últimos años operaciones de crédito en países como Brasil, Bolivia y Ecuador, orientadas a la construcción de rellenos sanitarios, ecopuntos y centros de clasificación, así como al financiamiento de equipos de recolección. También ha brindado asistencia técnica mediante recursos no reembolsables.

Nos enfrentamos a un presente altamente retador que nos debe llevar a trabajar de manera conjunta en políticas, planes y programas que permitan revertir esta situación y transitar de la visión a la acción”, señaló Peñailillo. En su visión, avanzar hacia una gestión circular exige articular esfuerzos entre el Estado, el sector privado, la ciudadanía y los territorios, con un enfoque centrado en la prevención y el aprovechamiento.

El desafío es claro: pasar de la alerta a la transformación. La evidencia técnica está sobre la mesa, los impactos sociales y ambientales son conocidos, y existen experiencias concretas que demuestran que es posible avanzar. Lo que hoy está en juego no es solo la capacidad del país para gestionar sus residuos, sino la posibilidad de evitar nuevas tragedias como la de Mochuelo Bajo.

Experiencias que transforman

Para entender mejor los desafíos que enfrenta Colombia en materia de residuos y explorar caminos posibles, Pablo Badenier, exministro de Medio Ambiente de Chile y quien fue consultor de CAF para el desarrollo del estudio ‘Diagnóstico, evaluación y propuestas: el impacto positivo en el océano de una buena gestión de residuos en la región del Caribe’, compartió su visión sobre cómo fortalecer la gestión desde una perspectiva técnica e integrada.

A partir de experiencias latinoamericanas y aprendizajes de países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde), propuso referentes concretos para avanzar hacia un modelo más sostenible, inclusivo y eficiente, en el que la economía circular sea una política pública operativa y no una promesa aplazada.

Según Badenier, la gestión de residuos es una de las causas estructurales menos abordadas de la triple crisis ambiental global: cambio climático, pérdida de biodiversidad y contaminación. Señaló que entre el 5 por ciento y el 10 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero en América Latina están directamente vinculadas a cómo se manejan los residuos. En el caso colombiano, esta relación ya está reconocida en su Contribución Nacionalmente Determinada (NDC), donde se incluyen medidas como el tratamiento mecánico-biológico, la captación y quema de biogás, y el aprovechamiento de residuos reciclables y orgánicos.

Badenier destacó que, aunque los países de la Ocde tienden a generar más residuos a medida que crecen económicamente, muchos han logrado avances significativos en valorización. Noruega, Suiza y Nueva Zelanda, por ejemplo, superan los 700 kilos per cápita al año, pero cuentan con sistemas eficaces de reciclaje y aprovechamiento energético. “Se cree que los países con mayor PIB generan menos residuos, y la verdad es que ocurre lo contrario”, señaló. En el caso de Colombia, la generación per cápita es de aproximadamente 1,5 kilos diarios –es decir, algo más de 400 kilos por persona al año–. El reto, entonces, no es solo producir menos, sino desarrollar capacidades para reincorporar una mayor proporción de esos desechos a los ciclos productivos.

Foro "Gestión de residuos"
Pablo Badenier, exministro de ambiente de Chile y consultor de proyectos de CAF en Colombia. | Foto: GUILLERMO TORRES REINA-SEMANA

Con base en esta experiencia, Badenier identificó seis estrategias claves aplicadas por países con buenos resultados: educación ciudadana permanente; regulación centrada en la responsabilidad extendida del productor; inversión en infraestructura intermedia para clasificación y tratamiento –una medida que, según estudios de CAF en el Caribe colombiano, podría traducirse en importantes ahorros en recolección y disposición final–. A esto se suma el impulso de alianzas público-privadas para desarrollar soluciones innovadoras; la valorización energética de residuos con potencial calórico e instrumentos económicos como subsidios o impuestos para incentivar buenas prácticas.

El experto insistió en que hablar genéricamente de “residuos” limita las soluciones. “No podemos seguir hablando de residuos a secas. Hay que hablar de residuos textiles, electrónicos, industriales o agrícolas. Cuando les ponemos apellido, dejamos de tratarlos de forma genérica y podemos gestionar y valorizar de manera más eficiente”, explicó.

Panorama desafiante

CAF, por su parte, llevó a cabo un estudio técnico en la región Caribe de Colombia, donde encontró que departamentos como La Guajira, Bolívar y Magdalena enfrentan un déficit crítico de infraestructura sanitaria. Muchos rellenos sanitarios ya cumplieron su vida útil y presentan deficiencias en la captura de biogás o el tratamiento de lixiviados, lo que contribuye a la contaminación marina. “Estos departamentos requieren, con urgencia, una mayor inversión en infraestructura sanitaria, tan importante como tener carreteras o aeropuertos”, advirtió el experto.

La transformación, concluyó Badenier, no pasa por negar la necesidad de los rellenos sanitarios, sino por asumirlos con mayor responsabilidad técnica y ambiental. “Van a seguir siendo importantes para nuestras ciudades. Son buenas alternativas, pero mejorando, obviamente, los estándares de operación, de construcción de los rellenos sanitarios”, apuntó. Mientras se fortalece la economía circular, urge elevar los estándares, invertir en infraestructura intermedia y atender con claridad los residuos que no pueden ser valorizados. Solo así será posible reducir impactos y recuperar la confianza ciudadana. n

Datos clave sobre residuos en Colombia

  • 33,5 % de los residuos del país se depositan en rellenos sanitarios con menos de tres años de vida útil.
  • 4,23 % se arroja en rellenos que ya superaron su capacidad operativa.
  • 79 botaderos a cielo abierto fueron reportados por la Superservicios en 2022.
  • 24 botaderos activos están ubicados en Chocó, lo que representa el 30 % del total nacional.
  • 17 botaderos activos se encuentran en Bolívar, el segundo departamento con mayor número.