Especial Servicios Públicos
Así logra esta empresa española mejorar el servicio de agua en más de 30 municipios en Colombia
Con la mejora y ampliación del servicio de acueducto y alcantarillado que provee Aqualia en municipios de Córdoba, Atlántico, Magdalena, La Guajira, Santander, Norte de Santander, Tolima y Cundinamarca; más de 1.200.000 personas se han visto beneficiadas y hoy disfrutan de una mejor calidad de vida.
A 32 municipios, de 8 departamentos del país, llega hoy el servicio de agua a través del operador de acueducto y alcantarillado Aqualia, una empresa que hace parte del grupo español FCC, y que desde el año 2020, en plena pandemia, inició operaciones en el país. Para José Ramón Díez-Caballero, su director en Colombia, la labor ha sido desafiante. Sin embargo, hoy los logros alcanzados van moviendo la balanza a su favor, tras una serie de acciones que le han permitido optimizar la prestación de estos servicios en algunas de las poblaciones más recónditas del territorio nacional.
¿Qué importancia tiene Colombia en la operación global de Aqualia como compañía del Grupo FCC?
JOSÉ RAMÓN DÍEZ-CABALLERO: Estamos atendiendo a 1.200.000 habitantes en Colombia, lo que hace que este ya sea uno de los países más importantes del Grupo Aqualia, que decidió poner a disposición de los colombianos toda su experiencia, capacidad financiera, tecnología e innovación, en un país que ofrece seguridad jurídica, un marco regulatorio estable y estabilidad económica en la región.
¿Cuál ha sido el mayor desafío en la aplicación del modelo de Gestión Integral del Recurso Hídrico en el país?
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J.R.D.: El modelo de agua y saneamiento en el país ha avanzado mucho en los últimos años con mejoras en cobertura y continuidad, pero de una manera algo desigual. Hay departamentos y grandes ciudades que se han beneficiado de estas mejoras, pero hay otros departamentos y municipios pequeños e intermedios que todavía tienen necesidades básicas por satisfacer y que se han quedado bastante rezagados.
En la mayoría de las zonas donde operamos, las infraestructuras están obsoletas, con un abandono considerable debido a que llevan muchos años sin inversiones y nos ha tocado llegar a robustecer esas infraestructuras. Adicionalmente, hemos tenido que incrementar la capacidad de los sistemas para atender a un mayor número usuarios, pues originalmente fueron diseñados para cubrir poblaciones urbanas menores. Además, ahora debemos alcanzar también a zonas rurales y crecimientos no previstos de casco urbano.
La clandestinidad e ilegalidad en el uso de los servicios públicos es una de las problemáticas que aqueja al país…
J.R.D.: En nuestro caso, en varios municipios en los que operamos tenemos grandes conducciones, algunas mayores a 45 kilómetros, que se encuentran intervenidas ilegalmente y de manera antitécnica, por diversos grupos, e incluso por finqueros para usos distintos al consumo humano. Esto hace que se registren grandes pérdidas y que se desestabilice el sistema antes de la llegada del agua a los municipios, lo que repercute muy negativamente en el servicio a los usuarios legales, porque básicamente los deja sin presión y sin agua. Es un problema de difícil ataque porque, aunque es un delito y existe una ley de defraudación de fluidos en Colombia, las denuncias que se interponen no prosperan. La verdad, no se conocen casos ejemplarizantes en este sentido.
¿Qué tan correcto y eficiente es el uso del agua en las comunidades donde operan?
J.R.D.: Ese ha sido un tema difícil. En ciertos municipios de la región Caribe, por ejemplo, como no había mucha continuidad del agua, los usuarios se habituaron a almacenarla. Internamente las instalaciones de las viviendas no estaban adecuadas y cuando llega el agua se producen grandes desperdicios. Tenemos un trabajo importante por delante en el tema de cultura en el uso eficiente del agua.
¿Y en el caso del alcantarillado?
J.R.D.: En muchos municipios no existe alcantarillado pluvial y cuando llueve, los ciudadanos levantan las tapas del alcantarillado, lo que hace que se arrastren escombros y hasta basuras dentro del mismo, taponando el sistema. Mantener las redes es una responsabilidad compartida que tenemos con los usuarios.
¿Qué medidas han tomado para evitar que el agua potable se pierda?
J.R.D.: La apuesta de Aqualia es por una intensa labor formativa de trabajo social, de educación y concienciación, explicando a las comunidades todo el ciclo del agua, y que comprendan todo el trabajo que se hace hasta que llega el agua, con calidad, a sus casas y de vuelta al medio ambiente. El agua potable no es infinita, es un bien escaso, y tiene un costo, hay que cuidarla.
El objetivo de estas campañas es que las comunidades se puedan apropiar y cuidar los sistemas que son los que les van a generar bienestar para ellos y para sus generaciones futuras de manera sostenible. Igualmente realizamos diferentes programas, como el de Mi Amigo el Medidor, con el fin de reducir la resistencia a su instalación, que realmente es en beneficio de todos. Hoy hay muchos municipios donde no es posible realizar la medición, y si no hay medición, se complica la detección de pérdidas y se desperdicia mucha agua.
