MODA
Moda con propósito: la visión de María Paz Gaviria sobre el Bogotá Fashion week 2025 y su futuro
La exdirectora del BFW y figura clave en el desarrollo de la moda colombiana habló con SEMANA sobre la evolución del evento, su impacto cultural y comercial, y la fuerza de una industria que ayudó a consolidar.

La octava edición del Bogotá Fashion Week cerró con cifras históricas, escenarios emblemáticos y una narrativa que combina moda, ciudad e identidad. María Paz Gaviria, quien lideró este proyecto desde sus orígenes en la Cámara de Comercio de Bogotá, lo vive ahora desde la distancia con el mismo compromiso y una renovada perspectiva.
En esta conversación con SEMANA, la gestora cultural, curadora de arte e influencer de moda reflexiona sobre el presente y futuro del BFW, el rol de las nuevas voces digitales y la importancia de seguir tendiendo puentes entre lo comercial y lo cultural.

SEMANA: Recién cerrada la edición 2025 del Bogotá Fashion Week y con su experiencia liderándolo durante años, ¿cómo vivió esta versión desde una mirada más libre y personal?
María Paz Gaviria: Me he gozado enormemente esta edición del Bogotá Fashion Week. Desde 2019 tuve la oportunidad de liderar esta apuesta dentro de la Cámara de Comercio de Bogotá y verla hoy desde otro lugar es muy significativo. Lo vivo con una mezcla de orgullo y paz. Hace apenas tres meses cerré un ciclo de más de una década en la Cámara y, sin embargo, me siento profundamente conectada con este proceso.
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Esta edición recoge el fruto de un trabajo riguroso: los 140 diseñadores, el mayor número a la fecha, estuvieron más de nueve meses preparándose para presentar sus colecciones. Lo viví desde un lugar más contemplativo, más abierto, con la libertad de detenerme en los detalles, de seguir cada desfile desde el afecto y la admiración. Al estar ahora como espectadora, pude apreciar con más claridad lo mucho que ha crecido el BFW y el impacto que genera en la ciudad. Antes, desde la organización, mi enfoque era operativo; hoy disfruto el evento como ciudadana y amante de la moda, viendo cómo la visión que impulsamos se materializa en un espacio masivo y diverso.
Es muy gratificante ver salas llenas con más de 31.000 visitantes vibrando con las propuestas. Siento que el esfuerzo valió la pena: el Bogotá Fashion Week se ha consolidado como la principal vitrina del diseño colombiano y un puente activo hacia los mercados globales. Por lo que experimento el BFW 2025 con el mismo entusiasmo de siempre, pero ahora con la tranquilidad de saber que esa semilla que plantamos está dando frutos en grande.

SEMANA: ¿Qué le llevó a seguir tan cercana el evento este año y por qué sigue asistiendo?
M.P.G.: Sigo asistiendo porque el BFW forma parte de mi vida y de mi compromiso con el sector. En lo emocional, tengo un apego profundo: dediqué años a construir este proyecto y al verlo crecer, me invade una alegría genuina y un sentido de pertenencia. Es como ver florecer una semilla que sembramos con mucha dedicación.
En lo estratégico, mi presencia también tiene propósito. El BFW sigue siendo el punto de encuentro más relevante del diseño de la moda en el país, un lugar donde se tejen redes valiosas. Allí puedo conectarme con diseñadores emergentes, empresarios y antiguos colegas, lo que me permite seguir aportando al ecosistema creativo. Además, creo firmemente en la misión del evento: posicionar a Bogotá como un centro latinoamericano de negocios de la moda, con impacto en la economía cultural de la ciudad.
Acompañé esta plataforma desde sus primeros pasos dentro de la Cámara de Comercio hace ocho años, y luego la lideré como parte de la estrategia de industrias culturales. No ha sido solo un trabajo: ha sido una causa, una visión, una manera de pensar la moda como una herramienta de ciudad y de construcción de país. Asistir es una forma de seguir presente, de observar con atención, de respaldar con convicción y también de celebrar lo que hemos construido colectivamente.

