En la noche de este viernes se llevó a cabo la cuarta edición de Mujeres Trenzando Esperanza 2025 en Casa Raíz, un espacio dedicado a la memoria, el territorio y la innovación cultural, que reunió a lideresas, creadoras y representantes institucionales para celebrar el papel transformador de las mujeres en la sociedad colombiana.
La iniciativa nace del sueño colectivo de la Fundación Mujeres del Mundo Anna Perenna. Se trata de un proyecto impulsado por mujeres diversas que, desde hace más de dos décadas, decidieron transformar el dolor en acción y convertir esa acción en caminos reales de cambio para sus comunidades.

Durante el evento se exaltó el lema “empoderar para transformar” y se hizo un llamado a reconocer el periodo comprendido entre 2022 y 2026 como “el tiempo de las mujeres”, una etapa que busca fortalecer su liderazgo, visibilizar su trabajo y consolidar su impacto en los territorios.
Casa Raíz fue resaltada como un lugar simbólico para este encuentro, al ser concebida como un espacio para devolver territorios, memorias y futuro. Allí se rindió homenaje a mujeres que, muchas veces sin aplausos ni reconocimiento público, sostienen la vida cotidiana a través del cuidado, el oficio, la creación y la palabra, convirtiéndolos en herramientas de paz, sanación y liderazgo comunitario.
El evento contó con el respaldo del Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes. Se agradeció especialmente a la ministra Yannai Kadamani por su visión al consolidar Casa Raíz como Centro Nacional de Diseño e Innovación Cultural, un legado que, según se destacó, “permanecerá más allá del tiempo”. En su representación asistió la viceministra de los Patrimonios, las Memorias y la Gobernanza Cultural, Saia Vergara.
Las protagonistas del cambio
Mujeres Trenzando Esperanza 2025 se consolidó así como un espacio de reconocimiento, memoria y compromiso colectivo, en un país que sigue necesitando paz, perdón y luz, y donde las mujeres continúan siendo protagonistas fundamentales del cambio.
Durante el encuentro, Jenny de la Torre, miembro destacada de la Fundación Mujeres del Mundo, señaló que la convocatoria impulsada por Anna Perenna es, ante todo, una provocación social. “Somos una provocación para transformar el consciente colectivo”, afirmó, al tiempo que subrayó la necesidad de aprender a ponerse en el lugar del otro y de la otra como base para la construcción de una sociedad más justa.

De la Torre enfatizó que este llamado también busca ampliar la mirada sobre quienes habitan los territorios y sostienen la vida cotidiana, recordando la importancia de reconocer al vecino, a quien recoge el reciclaje y a todas las personas que suelen permanecer invisibilizadas. Asimismo, destacó que el mensaje del evento interpela tanto a mujeres como a hombres, para que no olviden el valor del reconocimiento mutuo y la corresponsabilidad social.
En el marco del evento, también se destacó que Mujeres Trenzando Esperanza es un gesto político y cultural que reconoce a las mujeres como hacedoras de paz. Desde la articulación entre la tradición y lo contemporáneo, se resaltó que las mujeres continúan siendo protagonistas de las transformaciones más profundas del país, muchas veces en silencio, sin reconocimiento y enfrentando contextos de violencia e indiferencia.

Durante la premiación se destacaron mujeres como; Jenny de la Torre, miembro clave de la Fundación, por su liderazgo en la articulación comunitaria y su defensa del reconocimiento de los trabajos invisibilizados; Yannai Kadamani, ministra de las Culturas, las Artes y los Saberes, por su visión al consolidar Casa Raíz como un espacio para la memoria y la innovación cultural; y asimismo, fue reconocida Ana María Londoño, quien recibió el premio en nombre de su madre, Lila Ochoa, una de las mentes detrás de medios impresos de renombre como Dinero, Fucsia y Semana.
La intervención concluyó con un llamado a tratar la esperanza como una responsabilidad compartida, más que como una idea abstracta, reafirmando el espíritu colectivo que atraviesa la iniciativa. Finalmente, se recalcó que las mujeres de Colombia apuestan por el tejido, en su sentido simbólico y comunitario, como una herramienta para construir una nueva sociedad, basada en la empatía, el respeto y la transformación.









