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Margarita Rosa de Francisco habló con SEMANA sobre su nueva película, su matrimonio y sus proyectos: “Mi estatus favorito es el de estudiante”
La actriz es la protagonista de la película “El Paraíso”, del director italiano Enrico María Artale.

La actriz y escritora Margarita Rosa de Francisco sigue brillando por su talento, pero también por su carácter indomable, sus marcadas opiniones sobre la política colombiana y, por supuesto, por su gran sentido del humor. A sus 59 años la colombiana ha recogido grandes reconocimientos, el más reciente el Premio Víctor Nieto a Toda una Vida entregado por el Ficci.
Este 2025 también inicia con su protagónico en El Paraíso, la aclamada película del director Enrico Maria Artale, en el que trabaja junto a Edoardo Pesce y María del Rosario Barreto. La cinta del italiano presenta un retrato crudo y apasionante de la vida en los márgenes de Roma, donde la música latina resuena como eco de identidad y resistencia.
La historia sigue a Julio César, un hombre atrapado en una vida opresiva con su madre colombiana. Su rutina, marcada por noches de salsa y un trabajo vinculado al narcotráfico, se ve alterada por la llegada de Inés, una joven mula que despierta nuevos conflictos y deseos de libertad.
Desde su estreno en la sección Orizzonti, del Festival de Venecia, El Paraíso ha cosechado importantes reconocimientos, incluyendo el Premio Horizontes al Mejor Guion Original y a la Mejor Actriz, así como el Premio Arca CinemaGiovani, a la mejor película italiana.
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Filmada en italiano y español, esta producción de Ascent Film, Young Films y Rai Cinema ha sido ovacionada en festivales internacionales por su profundidad narrativa y su poderosa exploración de las relaciones maternofiliales. A propósito de este premio y de su protagónico SEMANA conversó con ella.

SEMANA: ¿Cómo se sintió siendo reconocida en el Ficci?
MARGARITA ROSA DE FRANCISCO (M.R.): Pues me pregunto quién es el que decide que le den a uno un premio a toda una vida a los 60 años o a los casi 60 años. Me parece increíble recibirlo. El día que me lo entregaron dije una cosa que repetiría ahora y es que por un lado está el ego de uno que nunca se va, porque el ego del actor es un ego potente. Yo soy consciente de eso, me gustan los halagos, me gustan los aplausos, pero tengo genuinamente la convicción de que el actor es muy desvalido. No le pasa como al escritor, que él es dueño, él controla su obra, nadie más se mete ahí, en cambio un actor no es nada sin la colaboración de toda esta gente. Son muchos elementos que tienen que conjugarse para que esa persona brille.
SEMANA: Hablemos sobre su protagónico en El Paraíso. ¿Cómo llegó a él?
M. R.: Es un milagro que le debo a mi personaje de La ranga, esa señora no sabe lo que hizo por mí, porque Enrico María Artale, el director de la película, estaba estudiando cine con un colombiano, con Daniel Mejía, y Daniel sabía de este guión y él le dijo: “Yo conozco la actriz que puede hacer ese personaje”, el de una migrante colombiana que había vivido mucho tiempo en Italia y que tenía estas características, destruida, trajinada. Entonces Enrico ve los videos en YouTube y dice sí ella puede hacer a Magdalena. Es increíble.
SEMANA: El Paraíso trata varios temas muy duros como el narcotráfico y la migración. ¿Cómo se sintió tratando esos temas?
M. R.: Yo me centré mucho más en la relación de madre e hijo. Yo también he tenido el estatus de migrante y se qué se siente. Hay un dolor y una herida como de desarraigo cuando uno no está en su tierra, cuando uno se siente extraño en un lugar. Yo sí creo que el tema de migrante es un elemento de la cadena y el más terrible de la película. Ese elemento es el tiene que ver en esa adicción entre madre e hijo, se pueden hacer muchas relaciones entre ese aspecto del narcotráfico, el ser mula y la migración y las relaciones interpersonales.