¿Cómo valoran la cultura de pago en estos territorios donde prestan el servicio?
J.R.D.: Hacer que estos usuarios comprendan la importancia de pagar la factura del servicio del cual se benefician ha sido uno de los mayores retos. Se puede vivir sin teléfono o sin televisor, pero sin agua cómo. Por eso buscamos llegar a comunidades de escasos recursos con una tarifa que realmente sea la que puedan pagar, con el mejor servicio posible para sus comunidades, y nos hemos enfocado en explicarles que el servicio necesita de su granito de arena para que sea sostenible financieramente para ellos pues invierten en el presente y futuro de su servicio de agua.
¿De qué manera han estimulado esa conciencia?
J.R.D.: Como decía anteriormente, nos ha tocado hacer mucho trabajo social, con varios programas, como Aqualia al Barrio, con el que visitamos con regularidad los sectores donde operamos, para explicar a la comunidad cómo funciona el servicio, sus diferente fases y costes de mantenimiento y como se refleja dicho coste en la factura. Adicionalmente, organizamos visitas a las instalaciones de Aqualia. A través de estas iniciativas, queremos mostrar a los usuarios la necesidad de que el pago de la factura es importante para la sostenibilidad de su sistema.
¿Cuáles han sido los principales logros de su operación en Colombia?
J.R.D.: Han sido varios los avances que hemos obtenido en el país. Por ejemplo, en La Guajira, donde entramos a Riohacha en junio del año 2.023. Este municipio tiene limitación de fuentes de agua y cuando entramos a operar nos tocó hacerlo en época de sequía. El caudal que nos llegaba era insuficiente y el municipio contaba dos plantas desalinizadoras, que estaban abandonadas, una fuera de uso y la otra totalmente desmantelada.
Lo primero que hicimos fue rescatar esas plantas para poder aumentar el caudal y con esa agua pudimos llegar a barrios que llevaban más de cinco años sin agua. Trabajadores de Aqualia que viven en esos barrios eran felicitados por sus vecinos. A propósito de todo esto, nos enorgullece que el 98 % de nuestros trabajadores viven y son de las zonas donde operamos. Hoy somos una fuente de empleo para las regiones.
¿Qué lugares de La Guajira se beneficiaron?
J.R.D.: Otro gran logro que obtuvimos fue llevar agua a 2.000 usuarios de la zona rural en los corregimientos de Camarones y Matitas, que llevaban varios años sin el servicio. Hoy, después de seis meses, tienen un servicio con una buena continuidad y con lo principal, calidad de agua apta para el consumo.
¿En qué departamentos han logrado aumentar las capacidades de planta?
J.R.D.: En Cereté, en Córdoba, se incrementó la capacidad de la planta de tratamiento de agua, pasó de 550 a 700 litros por segundo para atender un crecimiento de usuarios no previsto. En Villa del Rosario (Norte de Santander) estamos igualmente ampliando la capacidad de la planta de tratamiento; y en San Antero (Córdoba), en un proyecto conjunto con los gobiernos departamental y municipal estamos incrementando la capacidad de tratamiento y de conducción.
Asimismo, estamos aumentando la capacidad de la planta de Tratamiento de Lorica y las conducciones de distribución desde la misma a varios municipios de Córdoba. Se están haciendo un gran número de inversiones que van a cambiar la realidad de los municipios donde tenemos presencia. El objetivo es llevar el servicio a estos municipios las 24 horas del día, los siete días a la semana.
¿Qué estrategias están soportando la sostenibilidad ambiental de la empresa?
J.R.D.: La sostenibilidad es uno de los pilares estratégicos del grupo. Somos Nativos Sostenibles. Nuestra actividad se basa en la triple sostenibilidad, ambiental, social y económica: buscamos un ciclo integral, que el agua la devolvamos en las mismas condiciones, sin producir subproductos dentro de las plantas que operamos, para reducir la huella de carbono en un modelo de economía circular.
Como personas que trabajan para personas, nos ocupamos de nuestro equipo con formación, seguridad, salud y ética en los procesos, y así dar lo mejor de nosotros a la comunidad a la que servimos. Esto se basa en un modelo eficiente y sostenible en lo económico, que mantenga y mejore constantemente la operación. Por ejemplo, estamos en estudios para implantar fuentes de energía alternativa, respetuosas ambientalmente y que hagan más eficiente los sistemas, pues es nuestro principal costo operativo, dado que la tarifa ha subido considerablemente en el país. Esos ahorros se reinvertirán en el sistema o redundarán en una tarifa mejor para el usuario.
¿De qué manera pueden contribuir a que el sistema sea financieramente sostenible?
J.R.D.: Las infraestructuras donde operamos tienen muchas necesidades, realizar todas las inversiones que hacen falta no deberían aplicarse vía tarifa, para no perjudicar al usuario, por eso buscamos el aporte de fuentes de financiación del gobierno nacional, departamentales o municipales, y junto con nuestra inversión desde Aqualia llevar a cabo las mejoras necesarias.
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