SEMANA: ¿Cómo vió la evolución del BFW en esta última edición frente a las que lideró desde la Cámara de Comercio?
M.P.G.: Esta edición 2025 mostró una madurez estratégica. Los diseñadores participantes fueron seleccionados desde agosto del año pasado y trabajaron de la mano con una consultoría especializada global, Inquire Studio, para preparar sus mejores colecciones. Se notó la profundidad del acompañamiento, la claridad del discurso, la sofisticación de los resultados.
Además, esta edición contó con 27 pasarelas, 10 más que el año pasado, lo que refleja no solo expansión sino una curaduría ambiciosa y una confianza creciente en la plataforma. Fueron seleccionados 140 diseñadores, el mayor número hasta la fecha, lo que representa un crecimiento de un tercio frente a las ediciones anteriores. Todo ello es testimonio de una plataforma que se consolida y se expande con criterio y visión.
Además, el fortalecimiento del matchmaking entre diseñadores y compradores internacionales, acompañado por Carlos Laverde y ProColombia en estos últimos dos años, ha sido clave para traer a 80 compradores internacionales. Gracias a una segmentación cuidadosa de producto y narrativa, se concretaron más de 1.000 citas de negocios y expectativas que superan los 4 millones de dólares. El evento ha crecido no solo en escala, sino en foco, en herramientas y en vocación de internacionalización.
SEMANA: ¿Qué diseñadores o propuestas le sorprendieron este año y por qué?
M.P.G.: Jorge Duque abrió con una colección imponente: “Gabinete de curiosidades latinas”. Celebró la exuberancia de la mujer latina con fuerza, sofisticación y teatralidad, haciendo uso de materiales trabajados en el Restrepo, que le dieron una dimensión local, artesanal y urbana a su propuesta. La pasarela fue montada en la antigua fábrica de Pastas El Gallo, un edificio patrimonial en la localidad de Mártires que hace alusión al pasado industrial de Bogotá. Su uso resignifica el patrimonio desde lo contemporáneo y conecta con una visión de ciudad que transforma y preserva a la vez.
En esa misma línea, Toscano presentó una colección sostenible desde la Biblioteca Virgilio Barco, haciendo un homenaje al archivo, al saber compartido y a la lectura de nuestra historia a través del cuerpo y la ropa. Fue una apuesta muy coherente con su discurso de compromiso social y responsabilidad ambiental.
Alado presentó “La República”, una colección inspirada en los procesos de independencia, con énfasis en las mujeres y las comunidades afrodescendientes que han sido invisibilizadas en la narrativa oficial. Su propuesta recuerda que la moda también puede transmitir contenidos políticos y contribuir a visibilizar otras memorias de país.

Cubel cerró con fuerza poética y técnica. “Entretejidos” fue una celebración de la sastrería artesanal, del saber campesino, del gesto simbólico y de la experimentación urbana. Cada prenda narraba un cruce entre lo ancestral y lo contemporáneo, con una suavidad contenida que no renuncia a la potencia que empezó a introducir desde su más reciente colección presentada en Paris.
En su tercera edición, el proyecto PUENTE presentó “Tintico Veci”, una colección nacida desde los sectores de San Victorino y, por primera vez, del Restrepo, con once empresarios. La inclusión de este último fue uno de los aciertos de esta edición: sumar un barrio con historia productiva y carácter propio enriquece el relato de ciudad.
Celebro tres cosas: el trabajo curatorial de Pilar Castaño y su equipo, que se reflejó claramente en la narrativa visual y estética de la colección; la participación destacada de Plur y Wannawaa, dos marcas victorinas que hicieron parte de las primeras dos ediciones de Puente y ahora hacen parte de la selección BFW, la primera con sastrería contemporánea, y la segunda con una propuesta sólida y comprometida que este año confeccionó sus piezas con personas privadas de la libertad; que la Cámara de Comercio de Bogotá haya anunciado al cierre que llevará estas colecciones PUENTE a las semanas de la moda internacionales en Madrid y Nueva York.
Laura Aparicio presentó una propuesta elegante, precisa y fresca. Su manejo del color y la estructura es siempre refinado. En esta edición, lo hizo con una colección que acababa de presentar en China, lo cual refuerza el diálogo global del diseño colombiano.

