Entrevista
Raúl Ocampo reconstruye en un libro la dolorosa muerte de su novia Alejandra Villafañe, a un año de su partida. El actor habló con SEMANA
Raúl Ocampo y Jorge Enrique Abello publican ‘La despedida’, una conversación sobre la muerte, la amistad y la vida misma, a propósito de la partida de la actriz.
“Cuando alguien tan joven como Alejandra muere, queda una enorme sensación de destino contrariado, de lo que no fue o no pudo ser. Y todos los días que quedaron por vivir se convierten en un enorme interrogante sobre qué significa la muerte en nuestra existencia. La muerte aparece de pronto, sin anunciarse, realiza su acto de magia y luego desaparece, dejándonos un cuerpo desmadejado al que le han cortado los hilos de la vida y ya sin aliento propio. Ante la fatalidad, nada podemos hacer... Tan solo seguir viviendo”.
Este pasaje forma parte del libro La despedida, un diálogo honesto, y del que cuesta salir ileso, entre dos reconocidos actores, Raúl Ocampo y Jorge Enrique Abello, a quienes la vida hizo coincidir en una de las telenovelas más exitosas de los últimos tiempos: Ana de nadie. Un remake de una telenovela escrita en el pasado por Bernardo Romero Pereiro y que generó controversia en su momento, Señora Isabel.
Jorge Enrique era el protagonista de la historia. Raúl tenía un papel más pequeño, un joven arquitecto de una compañía que servía como fondo de la trama. Un personaje que con el tiempo creció, capítulo a capítulo, y que solo era una pausa en un sueño personal que ya había trazado con el amor de su vida, la también actriz Alejandra Villafañe: los dos querían radicarse en México y emprender juntos un nuevo camino profesional.
Pero entonces apareció la enfermedad. A comienzos de 2023, Alejandra fue diagnosticada con un agresivo cáncer que apagó su vida en cuestión de meses. La actriz fue documentando su situación en las redes sociales, hasta que el 21 de octubre de ese mismo año su vida se apagó para siempre. Tenía solo 34 años.
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Para entonces, Jorge y Raúl ya eran un par de buenos amigos que habían aprendido a disfrutar el uno del otro, en medio de la admiración mutua y de profundas conversaciones que giraban alrededor de la vida, el arte, el amor y el oficio que comparten.
“Al morir Ale, es a Jorge a quien se le ocurre la idea de este libro. Y quien lo planeó en cuatro grandes actos y a manera de una conversación, en la que la muerte está presente como algo tan natural como la vida. Mi terapeuta no lo creyó conveniente. Sentía que aún era muy pronto para hablar de ese dolor, pero yo sentía que esto podía ser un ejercicio para sanar, para hacer el duelo y para honrar el legado de Alejandra. Para mí, honrar a quien ya no está es un acto de amor”, relata Raúl en SEMANA.
Jorge Enrique lo escucha y agrega que este libro, publicado con Editorial Planeta, buscaba poner “al servicio de las personas que atraviesan por situaciones similares, reflexiones que puedan contribuir en un momento de dolor cuando se pierde a un ser querido. Cuando conocí a Raúl, me asombró que era una persona con una gran vocación de servicio, cuando vivimos en una sociedad donde eso no es común. Este libro no se trata de dar, sino de recibir. Sentía que era la única manera en la que lo podía ayudar en este duelo que estaba atravesando. Al final, este es también un testimonio de esperanza que arroja luz en esos momentos de oscuridad que solemos atravesar las personas enfrentadas de esa manera a la muerte. En estas páginas hay una mano amiga para sobrellevar el dolor”.
El reconocido actor asegura que este libro fue terapéutico para ambos. “No es un libro de autoayuda ni pretende serlo, aunque nos haya servido a ambos”, aclara Abello.
Raúl se muestra de acuerdo. “Con este libro pude hacer una catarsis y trasmutar todo esto. Hoy creo que la mejor forma de sanar un corazón destruido es llevarles un mensaje a otros corazones que están en igual condición para aprender entre todos cómo encarar la vida sin dolor. Lo que buscamos es que las personas que viven esto mismo puedan sentirse representados en un punto de vista, el mío, de lo que viví”.
El joven artista cuenta que cuando se vive un evento traumático, “el cerebro entra a bloquear muchos recuerdos. Pero entendí que era necesario evocar. Sin embargo, Jorge y yo somos artistas, y como artistas nos gusta eso de poner el alma a arder. Queríamos ir a ese momento incómodo, a esa charla incómoda y dolorosa. No era una opción quedarse callado, la idea era que yo mismo me causara incomodidad. Que viajara a lo profundo, al infierno, para poder extraer la experiencia y contarla de la manera más honesta posible”.
Para Abello, el libro va más allá del duelo por la muerte física. “Se trata de esos otros duelos que vivimos todos los días. De aquello que no nos atrevemos a soltar, por ejemplo, y que no nos deja transformar”.
Hoy Raúl define el duelo como una situación que pone al ser humano entre dos caminos: “Me sentía extremadamente derrotado, roto por dentro y triste, y a la vez con unas ganas increíbles de vivir, de seguir el legado que me había dejado Ale. ¿Por cuál lado me voy? Me preguntaba todo el tiempo. Y a veces escogía los dos y los intercambiaba”, dice.
También señala que uno de los descubrimientos que hizo al escribir es que se “puede estar triste y feliz, y sanando al mismo tiempo. Fue una conversación que se extendió a lo largo de varios meses y que costó muchas lágrimas. Hubo periodos de escritura en los que tuvimos que hacer pausas de varios días porque lo que vivía al recordar era fuerte. Días en los que la ausencia de alguien a quien has amado tanto pesa más. Incluso, fueron varios los momentos en los que surgió el deseo de no seguir con este proyecto editorial debido a los sentimientos tan fuertes que despertaba”.
Gran parte del relato abarca los cinco meses desde que ella fue diagnosticada con un cáncer agresivo hasta el día en que su corazón se detuvo. “Para mí, la mejor manera de recordar a Ale es desde la alegría que ella tuvo de vivir. Una alegría que nos contagió a todos los que la conocimos. Ella misma era una invitación a vivir con ganas, a luchar por los sueños, por lo que se quiere. Eso fue lo que ella inspiró en mí y el legado que me deja y que hoy quiero honrar. En estos procesos siempre te dicen sana, avanza y olvida. Sin embargo, no te dicen cómo. Para eso es este libro. Por eso creo que este no es un libro sobre la muerte, sino para quienes quedamos vivos”.