SALUD
En la atención de un ataque cerebrovascular el tiempo vale oro
Recibir la atención indicada durante las cuatro horas y media después de que empiezan a aparecer los primeros síntomas disminuye significativamente los riesgos de incapacidad.
De las 40.000 personas que sufren un ataque cerebrovascular (ACV) en Bogotá cada año, mueren 400 y las restantes 39.600 quedan incapacitadas para el resto de su vida, sin poder hablar y sin poder moverse.
Estas cifras, suministradas por Mario Muñoz Collazos, jefe de neurología de la Clínica Marly y fundador de RECAVAR, Red Colombiana Contra el Ataque Cerebrovascular, podrían ser diferentes si todos los pacientes que sufren un ACV fueran atendidos con el procedimiento adecuado durante las cuatro horas y media después de iniciados los primeros síntomas.
Un ACV es un episodio súbito, es decir, la persona se encuentra bien y en pocos minutos queda con uno o varios de los siguientes síntomas: pérdida de la capacidad de hablar y de entender en su idioma, parálisis de la mitad de su cuerpo derecho o izquierdo, es decir, cara, brazo y pierna. Aparte de eso puede perder la visión por un solo ojo, pero esto es menos común.
Los ataques cerebrovasculares le ocurren con mayor frecuencia a personas con edades entre los 65 y 75 años, son iguales para hombres y mujeres, el 25 por ciento de las personas que los sufren ya han tenido antes un pequeño ataque y los factores de riesgo más importantes son la hipertensión arterial, algunas patologías cardíacas como la fibrilación auricular y la diabetes.
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Durante un ACV se tapona una arteria del cerebro y desde el primer segundo que esto sucede comienza a morir el tejido del cerebro al que no llega la circulación, por eso, entre más rápido se destape esta arteria, menos tejido muere, con lo cual el paciente puede quedar menos discapacitado. Es por esto que ante la sospecha de estar cursando con un ACV, se debe identificar y dirigirse al centro de salud más cercano que cuente con la capacidad de manejar esta condición (Hospital Nivel III).
La arteria se tapona porque se llena de sustancias anormales como el colesterol o por un coágulo que se produce en el corazón el cual se desprende y va a parar al cerebro.
Muñoz explica que se destapa mediante el tratamiento llamado trombolisis, el cual es una inyección intravenosa con un medicamento que disuelve el tapón que hay en la arteria y así se puede salvar gran cantidad del tejido que tenía riesgo de morir.
El periodo durante el cual es posible realizar este tratamiento para poder volver permeable la arteria y que la circulación regrese es de cuatro horas y media, las cuales cuentan desde el momento en que empiezan a aparecer los primeros síntomas hasta cuando se realiza el procedimiento.
Al actuar con velocidad, el paciente que podría quedar totalmente incapacitado para hablar podría quedar con dificultades, pero con capacidad para comunicarse; o un paciente que estaba destinado a quedar totalmente dependiente puede llegar a ser autónomo. “En estos casos es diferente el sufrimiento de la persona, el sufrimiento de la familia y los costos para el sistema de salud”, afirma el experto quien explica que, en relación con este último aspecto, está demostrado que el tratamiento reduce significativamente los gastos para el sistema de salud frente a lo que se debe pagar por costos derivados de la rehabilitación y complicaciones de un paciente que ha sufrido un ataque cerebrovascular.
Varios estudios, agrega Muñoz, han demostrado que cuando la obstrucción ocurre en una arteria grande del cerebro, que en consecuencia produce un daño muy grande y que no se destapa del todo con la trombolisis, se debe atender con un tratamiento llamado trombectomía el cual debe realizarse durante las seis horas siguientes a que suceda el ataque.