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Este es el médico latino que está conquistando Hollywood, ha trabajado con Zoe Saldaña y Gwyneth Paltrow; habló con SEMANA

El cardiólogo uruguayo Alejandro Junger, reconocido por trabajar con personalidades de Hollywood, conversa sobre la importancia de la salud intestinal, las enfermedades crónicas y la longevidad.

Lorena Mahecha S.

Lorena Mahecha S.

Productora periodística

19 de julio de 2025, 5:34 a. m.
Junger realizará su siguiente retiro del 31 de agosto al 7 de septiembre en La Coralina Island House, en Bocas del Toro, Panamá.
Junger realizará su siguiente retiro del 31 de agosto al 7 de septiembre en La Coralina Island House, en Bocas del Toro, Panamá. | Foto: Tierney Gearon

El médico uruguayo Alejandro Junger es especialista en cardiología y se ha consolidado como una de las figuras más influyentes dentro del ámbito de la medicina funcional a nivel internacional.

Su propuesta ha revolucionado el concepto de salud al rescatar la importancia de sanar el organismo desde una perspectiva holística, haciendo énfasis en la desintoxicación y el equilibrio intestinal para abordar y prevenir enfermedades crónicas.

Sus libros Clean, Clean Gut y Clean Eats, traducidos a más de 25 idiomas, entraron a los best sellers recomendados por The New York Times y lo consagraron como el “padre del detox”.

Su innovador programa ha atraído a miles de seguidores alrededor del mundo, incluidos destacados nombres de la industria de Hollywood como la ganadora del Óscar Zoe Saldaña, Gwyneth Paltrow, Demi Moore y Meghan Markle. Su trabajo, que une conocimientos médicos convencionales con prácticas integrales, ha inspirado un movimiento global que prioriza el bienestar integral en el camino hacia una vida más saludable y plena. SEMANA conversó con el reconocido médico sobre salud intestinal, a propósito de su más reciente retiro en La Coralina Island House, en las paradisíacas playas de Bocas del Toro, en Panamá.

SEMANA: ¿Qué es la medicina funcional y por qué ha ganado tanta relevancia?

Alejandro Junger: La medicina convencional se basa en principios cartesianos, de dividir para conquistar: el cuerpo se entiende como órganos separados, y cada especialista acaba sabiendo mucho de un órgano y poco del resto. La medicina convencional se enfoca en apagar síntomas, asumiendo que el cuerpo comete errores y que, para corregirlos, hay que añadir lo que “falta”.

Por ejemplo, si tienes dolor de cabeza, te dan aspirina; si tienes una arritmia, un antiarrítmico, y así sucesivamente. No consideran al ser humano de forma integral. La medicina funcional rescata todo el conocimiento de la medicina convencional, pero lo observa de un modo holístico, similar a tradiciones milenarias como la medicina ayurvédica o la medicina china, que ven al ser humano como un todo dentro de un sistema mayor.

Así, la medicina funcional divide el cuerpo en sistemas, no en órganos, y reconoce que un órgano puede participar de varios sistemas a la vez. Por ejemplo, identifica siete sistemas principales como el sistema de comunicación, nervios y hormonas, el de absorción y digestión, el de defensa y reparación, sistema inmune, el estructural, el de detoxificación, entre otros, y pone énfasis en cómo se relacionan entre sí y con el entorno del paciente.

El sistema de detoxificación, por ejemplo, se encarga de transformar y eliminar toxinas, tanto las que produce el propio cuerpo como las que vienen del entorno: el aire, el agua, los cosméticos, los alimentos ultraprocesados, productos de limpieza, etcétera. La medicina funcional entiende que, hoy, la exposición crónica a toxinas externas y la alimentación artificial son grandes responsables de la inflamación y de la mayoría de enfermedades crónicas. Por eso, el abordaje funcional busca restaurar y equilibrar los sistemas, no solo silenciar síntomas.

SEMANA: ¿Qué momento de su vida lo llevó a irse por el camino de la medicina funcional?

A.J.: En realidad, no es que yo haya “decidido” irme por otro camino, sino que mi propia experiencia me llevó. Yo crecí en Uruguay, donde la vida sana era la norma: todo se cocinaba en casa desde cero, no había ultraprocesados ni supermercados como hoy.

Cuando emigré a Estados Unidos, todo cambió: el ritmo del hospital, la comida de máquinas, los ultraprocesados. Comencé a enfermarme: primero, alergias estacionales, luego digestivos, piel, depresión profunda, hasta llegar a un estado suicida. Ya era médico y sabía que lo que me recetaban mis colegas: antidepresivos, antialérgicos, etcétera, solo mataban síntomas y sumaban efectos secundarios.Entonces empecé a buscar afuera, me empecé a interesar por meditación, terapias alternativas, medicina ayurvédica. Me fui a la India, a un monasterio. Allí compartí con médicos de distintas corrientes, aprendí el valor del enfoque holístico.

