Foros Semana
Hora cero para los residuos en Colombia: “Hay que dejar de verlos como un pasivo y tratarlos como un activo estratégico”
Joaquín Caraballo Rivas, director de Waste2Worth LATAM, propone una mirada transformadora sobre los residuos: de carga ambiental a motor de desarrollo. El experto será una de las voces clave en la VIII Cumbre de Sostenibilidad de Semana, este 15 de julio en Bogotá.

Hablar de gestión de residuos suele remitir a camiones, rellenos sanitarios y recicladores. Pero para Joaquín Caraballo Rivas, CEO de Waste2Worth LATAM, una plataforma que impulsa soluciones territoriales para transformar residuos en oportunidades de valor, el debate va mucho más allá. Se trata de replantear la manera en que el país concibe los residuos: no como un problema a eliminar, sino como una oportunidad de transformación y riqueza. Esta mirada implica una revolución en la lógica institucional, financiera y social con la que se gestiona la basura.
En esta conversación con Foros Semana, Caballero Rivas compartió las claves para avanzar hacia un modelo descentralizado, territorial y regenerativo, en el que las comunidades no solo se involucren, sino que lideren la transición. Su enfoque parte de una premisa contundente: el residuo es una expresión del fracaso del sistema productivo. Para revertirlo, se necesita innovación, pedagogía y voluntad política.
¿Qué papel deberían jugar las regiones en la nueva gobernanza de residuos?
JOAQUÍN CARABALLO RIVAS (J.C.R.): Las regiones deben dejar de ser vistas como receptoras pasivas de los residuos. En muchos casos, los territorios están pagando los platos rotos de un modelo de gestión centralizado, ineficiente y costoso. La transformación debe partir de una gobernanza descentralizada, donde los municipios puedan desarrollar modelos apropiados a su escala, realidad y vocación productiva. Y eso implica un nuevo enfoque institucional que reconozca su autonomía y fortalezca sus capacidades.
Lo más leído
Regístrese aquí para asistir a la Cumbre de Sostenibilidad de SEMANA.
¿Cómo romper esa lógica de residuos como externalidad y no como activo?
J.C.R: Hoy el residuo es una consecuencia del fracaso del sistema. Lo generamos porque no pensamos en cerrar ciclos. Pero si comenzamos a tratarlo como un activo con valor (económico, social, ambiental), cambia todo. Por ejemplo, los residuos orgánicos no son basura: pueden transformarse en biofertilizantes, energía o alimentos para animales. Solo falta decisión para invertir, innovar y escalar modelos que ya existen.

¿Qué necesita cambiar en el modelo financiero?
J.C.R: Tenemos que pasar de un modelo basado en subsidios y tarifas fijas, a esquemas de inversión que reconozcan el valor generado. Si una comunidad convierte sus residuos en productos de valor, debería recibir retorno por ello. Es necesario desarrollar instrumentos financieros flexibles, que mezclen capital público y privado, e involucren al usuario en esquemas de pago por desempeño o beneficios tangibles.
¿Qué ejemplos demuestran que esta transformación es posible?
J.C.R: En Caquetá, por ejemplo, trabajamos con comunidades que antes quemaban o enterraban sus residuos y hoy producen compostaje. En La Guajira, las mujeres wayúu lideran procesos de economía circular con residuos plásticos. Y en Cundinamarca, jóvenes emprendedores están generando energía a partir de desechos orgánicos. Hay cientos de experiencias, pero necesitamos que el Estado las escuche, las fortalezca y las conecte.
¿Qué lugar tienen los recicladores en este nuevo modelo?
J.C.R: Los recicladores son actores fundamentales. No solo por su conocimiento del territorio, sino por su papel histórico en la recuperación de materiales. Pero hay que ir más allá: deben ser socios estratégicos en la transición, con acceso a formación, tecnología y nuevos modelos de negocio. Hablar de justicia ambiental implica reconocer su rol como agentes de innovación y no solo como prestadores de servicio.

¿Qué se necesita para escalar estas iniciativas?
J.C.R: Lo primero es voluntad política. Lo segundo, articular mejor los esfuerzos institucionales y financieros. Pero también necesitamos una narrativa distinta: dejar de hablar de “basura” y comenzar a hablar de capital. Y eso exige trabajar con las comunidades desde la educación, el empoderamiento y la corresponsabilidad. Si seguimos haciendo lo mismo, vamos a seguir colapsando rellenos sanitarios.
¿Qué cambios estructurales se necesitan en la política pública para que la gestión de residuos deje de ser una carga y se convierta en motor de desarrollo local?
J.C.R: Lo primero es cambiar el enfoque con el que se conciben los residuos: dejar de verlos como un pasivo ambiental y tratarlos como activos estratégicos. Esto requiere un marco normativo que promueva la descentralización efectiva, donde los municipios puedan diseñar modelos adaptados a su realidad. También se necesitan instrumentos financieros que reconozcan el valor generado en el territorio, y que permitan a las comunidades recibir retorno por su gestión. Además, urge una mayor articulación entre los niveles de gobierno, con una narrativa que deje atrás la palabra “basura” y abrace la idea de capital regenerativo. Sin estos cambios estructurales, seguiremos colapsando rellenos sanitarios.
¿Qué mensaje clave dejaría para la Cumbre de Sostenibilidad?
J.C.R: La gestión de residuos es el termómetro de nuestra coherencia ambiental. Si queremos hablar en serio de sostenibilidad, justicia climática y transición justa, tenemos que empezar por transformar lo que hacemos con lo que desechamos. No hay economía circular sin justicia territorial.
Joaquín Caballero Rivas participará como moderador del Lab en vivo “Smart Cities: respuestas e innovación” en la VIII Cumbre de Sostenibilidad organizada por Foros Semana. El evento se realizará el 15 de julio de 2025 en El Cubo Colsubsidio en Bogotá, y reunirá a expertos, empresas, comunidades y gobiernos para debatir el futuro del desarrollo sostenible en los territorios.