William Shakespeare, Mary Shelley, Frida Khalo e Isaac Newton entre los genios que aprovecharon la cuarentena, | Foto: Montaje SEMANA

CUARENTENA

Los genios que aprovecharon el aislamiento para crear obras maestras

A lo largo de la historia muchos artistas, escritores, científicos y músicos han usado las cuarentenas y los encierros, voluntarios o impuestos, para darle forma a grandes obras que pasaron a la posteridad. Algunos ejemplos.

4 de abril de 2020

En 1665 Isaac Newton tenía 23 años y terminaba sus estudios en el Trinity College de la Universidad de Cambridge, cuando un extraño brote se propagó por Londres. Los médicos no sabían de qué se trataba, pero su similitud con la peste negra, que había matado a por lo menos 25 millones de personas en Europa 300 años antes, encendió las alarmas.

Precavidos, los londinenses se encerraron en sus casas, los comerciantes clausuraron sus negocios y las universidades cerraron sus puertas.

El joven Newton, asustado, también decidió irse a la casa campestre de su familia, a unos 96 kilómetros de Londres. Y, encerrado, se puso a estudiar los temas que había dejado inconclusos en la universidad.

SIR ISAAC NEWTON: Durante una cuarentena por la Gran Plaga de Londres, entre 1665 y 1666, concibió sus teorías sobre la óptica y la gravedad.

Ese periodo aislado fue tan provechoso que hoy sus biógrafos lo denominan “el año de las maravillas”. Y no es para menos: mientras unas 100.000 personas morían por lo que hoy se conoce como la Gran Peste de Londres, él trabajaba en ecuaciones matemáticas que años después definieron el cálculo.

A lo largo de la historia otros científicos, músicos, escritores y artistas han usado sus periodos de encierro, impuestos o voluntarios, para crear, inventar y sacar adelante grandes obras.

También, intrigado con los rayos de luz que entraban por las ventanas, experimentó con prismas y escribió sus teorías sobre el color y la óptica. Y como si fuera poco, viendo las manzanas que había en los árboles de la propiedad –la leyenda de la manzana que le golpeó la cabeza es un mito– definió los principios de la teoría de la gravedad, que lo haría mundialmente famoso.

William Shakespeare y las cuarentenas

Sin embargo, no solo Newton aprovechó exitosamente el aislamiento. A lo largo de la historia otros científicos, músicos, escritores y artistas han usado sus periodos de encierro, impuestos o voluntarios, para crear, inventar y sacar adelante grandes obras, sobreponiéndose al aburrimiento.

Uno de los más prolíficos en ese sentido fue William Shakespeare. Durante el tiempo en el que el dramaturgo trabajó con Los Hombres del Rey, una de las compañías teatrales más famosas de la época, varias epidemias de peste bubónica golpearon Inglaterra y obligaron a cerrar los teatros.

WILLIAM SHAKESPEARE: Mientras se resguardaba de los brotes de peste que asolaron su país entre 1603 y 1613 escribió varias de sus obras.

Algunos historiadores creen que en ese tiempo, mientras estaba encerrado en su casa, Shakespeare escribió varias de sus obras maestras o al menos fragmentos de ellas. No sería extraño, pues según investigaciones actuales, entre 1603 y 1613, cuando su poder creativo estaba en apogeo, los teatros estuvieron cerrados durante 78 meses.

James Shapiro, un experto en su obra, incluso afirma que en la cuarentena por la peste de 1606 el dramaturgo terminó tres de sus obras más reconocidas: El rey Lear, Macbeth y Antonio y Cleopatra

Una de esas noches, Mary tuvo una pesadilla reveladora: un científico juega a ser Dios y crea, a partir de cadáveres, una criatura terrorífica que se pone en su contra.

La teoría podría ser cierta, pues en Lear algunos académicos ven ecos de una ciudad sombría, asolada por el miedo, la enfermedad y el dolor, que fue lo que debió vivir Shakespeare durante la peste.

Frankenstein nació en medio del aburrimiento

También nació durante un periodo sombrío otro clásico de la literatura, Frankenstein, de la inglesa Mary Wollstonecraft Shelley. En 1816, cuando tenía 19 años, la erupción del volcán Tambora y algunos fenómenos climáticos disminuyeron la temperatura global y causaron escasez de alimentos en el hemisferio norte.