SEMANA: Hoy los influencers son protagonistas en los front rows. ¿Cómo ve el rol de las voces digitales en eventos como este?
M.P.G.: Considero que han sido fundamentales para abrir el panorama de la moda a públicos más amplios. Los influencers, blogueros y creadores digitales traen consigo una audiencia que antes quizás no seguía de cerca eventos como el BFW y ahora, gracias a ellos, la moda es tema de conversación cotidiana. Esto democratiza el acceso: ya no son solo unos pocos expertos o compradores los que opinan, sino que la gente del común, a través de redes sociales, también participa, comenta y se inspira.
En BFW 2025 se notó muchísimo su presencia; la organización los invitó deliberadamente junto a prensa especializada y compradores internacionales, entendiendo su valor. Tenemos distintos tipos de voces digitales: desde fashionistas que muestran sus outfits del día en TikTok, pasando por periodistas de moda que hacen análisis en Instagram Live, hasta creadores de contenido locales que narran la experiencia de recorrer la feria y las pasarelas.
Cada uno aporta una perspectiva distinta. El valor agregado es la cercanía: un video corto desde el backstage o un reel con impresiones sinceras logra que el público sienta el evento más próximo, más de todos. También están redefiniendo la forma de “habitar” la moda: hoy un desfile se vive en sitio, pero simultáneamente se vive en línea a través de historias, posts y transmisiones en vivo.
Eso genera una comunidad virtual alrededor del BFW, en la cual la conversación sobre tendencias, inclusividad o hasta controversias (como el debate por el uso de ciertas materias primas, etc.) se da en tiempo real.
En mi opinión, estas voces digitales enriquecen el ecosistema: le aportan diversidad, inmediatez y participación ciudadana. La moda deja de ser un ámbito cerrado y pasa a ser una experiencia cultural compartida, que cualquiera con un teléfono puede habitar, comentar y criticar. Ese diálogo abierto beneficia al sector porque lo hace más relevante y más responsable ante su público.
Fue especialmente valiosa la participación de plataformas como LATINESS en el marco de las conversaciones del evento, que este año reunieron a más de 70 conferencistas. Su presencia aportó una mirada crítica sobre identidad, representación y moda desde el sur global, ampliando el espectro de voces que acompañan y transforman la escena creativa latinoamericana.

SEMANA: Si pudiera volver a tener un rol dentro de la organización del BFW, ¿lo haría? ¿Qué haría distinto?
M.P.G.: Tuve la fortuna de acompañar esta plataforma en su consolidación, y hoy me llena de alegría verla crecer en manos de la Cámara de Comercio de Bogotá. Resalto y celebro el éxito rotundo de su puesta en marcha por parte de todos los equipos, y especialmente de Rebeca Herrera, quien lideró esta edición del Bogotá Fashion Week con inteligencia, sensibilidad y visión propia.
Más que pensar en lo que haría distinto, me interesa lo que sigue siendo posible: cómo mantener este impulso, cómo seguir profundizando en los cruces entre cultura, ciudad, sostenibilidad e industria. Cada edición abre nuevas preguntas y me emociona ver cómo esta plataforma, que fue una apuesta de largo aliento, sigue transformándose y respondiendo con solidez al momento que vivimos.
Me alegra, además, ver cómo se ha venido fortaleciendo la noción del BFW como una apuesta de ciudad: un espacio que no solo impulsa colecciones, sino que vibra en la ciudad, genera otras iniciativas, invita a recorrerla, a enunciarla y a representarla. Y es algo que se siente en el ambiente: el crecimiento en turismo y el derrame económico que deja en Bogotá ya es palpable.
Si pudiera mencionar algo que me habría gustado lograr, sería avanzar hacia la participación de diseñadores internacionales en las ruedas de negocio. Creo que ese paso podría consolidar al BFW como el epicentro para América Latina en términos de intercambio, circulación y proyección global del diseño.