XII Cumbre Líderes por la Educación
Un “sistema nervioso central” guía las decisiones estratégicas de la Universidad Cooperativa: desde la asignación de becas hasta el diseño curricular
La Universidad Cooperativa de Colombia (UCC) muestra que la tecnología más avanzada puede potenciar lo humano y abrir un nuevo camino hacia una educación más justa e inclusiva.
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En Colombia, donde la deserción estudiantil y la falta de pertinencia académica siguen siendo desafíos persistentes, la Universidad Cooperativa de Colombia (UCC) decidió transformar su modelo de gestión.
Con la creación de la Dirección de Análisis e Inteligencia Institucional (DAII), ahora dispone de un “sistema nervioso central” que orienta decisiones basadas en evidencia y no en intuición, además de fortalecer la equidad y la calidad en sus 18 campus.
La DAII no es una simple mejora tecnológica; es una apuesta por la analítica y la inteligencia artificial (IA) para lograr mayor eficiencia e inclusión. “El propósito es que cada acción, desde la asignación de becas hasta el diseño curricular, se fundamente en datos institucionales confiables”, explicó Maritza Rondón Rangel, rectora de la Universidad Cooperativa de Colombia.

Este enfoque se centra en tres áreas. La primera es la deserción estudiantil. En lugar de esperar el abandono, la DAII aplica modelos predictivos que analizan en tiempo real cientos de variables —como calificaciones, acceso a plataformas y registros de bienestar— para generar alertas tempranas de riesgo. “Esas señales permiten una intervención oportuna del equipo de apoyo mediante tutorías o consejería, antes de que sea demasiado tarde”, precisó la rectora.
La segunda es la pertinencia académica. La DAII actúa como un observatorio ocupacional permanente que analiza grandes volúmenes de información del mercado laboral, lo que permitirá a los decanos rediseñar los planes de estudio con agilidad. De este modo, los egresados adquieren las competencias que el mundo de la vida exige.
La tercera y última área es la gestión multicampus. Para unificar sus 18 sedes, se establecerá un lenguaje de datos común. Con cuadros de mando centralizados, la rectoría podrá monitorear indicadores clave, optimizar la asignación de recursos y garantizar estándares de calidad homogéneos en todo el sistema.
El fundamento de esta transformación, explicó Rondón, es el “alma cooperativa de la UCC, anclada en la equidad y el bienestar colectivo”. Por eso, la DAII se concibe como un instrumento de solidaridad a gran escala. Ante la preocupación global por los sesgos algorítmicos, la universidad adopta un modelo educativo crítico que usa la IA para ampliar la inclusión y nunca para restringirla. Su marco de gobernanza garantiza el uso ético de los datos y la revisión constante de las distorsiones históricas.
La DAII también se propone medir lo que tradicionalmente se considera inmedible: el desarrollo integral del estudiante. Busca visibilizar el progreso del ser y del hacer mediante el análisis del impacto de la participación en proyectos cooperativos y el seguimiento de competencias éticas. Su mayor innovación está en construir un ecosistema de datos que refleje la riqueza del ser humano que la universidad se ha comprometido a formar.