SEMANA: Hablando de otros temas, me gustaría preguntarle por el trino que usted tiene fijado en su cuenta de X, en el que dice “Antes de que el comunismo me volviera vieja y fea”. ¿Cómo recibe la crítica?
M. R.: Es una manera de burlarme de lo que me dicen, porque para muchos yo soy comunista y estoy vieja y estoy fea por culpa del comunismo y por culpa del petrismo. Dicen “esa mala vida que se dan los petristas hace que la gente se vuelva fea”. Para mí los haters y los trolls tienen su encanto. Ellos son los que inspiran mis columnas. La parte bonita, la parte de la alabanza, del piropo que yo agradezco infinitamente, no me parece tan atractiva. Ni me dispara un trino, ni una columna como lo hacen ellos los haters. Entonces tengo también que agradecerles a los que me dicen vainas así, porque es que hay unos muy cómicos.
Antes de que el comunismo me volviera vieja y fea. pic.twitter.com/ddVl3i485v
— Margarita Rosa (@Margaritarosadf) July 12, 2022
SEMANA: ¿Ha pensando en salirse de X?
M. R.: Sí, de hecho alguna vez me salí y estuve como cinco meses fuera. Pero es que a mí me gusta ese juego perverso de X. Y me gusta también por la cuestión del lenguaje de esa red social y de que en pocos caracteres haya que decir cosas rápidas, concisas y que tengan cuerpo, que tengan sustancia.
SEMANA: ¿Se ha arrepentido de algún trino?
M. R.: Sí, hay uno que me restriegan mucho, todo el tiempo en donde dije: “Si me ven pidiéndole puesto a este Gobierno o al presidente en este Gobierno me denuncian”, y luego a mi hermana la nombraron cónsul en Miami. Entonces ahí llegaron comentarios como que estoy viviendo de la teta del Estado, que yo había puesto a mi familia allí. Yo nunca pensé que Petro iba a ganar las elecciones, eso fue uno de esos trinos en donde ni de lejos yo pensé que iba a llegar. Y llegó. Y Álvaro Leyva es el que me llama a decirme: “El presidente la invita a ser cónsul”; y yo digo: “Yo no tengo la disposición, no tengo la capacidad”, pero en ese momento digo: “Adriana, mi hermana, sí”. Ella es una persona que se merecería este Gobierno tener, porque además tiene conocimiento técnico en la carrera consular, y ahí dije: “Yo no, pero ella sí hace el trabajo”.
SEMANA: A propósito de esa propuesta de ser cónsul a usted también le han propuesto que sea vicepresidenta...
M. R.: Sí, me acuerdo que en algún momento pasó. Pero no, yo tendría que estar muy loca. Yo respeto mucho la función pública, de verdad tiene que estar uno muy bien parado, tiene uno que conocer a Colombia y yo no conozco a Colombia bien. Por eso creo que yo no puedo participar en un cargo público. Y si pasa, tendría que comenzar por recorrer a Colombia de cabo a rabo y tres veces.

SEMANA: ¿Usted se sentaría a hablar con alguno de sus detractores?
M. R.: Sí, total, sin problema. El ser humano es tan interesante siempre, que ni el peor criminal merece que no se le conceda el vehículo de la palabra y del diálogo. Me podría sentar con quien fuera y estoy segura de que encontraría una veta dulce, algo con qué identificarme, sería capaz de seguir no estando de acuerdo fuertemente y seguir sintiendo mucho respeto por ese ser humano que tengo delante. Pasa que en X uno tiene su personaje pendenciero y yo ahí me agarro de las mechas y me encanta estar en el lodazal. Pero, después de un trino así durito me puedo salir de allí y luego puedo sentarme con esa persona.
SEMANA: ¿Ha vuelto a hablar con Amparo Grisales?
M. R.: Sí, claro, lo que pasó es que en su momento yo dije una cosa que de pronto no debí decir, ella contestó otra que me molestó. Pero qué maravilloso es poder retractarse y poder decirle a la persona: “Mira esto no vale la pena porque yo te he querido tanto, eres tan importante para mí, que qué mala cosa habré dicho, me arrepiento de haberla dicho”. Por eso que pasó nosotras tuvimos un encuentro precioso.