MARY SHELLEY: Escribió Frankenstein en 1816 durante el llamado ‘año sin verano’, generado por la erupción del volcán Tambora.

En mayo de ese año, hoy conocido como ‘el año sin verano’, Mary y su pareja, el poeta Percy Shelley, andaban por Suiza y estaban confinados, por culpa del frío y la lluvia, en la mansión de lord Byron.

Allí, en medio del aburrimiento, Byron les planteó un reto: cada uno escribiría una historia corta de terror. Mary no terminó la tarea, pero una de esas noches tuvo una pesadilla reveladora: un científico juega a ser Dios y crea, a partir de cadáveres, una criatura terrorífica que se pone en su contra. Al otro día comenzó a escribir la novela que publicaría dos años después y le dio un puesto en la historia de la literatura.

Maquiavelo en el exilio

NICOLÁS MAQUIAVELO: El príncipe, su obra maestra, nació durante su exilio en una casa fuera de Florencia.

Nicolás Maquiavelo también escribió su obra maestra en confinamiento, en este caso por razones políticas. En 1512, luego de que los Médici regresaron al poder en Florencia, hasta entonces gobernada como una república, decidieron detener a Maquiavelo –quien había servido en el anterior régimen–, torturarlo y expulsarlo de la ciudad.

Triste, decidió irse a San Casciano, un pueblo a 15 kilómetros de Florencia, y allí se recluyó en una casa de campo en la que se dedicó a escribir sobre política, mientras que al mismo tiempo intentaba trabajar en el campo para ganarse la vida.

Vincent van Gogh creó La noche estrellada, la pintura que muchos consideran su obra maestra, encerrado en un sanatorio.

El resultado de sus opiniones y pensamientos sobre el mundo de la política fue El príncipe, un tratado sobre el tema que aún hoy sigue vigente. Y, de hecho, a pesar de que muchos le dan un significado negativo a su apellido (maquiavélico: aquel que piensa que el fin justifica los medios), algunos politólogos piensan que su libro es de los mejores que se han escrito sobre el tema

Los encierros de Van Gogh y Frida Kahlo

En el caso de los pintores los ejemplos abundan: Vincent van Gogh, por ejemplo, creó La noche estrellada, la pintura que muchos consideran su obra maestra, encerrado en un sanatorio de Saint-Rémy-de-Provence, a donde fue por sus problemas mentales, unas semanas después de cortarse una oreja.

No solo pintó esa obra en medio de su encierro: en el hospital incluso le tenían un cuarto adaptado como estudio, pues él temía salir al exterior y prefería pasar el tiempo con el pincel.

VINCENT VAN GOGH: Pintó La noche estrellada recluido en un sanatorio por sus problemas mentales.

La mexicana Frida Kahlo también hizo algunos de sus autorretratos más famosos postrada en su cama. Primero, debido a un accidente en un bus que le fracturó la columna, las costillas y una pierna en 1925. Y luego, debido a la polio y a varias cirugías reconstructivas que le practicaron a lo largo de su vida.

Cuando ya era una pintora reconocida, incluso usaba un mecanismo anexo a su cama que le permitía pintar acostada. En muchas de sus obras, de hecho, expresó el dolor físico y emocional que le producía la situación.

FRIDA KAHLO: Pintó algunas de sus obras más conocidas mientras convalecía en su cama.

El autoaislamiento de los músicos

Los que sí suelen aislarse paradejar brotar su creatividad son los músicos. En la mayoría de casos, sin embargo, se trata de encierros voluntarios o autoimpuestos.

Los ejemplos abundan, pero uno de los más destacados es el del ex-Beatle Paul McCartney, quien en 1969, cuando el cuarteto de Liverpool se desintegró, decidió irse con su familia a una granja de Escocia.

Según cuenta él mismo, en esa época estaba deprimido, desubicado y se la pasaba bebiendo. Pero en la distancia, lejos del ruido, comenzó a componer su propia música y a grabarla con una máquina que le permitía tocar varios instrumentos.

PAUL MCCARTNEY: En 1969 se encerró en una granja escocesa. Allí compuso su primer álbum como solista. 

El resultado fue McCartney, su primer álbum como solista, que aunque no es considerada una obra maestra, para muchos es uno de los trabajos que mejor expresa sus verdaderos sentimientos.

Un ejemplo de cómo la soledad, el aislamiento y hasta el aburrimiento pueden germinar grandes ideas y mucha creatividad.