Cartagena llega a la mitad del mandato del alcalde Dumek Turbay con un balance que, según el propio mandatario, marca un punto de quiebre frente a años de estancamiento institucional, fragmentación política y deterioro de la confianza ciudadana.
En entrevista con Yesid Lancheros, director de SEMANA, para el programa El Debate, el alcalde sostuvo que su principal apuesta ha sido la unidad como base para ejecutar un plan de desarrollo que hoy se traduce en obras visibles, recuperación de la credibilidad en lo público y una inversión histórica que alcanza los 6 billones de pesos, financiados en su mayoría con recursos propios del distrito.
Turbay explicó que recibió una ciudad paralizada, con problemas sociales acumulados y sin puentes entre “las dos Cartagenas”: la turística y la popular. Frente a ese panorama, afirmó que su administración optó por un gobierno práctico, enfocado en resultados y en gobernar escuchando, una consigna que, aseguró, permitió reconstruir el orgullo de ser cartagenero y restablecer la relación entre la ciudadanía y el gobierno local. Según dijo, la prioridad fue dejar atrás la confrontación política, superar la lógica de bandos y concentrarse en resolver problemas históricos que durante años se habían convertido en paisaje.

Uno de los ejes centrales de su balance es la infraestructura. El alcalde detalló que hoy están en marcha proyectos emblemáticos como la solución definitiva a las inundaciones en Bocagrande y Castillo Grande, una obra de 170.000 millones de pesos que se adjudica en diciembre y cuya ejecución comenzará en febrero de 2026.
A esto se suma la ampliación del Paseo Peatonal y los muelles, la construcción de la Avenida Chile y la ejecución de intercambiadores viales en La Carolina y Ternera, inversiones orientadas a mejorar la movilidad y responder a reclamos históricos de residentes, comerciantes y sectores productivos.

En la que llaman la “otra Cartagena”, la administración avanza en la construcción de cinco nuevos colegios en sectores urbanos y rurales, así como en la recuperación de instituciones emblemáticas como el INEM y el Fernández Baena. La inversión en infraestructura educativa se acerca a los 500.000 millones de pesos y, según el alcalde, comienza a reflejarse en mejoras en la calidad de la educación, respaldadas por el acompañamiento técnico del Icfes. A esto se suma la recuperación de 125 kilómetros de vías barriales como parte de una estrategia de intervención progresiva para mejorar la movilidad, el acceso a servicios y la calidad de vida en barrios históricamente olvidados.

Turbay resaltó como proyecto estructural el Gran Malecón del Mar, una obra de 200.000 millones de pesos que iniciará en La Boquilla y se extenderá por Crespo, Marbella y El Cabrero, con la meta de convertirse en el espacio público más visitado de la ciudad.
En paralelo, defendió la recuperación integral del Centro Histórico, donde se enfrentó el turismo desordenado, se clausuraron establecimientos vinculados a la trata de personas, se reforzó el control del espacio público y se intervinieron parques y plazas, además de la demolición del edificio Aquarela para proteger la declaratoria de patrimonio de la Unesco.

El alcalde también se refirió a la cancelación de la participación de la líder opositora venezolana, María Corina Machado, al Hay Festival. Turbay sostuvo que la decisión respondió a consideraciones de seguridad y a recomendaciones de las autoridades competentes, y defendió el manejo institucional del evento, señalando que Cartagena mantiene su vocación como escenario de diálogo cultural y plural, pero sin poner en riesgo el orden público ni la integridad de los asistentes.
Uno de los anuncios más relevantes fue el fin de los carruajes de tracción animal en el Centro Histórico. A partir del 26 de diciembre, Cartagena pondrá en marcha coches eléctricos de propiedad pública y comenzará el proceso de compra y adopción de cerca de 120 caballos.

Turbay aseguró que la medida se aplicará con autoridad y respaldo jurídico, y busca cerrar definitivamente una práctica asociada al maltrato animal, sin desconocer el impacto social que representa para las familias que dependían de esta actividad.
En materia de seguridad y gobernabilidad, sostuvo que su administración decidió ejercer autoridad frente a prácticas ilegales que por años se toleraron. Afirmó que se fortaleció el trabajo conjunto con la Policía Nacional, se incrementaron los operativos de control y se enviaron mensajes claros contra la informalidad ilegal, el ruido excesivo y la ocupación indebida del espacio público, especialmente en zonas turísticas.
En el frente económico, Turbay señaló que el desempleo bajó del 13 al 9,9 por ciento, impulsado por la inversión pública y el dinamismo del turismo, sector que defendió como motor de empleo formal. Para la temporada de fin de año proyectó la llegada de 1,6 millones de visitantes y anunció medidas como el pico y placa las 24 horas, además de un refuerzo en seguridad para garantizar una temporada de alta afluencia sin mayores alteraciones.

Sobre la relación con el Gobierno nacional, fue crítico al señalar que la inversión directa de la Nación en Cartagena ha sido limitada, salvo proyectos puntuales como la protección costera y el alcantarillado de Bayunca. Reclamó mayor atención del presidente Gustavo Petro y de la ministra de Comercio para la ampliación del aeropuerto Rafael Núñez y el aval definitivo al nuevo aeropuerto de Bayunca, que considera clave para sostener el crecimiento económico y turístico.
Finalmente, el alcalde aseguró que el segundo tramo de su mandato estará enfocado en consolidar las obras en ejecución, fortalecer la seguridad y dejar bases institucionales sólidas. Defendió el carácter cosmopolita de Cartagena ante la presencia de figuras internacionales en eventos culturales, ratificó su compromiso con la cooperación española y resumió su gestión en tres elementos: un plan claro, recursos suficientes y un equipo que, aseguró, hoy es toda la ciudad.










