Educación
Este reconocido colegio campestre en Medellín ahora es mixto. “Su infraestructura es espectacular”
El Colegio Pinares Altoverde, que durante 60 años impartió educación a niñas y jóvenes, se renovó para también brindar formación a niños. Una familia cuenta su experiencia.

Sentados en un sillón, en una sala luminosa del Colegio Pinares Altoverde —ubicado en el corazón del barrio El Poblado, en Medellín—, Sofía Arango y Enrique González conversan, mientras su hijo Ignacio juega cerca. Ella es exalumna de esta institución; él, egresado de un colegio mixto, y hoy, ambos comparten una nueva etapa: ser padres de uno de los primeros niños admitidos en Pinares Altoverde. El propósito de este cambio responde a años de análisis pedagógicos, sociales y familiares para extender la educación personalizada y responder a los retos de una sociedad que demanda un trabajo conjunto entre hombres y mujeres.
¿Qué los motivó a elegir el Colegio Pinares Altoverde?
Sofía Arango: La formación en valores, el respeto y la fortaleza de la vida familiar que recibí aquí. Eso fue definitivo para querer que Ignacio creciera en el mismo ambiente. Cuando supimos que ahora recibían niños, nos pareció maravilloso que pudiera crecer en un entorno así.
Enrique González: El nivel académico, el bilingüismo desde los 3 años y el certificado de educación internacional otorgado por Cambridge, nos cautivaron y fueron definitivos para tomar la decisión. Estos fueron diferenciales importantes porque queremos que Ignacio tenga las herramientas para estudiar en cualquier parte del mundo, y este colegio le da esa posibilidad.
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¿Qué opinan del cambio de ser un colegio femenino a un modelo mixto?
S. A.: Para nosotros es ideal. Quisimos que Ignacio creciera con niños y niñas, sabiendo tratar a cada uno con respeto. Una de las cosas que más nos ha sorprendido es cómo han recibido a los niños con naturalidad y conocimiento, gestionando muy bien la educación de ambos en el mismo ambiente. Es decir, las profesoras y el colegio, que durante 60 años ha educado niñas, han sabido adaptarse a los niños con muchísima naturalidad y conocimiento, demostrando su experiencia al educar personas.
¿En qué aspectos ven que el colegio ha evolucionado tras 60 años de historia?
E.G.: La nueva infraestructura del preescolar es espectacular. Tienen espacios modernos, lúdicos y mucha conexión con la naturaleza. Nos encanta que sigan fomentando el juego libre, que se ensucien, que exploren. Es un colegio campestre en pleno Poblado.
S. A.: Parte de la evolución se refleja en la academia, el colegio se apoya en metodologías activas, enseñando a los niños de una manera natural, donde los protagonistas del aprendizaje son ellos mismos. El nivel académico sigue siendo muy bueno, incluso en los más pequeños. Ignacio está en Kínder 5 y ya vemos cuánto ha aprendido, sin que el proceso haya sido algo pesado, él ve las clases como diversión. Otras de las cosas nuevas que Ignacio vivirá son el énfasis en portugués en bachillerato, el desarrollo de competencias a través de STEM y la elección de asignaturas de acuerdo con sus propios talentos. Esto nos gusta mucho del avance que ha tenido el Colegio.

¿Cómo ha sido el acompañamiento a Ignacio?
S.A.: Desde el inicio sentimos que estaban muy pendientes de él, no solo académicamente, sino también como persona. Al ser un colegio personalizado, cada niño tiene un plan de mejora individual.
E.G.: Además, nos gusta mucho que el colegio entiende que somos los primeros educadores de Ignacio y nos brinda todo el acompañamiento familiar por medio de reuniones personalizadas para hablar de la evolución de nuestro hijo, talleres, escuelas de padres y otros espacios donde nos ayudan a ser mejores papás.
*Contenido elaborado con apoyo de Colegio Pinares Altoverde