SEMANA: ¿Alguna vez se ha sentado a hablar personalmente con Gustavo Petro?
M. R.: Una sola vez y fue porque él me dijo que le gustaría que yo fuera al Senado, que liderará una lista al Senado y eso fue cuando él estaba en campaña, pero fue una conversación muy rápida. Yo la verdad es que no soy capaz, yo siento que el juego de la política es muy rudo. Si no más opinando es así, imagínate ya uno ahí adentro. Siento que me faltaría mucho, yo creo que por ahí un par de maestrías más, luego recorrer Colombia y es porque le tengo respeto a esos cargos. Yo le tengo respeto al Congreso, aunque el Congreso que tenemos hoy en día no me merezca mucho respeto. Yo sí creo que son cargos muy honrosos que debería uno estar sobre preparado para estar en ellos.
SEMANA: Hablemos del paso del tiempo, ¿Cómo se siente hoy a sus casi 60 años?
M. R.: Yo me gusto mucho más ahora que cuando era joven, me gusto físicamente más ahora. Cuando miro las fotos yo me veo chévere, no me atormenta la vejez. Y me gusto más en todo sentido, porque me siento más aliviada, me siento menos preocupada por ser bonita, por ser políticamente correcta. Yo siempre he sido en ese sentido como subversiva, desde que era chiquita, como que nada que fuera muy normal me cuadraba, trataba siempre de revelarme contra lo que estaba muy establecido. Y cuando yo veo que me estoy como metiendo mucho y me estoy encuadrando mucho, me salgo o trato de salirme.
SEMANA: Hablemos del amor. ¿Ya hay fecha de su matrimonio con Will Van Der Vlugt ?
M. R.: No, aún no tenemos fecha. Y sobre el amor, pues es amor del bueno, el amor uno también lo tiene idealizado y tipificado. Hay cosas que se llaman amor y otras no. Cuando yo conocí a Will fue amor a primera escritura, no fue a primera vista, sino a primer texto. Porque nosotros empezamos a hablar primero a través del pin del Blackberry e iniciamos una conversación que aún no ha terminado, a partir de ahí nunca más nos volvimos a separar. Esto es una conversación con un hombre maravilloso, con el que yo también me enfrento, tenemos muy buenas discusiones, porque el señor tiene su lo suyo. Entonces me deja callada también en cosas. Él es mucho más aterrizado y yo soy más idealista, yo soy progresista, él no. Yo le digo que él es de derecha y él me dice que no. Él es holandés, entonces un holandés no puede ser completamente de derecha, porque ellos ya tienen incorporado lo que ya aquí se nos convierte en una batalla campal, que es la conquista de los derechos fundamentales. Eso ya en Holanda, que es un país capitalista, eso ya está.
Un señor como Will, que va por el capitalismo, libre mercado, tiene su empresa, es empresario, pues él ya tiene una visión de bienestar, de solidez. Will fue al colegio público, utiliza transporte público, él tiene una concepción de lo público distinta, es una idea a la que no hemos podido llegar acá y la que estamos conquistando apenas en Colombia. Entonces, esa conquista de esa visión y por estar tan empecinada con eso la gente cree que mi modelo de país es Cuba y mi modelo de país no es Cuba, es el país de este hombre que he conocido y que he aprendido también a conocer a través de su sociedad.
SEMANA: ¿Algún proyecto a futuro?
M. R.: A futuro yo lo que más quiero es seguir estudiando. Ahora viene una maestría, tengo que decidir si la hago en filosofía política o en filosofía contemporánea. El tema político definitivamente sí me interesa, me apasiona, voy a ver si puedo hacer una maestría por ese lado, pero el estudio será lo único que no voy a dejar. Mi estatus favorito, más que el de actriz, más que el de comentarista, opinadora en Twitter, es el de estudiante.