El director de la serie Cien Años de Soledad se confiesa en SEMANA: “Me gustaría pensar que a Gabo le gustó la serie”

Al director de cine Alex García López le gusta que lo llamen por su nombre completo, con sus dos apellidos, García López. El respeto a su origen y a su historia familiar es algo a lo que le da gran importancia. Es un hombre reservado, elocuente y con un peso enorme a cuestas: el argentino fue el encargado de codirigir, junto a la colombiana Laura Mora, la serie Cien años de soledad, basada en el libro del nobel Gabriel García Márquez, y que se estrenó en Netflix recientemente.

Cumpliendo esa promesa de respetar el origen exigida por la familia de Gabo, la serie fue grabada y producida en su totalidad en Colombia: el 97 por ciento del elenco fue colombiano, así como los 150 artesanos que hicieron posible la reconstrucción de Macondo en un terreno de más de 540.000 metros cuadrados en Alvarado, Tolima, y los textiles utilizados para la elaboración de las 40.000 prendas de vestuario que usaron los actores y actrices que le dieron vida a las siete generaciones de la estirpe de la familia Buendía.

En la megaproducción de Netflix, que le dejó al país una derrama de 225.000 millones de pesos colombianos, también participaron Los Gaiteros de San Jacinto, el tamborero de Totó La Momposina, Carmelo Torres y Víctor Navarro.

Todo es tan colombiano que a simple vista la presencia del director argentino parecería una decisión desacertada. Sin embargo, no lo es. García López llegó a la producción audiovisual latinoamericana más ambiciosa y grande de la plataforma de streaming hasta la fecha porque su trabajo lo precede: ha sido director de varios episodios de aclamadas series como Star Wars: The Acolyte, The Witcher, The Punisher, Daredevil y Fear The Walking Dead. La dupla perfecta con Mora, reconocida por Los reyes del mundo y Matar a Jesús, hace que la promesa de la familia del nobel no se quiebre.

SEMANA: ¿Se cuestionó en algún momento la dirección de la serie? ¿Pensó en rechazar la oferta de Francisco Ramos, vicepresidente de contenidos de Netflix Latinoamérica?

Alex García López (A. G. L.): Nunca pensé en huir, nunca pensé en alejarme del proyecto, nunca llegué a ese momento, pero cuando uno está filmando durante muchos meses y te empieza a comer el cansancio, ahí es más difícil. A veces no podés ir marcha atrás, eso también es parte de la filmación, es una lucha diaria que a mí me encanta. El lugar que más quiero en el mundo es el set, es en donde me siento más tranquilo, lo disfruté mucho, aunque tenía mucho miedo. Uno de mis directores favoritos, David Fincher, siempre dijo: “Si un proyecto no te aterroriza, no te mata de miedo y no te hace despertar todas las noches, es porque no elegiste el proyecto adecuado”. Entonces para mí ese miedo se transformó en motivación.

SEMANA: Dice que disfrutó mucho la producción, pero ¿qué tanto disfrutó filmar en Colombia?

A.G.: Para mí, filmar por primera vez en América Latina fue todo un descubrimiento. Fue un despertar tanto personal como laboral. Fui mucho a la Costa para observar, entender, educarme y sacar ideas. Tuve la fortuna de tener al lado a Jesús Reyes o Chucho, como todos lo llamaban, y quien hace la voz de Aureliano Babilonia. Para mí él fue un santo, fue mi alma allá porque conoce muy bien la historia. Para mí la Costa fue muy importante. Empezamos a filmar en Palomino, luego nos fuimos a La Guajira, a las salinas, después bajamos a un pueblito que se llama San Juan del Cesar, donde filmamos toda la primera parte de la historia. Estuvimos cerca de la Sierra Nevada y una vez terminamos todo ese gran éxodo, después de casi darle la vuelta a la Sierra, nos fuimos para Alvarado. Ahí fue donde construimos todo el estudio, era una finca enorme de 2.000 hectáreas que también tenía sus ríos, sus montañas, sus selvas. Para mí la topografía, los olores, el polvo, el calor y los colores son fundamentales. Fue un viaje increíble.

SEMANA: La familia de García Márquez pidió que la producción fuera ciento por ciento colombiana, ¿cómo se sintió siendo el extranjero del equipo?

A.G.: Sí, fue una exigencia de la familia y una que terminó siendo maravillosa, especialmente para mí, que era el extranjero del equipo. Al principio, la primera semana, cuando llegué todos me miraban y yo sé que se preguntaban: “¿Y este argentino medio londinense qué está haciendo acá?”. Afortunadamente, los fui convenciendo, fue un amor y una amistad mutua, porque ellos me ayudaron mucho, yo les preguntaba muchas cosas de la cultura colombiana y no solamente al equipo, sino a todo el mundo. Siempre a donde íbamos las personas nos invitaban a sus casas y nos contaban historias de Gabo. Siempre había una historia por contar.

SEMANA: ¿Qué se lleva de la Costa colombiana?

A.G.: De la Costa me llevo muchas cosas. Gracias a esa tierra, a mí me empezó a gustar el vallenato. Tanto que nos fuimos a Valledupar a escuchar vallenato y a ver peleas de gallos. A la Costa le tengo un amor y un cariño muy grande. En la Costa la gente ve la vida de una manera muy particular, muy especial, que a su vez se mezcla con la alegría y la oscuridad porque tienen una historia que ha estado marcada por la violencia, por esa búsqueda de poder de la materia prima por los europeos, por franceses, ingleses, españoles durante muchos años. Esta región tiene una historia fascinante, tiene un mix de culturas. Los costeños en el proyecto y la gente que ha visto la serie que son costeños, me han dicho que están muy orgullosos porque nunca habían visto su cultura en la pantalla y cuando lo hacían, los retrataban como a una caricatura.

SEMANA: Si Gabriel García Márquez viera la serie, ¿qué le gustaría que le dijera?

A.G.: Es muy difícil tratar de adivinar, porque nunca lo conocí. Pero por supuesto que me hubiera gustado que viera la serie y se sorprendiera. Me gustaría que él dijera que fue una experiencia visual totalmente diferente al libro, me gustaría pensar que a Gabo le gustó la serie.

SEMANA: ¿Cómo fue trabajar junto a Gonzalo y a Rodrigo García Barcha?

A.G.: Nosotros seguimos al pie de la letra las reglas de la familia. Mi relación más que nada fue con Rodrigo, un guionista y un cineasta increíble. Él fue muy respetuoso, nos dio distancia. Cuando empezamos el proyecto, él básicamente me dijo: “Buena suerte, les doy la bendición”. Y agregó: “Que no te pese mucho el libro de mi padre, vos seguí tu corazón, hacé lo que hacés como director y disfrútalo”.

SEMANA: Tiene una carga muy pesada en sus hombros, la de no decepcionar a los colombianos, ¿cómo se siente al respecto?

A.G.: Creo que siendo director y haciendo las cosas que hacemos uno tiene que tomar responsabilidades, entonces esa presión que siento de la sociedad colombiana me motiva, me motiva a demostrarles que se pueden sentir orgullosos. Para mí esa presión es una motivación.