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“No parábamos de reír”: habla el último y gran amor de Darío Gómez
SEMANA habló con Johana Vargas, la pareja del ‘Rey del Despecho’, con quien pasó sus últimos años y recordó algunos de los momentos más especiales de sus vidas.
En medio del dolor que deja el perder al ser amado, hay instantes en los que se escapan algunas sonrisas, porque justo ahí se recuerdan los momentos mágicos que se compartieron. Johana Vargas vivía con Darío Gómez desde hace varios años. Se juraron amor eterno, ella siempre prefirió permanecer fuera del escenario público, pero en medio de las honras fúnebres se conoció un poco más de la mujer que siendo menor que él le dio luz al ‘Rey del Despecho’.
Johana le contó a SEMANA que cuando estaban juntos no paraban de reír. No importaba el lugar en el que se encontraran, incluso en plena misa, y todo por cuenta de lo distraído que a veces llegaba a ser Gómez. “Nos reímos muchísimo. Estábamos en misa, en la iglesia del padre Marianito, y nos sentamos en las sillas y él se regresó a coger el Evangelio. Cuando se devuelve pasa derecho por la silla en la que yo estaba y se sienta adelante, al lado de otra muchacha. Y empieza a codear a la otra muchacha, pero no miraba. Y cuando la mira y voltea no parábamos de reír”, asegura que los asistentes los miraban, pero solo ellos entendían la picardía y la complicidad que solía unirlos.
Recordar ese episodio generó una de las pocas sonrisas que se dibujaron en el rostro de Johana desde el pasado 26 de julio. “Él salió de la casa bien, me llamó a las 5:30 p. m. y me dijo que iba a llegar un poquito más tarde porque se le había alargado la reunión en la empresa. Y yo dije: ‘Bueno, cuando se alargan esas reuniones llega por ahí a las 8:30 p. m. y a las 7:30 me llamó Jorge y me dijo que había muerto”, recuerda en SEMANA.
Fue el hijo del artista el que le dio la noticia que la derrumbó. En ese momento comprendió la tristeza con la que había estado Abril, una de las mascotas de Darío Gómez. “El día que él falleció, ella en la tarde cambió, no sabíamos nada, pero ella se quedó en la cama y no quería salir, como si estuviera enferma”, Vargas da a entender que quizás Abril presentía lo que iba a pasar. Desde esa noche los perritos no han dejado de estar nerviosos y con los ojos rojos.
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Es que junto con ellos pasaron momentos divertidos, jugaba sobre la cama Jhoana, Darío, Beethoven – el perro mayor – y Abril, le hacían cosquillas a sus “chachorros”, porque así llamaba el cantante a sus mascotas.
Estar frente al féretro traía este y otros recuerdos a la mente. En el momento de las exequias, una vez el cuerpo ya quedó bajo tierra, Johana se negaba a apartarse de él. Una de las canciones que interpretó los mariachis que lo homenajearon fue: ‘Cuatro caminos’, de José Alfredo Jiménez Sandoval, y en eso momento ella exclamó: “Esa me la dedicó a mí y me la cantaba”, ahogada en llanto repetía un fragmento de la canción: “Es imposible que todo acabe. Yo sin tus besos me arranco el alma”.
Esta es la letra completa de la canción que Darío Gómez le cantaba
Es imposible que yo te olvide
Es imposible que yo me vaya
Por donde quiera que voy, te miro
Y ando con otra, y por ti suspiro
Es imposible que todo acabe
Yo sin tus besos me arranco el alma
Si ando en mi juicio, no estoy contento
Si ando borracho, ¿pa’ qué te cuento?
Cuatro caminos hay en mi vida
¿Cuál de los cuatro será el mejor?
Tú que me viste llorar de angustia
Dime, paloma, ¿por cuál me voy?
Tú que juraste que amor del bueno
Solo en tus brazos lo encontraría
Ya no te acuerdas cuando dijiste
Que yo era tuyo y que tú eras mía
Si es que te marchas, paloma blanca
Alza tu vuelo poquito a poco
Llévate mi alma bajo tus alas
Y dime adiós a pesar de todo.
Cuatro caminos hay en mi vida
¿Cuál de los cuatro será el mejor?
Tú que me viste llorar de angustia
Dime, paloma, ¿por cuál me voy?
La escena en que arrugó más de un corazón
Luego de ser sepultado el cuerpo de Darío Gómez, el ‘Rey del Despecho’ en Colombia, fueron varios los minutos que familiares y amigos permanecieron en el lugar cantando sus canciones y recordando lo vivido.
Sin embargo, destacó que la última en irse del cementerio Campos de Paz fue Johana Vargas, su gran amor y con quien Darío pasó los que, sin saberlo, serían sus últimos días.
Seis agrupaciones de mariachi cantaron sus canciones en medio de la sepultura, además de ‘Amigo’, de Roberto Carlos, ‘Nadie es eterno’, ‘Amor eterno’ y ‘Ángel perdido’, entre otras; pero tan pronto las trompetas callaron, Johana empezó a cantar a solas y casi en susurro las letras de ‘Amor eterno, poco a poco otros se fueron sumando. Ella se paró a arreglar cada una de las flores que quedaron sobre la tumba del hombre que le dio tantos años de alegría y del ´que hoy intenta sobrellevar la soledad que dejó en su hogar.