Día Mundial de la Leche

Crece el consumo de leche: entre crisis y cambios, la industria láctea se mantiene resiliente. “Estábamos en cuidados intensivos”

Entre altibajos en la producción, amenazas externas, cambios en el consumo y la presión de los costos, hay una red de actores comprometidos en transformar la industria láctea en Colombia. Precios justos y una infraestructura más moderna son los principales desafíos.

31 de mayo de 2025, 12:00 a. m.
Sobre su rol en el mercado de la leche, la empresa dejó claro que no produce leche, sino que la compra y comercializa a través de acuerdos con fabricantes.
La producción nacional de leche, que cayó de 7.414 millones de litros en 2022 a 7.097 millones en 2023, repuntó a 7.712 millones en 2024. | Foto: iStock

Desde siempre, la leche ha sido un alimento esencial en la mesa de los colombianos. Pero detrás de cada vaso servido hay una cadena productiva que atraviesa una coyuntura desafiante: caída en el poder adquisitivo, menor consumo, presión de las importaciones y un sector que, aunque comienza a recuperarse, aún busca estabilidad.

Hoy, la industria lechera en Colombia está en una etapa de transición. Luego de casi dos años de crisis por el aumento de los costos de producción y la caída del consumo, el sector empieza a mostrar señales de mejoría, aunque sin alcanzar todavía sus niveles ideales. La recuperación ha sido parcial y exige acciones conjuntas entre Gobierno, gremios y productores.

Según Óscar Cubillos, director de la Oficina de Estudios Económicos de Fedegán, “el sector lechero viene de estar en cuidados intensivos, pero ahora se encuentra en sala de recuperación, con una perspectiva mejor”. La producción nacional de leche, que cayó de 7.414 millones de litros en 2022 a 7.097 millones en 2023, repuntó a 7.712 millones en 2024. Sin embargo, este crecimiento en la oferta local –sumado a las importaciones– generó lo que algunos llaman una “crisis por abundancia”, que a su vez causó tensiones en los precios y la rentabilidad del productor.

Mejora el consumo

El impacto inflacionario sobre los alimentos básicos también dejó su huella en el consumo de lácteos. Entre 2021 y 2022, el precio de la leche aumentó de forma sostenida, afectando el bolsillo de los hogares y reduciendo la demanda. A medida que la inflación comenzó a ceder en 2023, el consumo mostró cierta mejoría.

Según Rafael Álvarez, CEO de Alquería, “el país tiene un gran reto: en 2024, el consumo promedio fue de 154 litros por persona al año, una mejora frente a los 147 litros de 2023, pero aún lejos de los 180 litros recomendados por la OMS y la FAO”. Esta brecha expone no solo un reto nutricional, también un enorme potencial para dinamizar el mercado interno.

Esta industria tiene un profundo impacto social: 619.478 familias dependen directamente de esta actividad en Colombia.
Esta industria tiene un profundo impacto social: 619.478 familias dependen directamente de esta actividad en Colombia. | Foto: Adobe stock

Pero más allá del bolsillo, también influye la percepción. Ana María Gómez, presidenta ejecutiva de Asoleche, aseguró que “factores como la desinformación nutricional y mensajes negativos en redes sociales han afectado el consumo”. En respuesta, Asoleche, junto con el Ministerio de Agricultura, desarrolló el primer gran estudio nacional sobre hábitos de consumo de leche, cuyos resultados ya se comparten con actores clave para orientar campañas de promoción más efectivas.

En medio de esta frágil recuperación, las importaciones de leche y derivados siguen siendo una piedra en el zapato. La leche importada, muchas veces a precios más bajos, compite con la producción nacional y genera presión sobre toda la cadena de valor. “No solo afecta al productor primario, sino a la sostenibilidad del sector en su conjunto”, advirtió Cubillos.

A este panorama se suma el bajo crecimiento económico. Aunque el PIB pasó de 0,7 por ciento en 2023 a 1,7 por ciento en 2024, las altas tasas de interés –por encima del 9 por ciento– siguen restringiendo el consumo y la inversión en el campo.

Frente a este escenario, la ministra de Agricultura, Martha Carvajalino, planteó una hoja de ruta centrada en tres pilares: valor agregado, formalización y competitividad. “Visualizamos una industria más alineada con los estándares internacionales, pero para lograrlo se requieren acciones coordinadas entre sector público, gremios y productores”.

Impacto social y ambiental

Más allá de su valor económico, esta industria tiene un profundo impacto social: 619.478 familias dependen directamente de esta actividad en Colombia. Boyacá, Cundinamarca, Antioquia, Nariño y Santander concentran la mayoría de los productores.

“Queremos una industria que no solo sea rentable, sino socialmente inclusiva”, reiteró el ministerio. Esa visión se conecta con la estrategia del Consejo Nacional Lácteo (CNL), que promueve medidas de competitividad como la internacionalización, el fortalecimiento de la sanidad animal y la búsqueda del “precio de indiferencia”, que permita a la leche nacional competir con productos importados en igualdad de condiciones.

Leche
En medio de esta frágil recuperación, las importaciones de leche y derivados siguen siendo una piedra en el zapato. | Foto: Getty Images

Frente a las limitaciones estructurales y los efectos del cambio climático, la investigación agropecuaria se ha convertido en una aliada clave. Hernando Flórez, investigador Ph.D. de Agrosavia, destacó avances en prácticas ganaderas más eficientes, adaptadas a eventos climáticos extremos como las sequías prolongadas y señaló que están “promoviendo el uso de tecnologías que mejoran la rentabilidad y sostenibilidad de los sistemas de producción lechera”.

Por su parte, Asoleche ha delineado una estrategia de largo plazo que busca romper con la lógica de respuestas reactivas ante crisis puntuales, como las “enlechadas” o los altos costos de insumos. La apuesta está en fortalecer la cadena con innovación, mejorar la oferta con valor nutricional y competitivo e incentivar el consumo desde la salud y la accesibilidad.