Educación
¿Cómo garantizar la educación en las zonas rurales? La lección que aprendieron 235 escuelas
Aunque la falta de conectividad en las regiones más apartadas del país para continuar la educación en casa fue el motor del proyecto Enlaces Educativos, las herramientas desarrolladas por profesores para profesores garantizan la enseñanza aún después del retorno a la presencialidad.
Más de 80 mil estudiantes y profesores de colegios en zonas rurales de Colombia se han visto beneficiados por una serie de cartillas pedagógicas que se crearon con el propósito de apoyar a los docentes, disminuir las brechas de la educación en los territorios más alejados y evitar la deserción escolar.
El proyecto Enlaces Educativos arrancó a principios de la pandemia, cuando once docentes de San Pedro de Urabá estaban necesitando material pedagógico para cubrir la falta de conectividad y de comunicación con los estudiantes. Un año y medio después, aunque ya se retomaron las clases presenciales, las cartillas se siguen utilizando y se convirtieron en una herramienta clave para más de 235 escuelas en el país.
La idea principal de Enlaces Educativos fue garantizar que, durante la pandemia, la educación llegara a las zonas rurales. Para lograrlo se creó material formativo que le permitiera a los estudiantes de bachillerato trabajar solos, sin depender de los profesores.
Lorena López, una de las fundadoras del proyecto, explica que las guías se pensaron para los estudiantes entre 10 y 16 años, por ser la etapa en la que se registra una mayor deserción. “Estas cartillas pedagógicas se crearon junto con los profesores de las regiones porque los ejercicios dependían de las necesidades de ellos. Además, se adaptan al contexto de cada lugar porque queríamos acercarnos a la realidad de las zonas rurales”, explica.
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Además de apoyar a los profesores y estudiantes de las zonas retiradas, la iniciativa les ha permitido visibilizar las brechas que hay en Colombia: solo el 16 por ciento de los estudiantes de zonas rurales tienen acceso a internet, y el 76 por ciento de los directivos y docentes no cuentan con recursos educativos en sus colegios.
En agosto de 2020 se publicaron las primeras cartillas de inglés, matemáticas, ciencias sociales, educación física, arte, ciencias naturales, lenguaje y tecnología, con el apoyo de Enseña por Colombia, Adiuvo y el proyecto Atarraya de la Universidad de los Andes. Para diciembre de ese año se tenía registro de 109 descargas del material, es decir, que 108 docentes y más de 23 mil estudiantes de 19 territorios las utilizaron para sus actividades.
Además de beneficiar a la comunidad educativa de San Pedro de Urabá, las cartillas se utilizan en Montecristo, Bolívar, y en Pijao, Quindío.
Aunque desde junio de 2021 los niños y jóvenes volvieron a sus salones de clase, las cartillas siguen siendo una herramienta indispensable. “En muchas de las plantas educativas faltan profesores de algunas áreas, es decir que un profesor de inglés también debe enseñar sobre matemáticas. En estos casos, las cartillas son un gran apoyo para los profesores que deben dictar más de una materia. Además, está demostrado que se necesitan 15 herramientas para que las clases se cumplan satisfactoriamente. En la educación rural de Colombia faltan 14. Por esta brecha, las cartillas potencializan el esfuerzo de los profesores”, explica López.
Kathia Paternina, docente de inglés, educación artística y matemáticas en Los Almendros, en San Pedro de Urabá, explica que en un principio decidió utilizar las cartillas para garantizar la continuidad de la educación de sus estudiantes. “Ahora, aunque mis estudiantes ya retornaron a las aulas de clase, las cartillas siguen siendo mis aliadas porque son una buena herramienta para reforzar la explicación de los temas. Este material me ha permitido mantener un hilo conductor siguiendo unos objetivos muy bien formulados”, añade.
Las cartillas pedagógicas son el resultado de un trabajo hecho por profesores para profesores. La iniciativa Enlaces Educativos ha motivado a cientos de ellos, que han manifestado su deseo de participar y aportar a la educación rural. A la fecha, han recibido más de 300 voluntarios para desarrollar el contenido y el modelo pedagógico del instrumento de formación. Adicionalmente, capacitan a docentes de las zonas rurales en habilidades pedagógicas para garantizar educación de calidad durante y después de la pandemia.