Especial Infraestructura
De 4G a 5G: así se transforma la infraestructura colombiana
El impacto de las concesiones de cuarta generación no solo se evidencia en menores tiempos de desplazamiento, la economía y el empleo mejoraron en las regiones. Ahora es el turno de las 5G.
“Hoy les propongo un negocio. Quiero compartirles una idea. Y es una idea que engloba un desafío de gran magnitud: construyamos –juntos– la infraestructura que le estamos debiendo a Colombia”. De esta manera, el 18 de septiembre de 2012 el entonces presidente de la República, Juan Manuel Santos, abrió el discurso de presentación del programa de Concesiones de la Cuarta Generación (4G) a inversionistas nacionales y extranjeros, con el que se propuso construir cerca de 30 proyectos viales por 30 billones de pesos.
Desde entonces han transcurrido más de 11 años. El desarrollo de este plan ha generado evidentes impactos en la economía del país y de las regiones en las que se adelantaron las obras. El punto de partida de este programa era subsanar el enorme retraso en la infraestructura del país. Según el reporte global de Competitividad 2012-2013 del Foro Económico Mundial, Colombia ocupaba el puesto 108 entre 144 países en el indicador general, el 126 en carreteras, el 129 en sistema férreo, el 125 en puertos y el 106 en aeropuertos.
En mayo de 2020, Fedesarrollo publicó un estudio en el que valoró los efectos positivos de la inversión en infraestructura sobre el PIB nacional, además de los impactos temporales como el crecimiento de la economía gracias a una mayor productividad, el incremento del empleo en obras civiles y el encadenamiento de sectores.
Hoy, según Luis Fernando Mejía, director de este tanque de pensamiento, son tres los aportes de este programa. “Primero, el crecimiento económico. En los cálculos que hemos hecho en Fedesarrollo, el impacto promedio puede estar sobre un punto del PIB e incluso, en un pico llegar a 1,5 puntos en el crecimiento. Además, tiene efectos de largo plazo cuando se desarrolla la obra civil y las inversiones para construir una carretera. Y otros indirectos en el mediano y largo plazo relacionados con el aumento de la competitividad gracias a una mejor infraestructura”.
Según su visión, estos beneficios también abarcan al mercado laboral y la pobreza porque con el crecimiento económico viene un aumento de la demanda de empleo y una mejora en las condiciones de vida de las personas. “Estamos hablando de 283.000 empleos en el pico de las inversiones en infraestructura y la reducción de un punto porcentual en la tasa de desempleo, lo que ayuda en un país con tasas de desempleo estructuralmente altas. Y relacionado con lo anterior, la tasa de pobreza puede caer en medio punto porcentual y en un pico puede llegar hasta 0,8 puntos. Hablamos de 246.000 personas que pueden salir de la pobreza producto del impacto positivo de estas obras de infraestructura”, aseguró.
Trayectos más cortos y rápidos
De acuerdo con José Stalin Rojas, director del Observatorio de Logística, Movilidad y Territorio de la Universidad Nacional, “las vías 4G disminuyen los costos y tiempos logísticos. Es evidente que antes los tiempos de desplazamiento eran altos y con riesgos, pero con su construcción se promovió el aumento de la velocidad promedio del traslado de carga por carretera y de pasajeros”.
El académico planteó que en este proceso se ha generado un impulso en las cadenas productivas relacionadas con la actividad constructiva como, por ejemplo, la del asfalto, metalmecánica, acero y hierro. Además, destacó que “la construcción de las vías 4G demanda empleo calificado y no calificado, lo que hace que el pago de salarios y proveedores nacionales dinamicen la economía internamente”.
Para Emmanuel Cáceres de Kerchove, socio gerente de BONUS Banca de Inversión S.A.S., una firma que actualmente participa en la segunda fase del proyecto del Metro de Bogotá, la disminución en los tiempos de desplazamiento en los principales corredores del país es la mayor contribución de este modelo y puso como ejemplo Antioquia.
“Ir de Medellín a la salida al mar por el Urabá era un trayecto de diez horas, pero con la culminación de los Proyectos Mar 1 y Mar 2, y del túnel Guillermo Gaviria Echeverri, antes conocido como el Túnel del Toyo, disminuye unas cuatro horas. Es decir, el 40 por ciento del tiempo”, aseguró. Esta dinámica genera una reducción en los costos de la operación vehicular porque se gasta menos combustible y hay una menor degradación de los vehículos. Esto, a su vez, promueve impactos favorables al medioambiente gracias a la reducción de las emisiones contaminantes.
El financiamiento
La obtención de recursos para el desarrollo de este tipo de proyectos es otra faceta ganadora de las concesiones de cuarta generación en el país. Según Francisco Lozano Gamba, presidente de la Financiera de Desarrollo Nacional (FND), “la financiación de las 4G marcó un hito en la industria del financiamiento de proyectos en Colombia. Previo a estos cierres financieros, los créditos que se usaban eran de tipo corporativo y no se tenían los estándares que hoy ya se han vuelto comunes y que permitieron la entrada de nuevos financiadores al mercado”, aseguró.
Este modelo, detalló, promovió en el país el nacimiento de la financiación bajo esquema project finance y la creación, transformación y consolidación del FDN como banco de desarrollo para la infraestructura. Desde su nuevo rol, esta institución ha comprometido 5,75 billones de pesos para proyectos en carreteras y 2,47 billones de pesos para puertos, movilidad sostenible, desarrollo urbano y servicios públicos.
“Hoy tenemos más de 35 financiadores, además de inversionistas institucionales a través de emisiones de bonos. Las 26 financiaciones de 4G y 5G conseguidas a la fecha por alrededor de 42 billones de pesos tienen una participación de la FDN del 13 por ciento, la banca local con 29 por ciento, la banca internacional y multilateral con 30 por ciento, los institucionales 16 por ciento y fondos de deuda 12 por ciento”, indicó.
Desde 2016, cuando se produjo el primer cierre de 4G, las inversiones anuales en este campo han rondado entre 8 y 9 billones de pesos y su origen ha sido, principalmente, de Colombia, China, España, Austria, Francia, Inglaterra, Ecuador, Perú y Portugal. Gustavo Martín Ibarra, presidente de Araújo Ibarra, consultora en comercio exterior, advirtió que la infraestructura responde a las necesidades del sector del petróleo y gas, pero no de los productos no tradicionales. Para lograrlo es necesario potenciar el sistema férreo en el oriente del país y montar más zonas francas, entre otras acciones.
“La red de carreteras 5G que deben conectar a las ciudades mediterráneas con el comercio internacional será otro de los presupuestos para brindar la infraestructura que requiere el país y así avanzar a su nueva internacionalización”, concluyó.
Tarea pendiente
De acuerdo al economista Juan Daniel Oviedo, exdirector del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane), urge que el Gobierno Gustavo Petro “invierta, ejecute, desarrolle las obras de infraestructura que necesita hacer el país. Todavía tiene en el espacio”, dijo., para que se genera más empleo, crecimiento y competitividad, “y que podamos tener una dinámica exportadora mucho más importante”.
“El sector de obras públicos es el principal sector que nos da señales de la dinámica de la inversión pública. Por por cada 100 pesos que las obras públicas agregaban valor en la economía colombiana antes de la pandemia, hoy solamente se generaran 5, según el más reciente resultado del PIB del tercer trimestre de 2023″, señaló el ex director del Dane. Esto quiere decir, según el economista, que el país tiene las obras civiles funcionando a media marcha, (con respecto a lo que ocurría antes de la crisis sanitaria).