Luego regresé a Estados Unidos y volví a enfermarme, hasta que un amigo me llevó a un centro de detoxificación. Allí, por primera vez, mejoré radicalmente mi salud y comprendí la importancia del cuerpo como conjunto de sistemas: vi que el sistema de detoxificación estaba sobrecargado y que eso encendía el sistema inflamatorio, que la medicina convencional solo trata de apagar.

SEMANA: ¿Por qué es importante prestar atención a la fatiga suprarrenal?

A.J.: Claro, pero lo esencial es entender que la fatiga suprarrenal no es más que una consecuencia: el cuerpo es como una casa con aparatos (televisor, aire acondicionado, etcétera) enchufados a fuentes de energía. Una es la energía física celular, la mitocondria y el ATP, y la otra es más sutil y aún poco comprendida.

Cuando el cuerpo vive desbalanceado, bajo estrés sostenido y con sistemas de defensa y adaptación “prendidos” todo el tiempo, se vacía esa energía. Eso es la fatiga suprarrenal, que se manifiesta como cansancio extremo, pero su raíz está en la sobrecarga de toxinas y el daño intestinal.

El estrés y el ambiente tóxico afectan al intestino: dañan la microbiota, debilitan la pared intestinal, lo que se llama permeabilidad intestinal, y facilitan que pasen a la sangre toxinas y moléculas que deberían quedarse fuera. El 70 u 80 por ciento del sistema inmune está ahí, alrededor del intestino, por eso la inflamación crónica y la mayoría de enfermedades modernas empiezan ahí. Hipócrates lo dijo hace miles de años: la salud y la enfermedad comienzan en el intestino.

intestino el país
intestino el país | Foto: Getty Images/iStockphoto

SEMANA: Usted es enfático en la importancia de la reparación y la salud intestinal. ¿Qué recomienda como principios básicos para empezar a sanar los intestinos?

A.J.: La vida moderna ataca principalmente el intestino porque es la mayor superficie de contacto entre lo externo y el interior del cuerpo. Toneladas de comida pasan por ahí a lo largo de la vida. La microbiota intestinal, compuesta por bacterias, hongos, virus, incluso ciertos parásitos, es fundamental para la integridad de esa pared. Cuando comemos ultraprocesados, tóxicos, o estamos bajo estrés sostenido, ese “cemento” entre las células que forma la barrera intestinal se debilita y se abre.

Lo primero es retirar o eliminar los alimentos dañinos: ultraprocesados, químicos, conservantes, alimentos que generan alergias y promueven la disbiosis. Luego, reponer: dar probióticos, bacterias buenas, y ciertos suplementos como la L-glutamina, que ayuda a formar el cemento entre las células. Pero si una persona vive bajo estrés o arrastra traumas emocionales, difícilmente logrará sanar del todo con solo dieta y suplementos; por eso, en mis retiros combinamos trabajo físico, emocional y energético.

SEMANA: Háblenos sobre sus retiros: ¿en qué países los ha realizado, qué tipo de expertos lo acompañan y qué puede esperar una persona que asista, por ejemplo, al próximo retiro en Bocas del Toro?

A.J.: Llevo 20 años haciendo retiros, primero en mi casa en Los Ángeles y luego en hoteles para grupos pequeños. Hace dos años los abrimos al público general y los hemos realizado en Uruguay y Argentina. En Bocas del Toro, en Panamá, nos vamos a reunir en pleno Caribe, en un entorno muy puro. Allí los participantes van a convivir conmigo y van a experimentar mi programa Clean, van a acceder a todos los suplementos y van a estar acompañados por un equipo que trabaja desde yoga, constelaciones familiares, masajes, hasta sanadores con dones especiales.Por ejemplo, una de las consteladoras más importantes que nos acompaña es Isabella Furlotti, quien también es astróloga. Trabajamos además en clases de cocina, alimentación natural, enseñanza práctica para que quien venga al retiro pueda replicar y mantener lo aprendido en su propia vida, y, por supuesto, trabajo emocional profundo.

SEMANA: Volviendo a la salud intestinal y la longevidad, ¿cree que reparar los intestinos contribuye realmente a una vida más larga y sana?

A.J.: Sin salud intestinal no hay salud, y sin salud no hay longevidad. La longevidad depende de muchos factores: alimentación, músculo, genética, manejo del estrés, pero el pilar es el intestino: si no hay salud ahí, no habrá vitalidad ni prevención de enfermedades crónicas. No es solo dejar la comida chatarra, el estrés y el trauma también dañan la pared intestinal, aunque la dieta sea perfecta; por eso el abordaje debe ser integral.